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Ciclo económico de raíz política

Por Diana Mondino

Especial

Los ciclos económicos de raíz política son un tema muy estudiado por economistas teóricos, a la vez muy malinterpretado por los medios y muy abusados por los políticos. Se estudia la fluctuación en la economía como resultado de la intervención política, haciendo uso de diferentes herramientas. En realidad, el término ciclo político de la economía se utiliza fundamentalmente para describir el estímulo a la economía antes de una elección para mejorar las perspectivas del gobierno ya establecido para favorecer su reelección. La economía se somete aún más que de costumbre a las necesidades políticas de corto plazo.

Al menos en teoría, las políticas monetaria y fiscal expansivas pueden tener consecuencias positivas de corto plazo, estimulando el empleo, el crecimiento y algunas mejoras en servicios públicos. Sin embargo, esas mismas políticas, rara vez tienen éxito duradero. O peor, pueden tener consecuencias desagradables en el largo plazo, tales como acelerar la inflación o acelerar problemas en la balanza comercial. Como siempre el “timing” es decisivo: definir por cuanto tiempo son beneficiosas y cuanto falta para que empiecen a generar más problemas que los que solucionaron.

Uno de los economistas que estudió este tema es Micha Kalecki (1899-1970). Era polaco y se especializó en macroeconomía. Desarrolló simultáneamente gran parte de los principios que sostendría John M. Keynes, pero al estar escritos en polaco estos no fueron muy conocidos en esos años. Es considerado como uno de los más grandes economistas del siglo XX. En 1943 escribió “Aspectos políticos del pleno empleo”,  en una revista de análisis políticos.

Ni Keynes ni Kalecki estaban considerando ni remotamente un escenario económico como el nuestro. Pensaban que el gobierno podía tomar deuda para realizar obras y repagaría esa deuda con la mayor recaudación que surgiría tanto del mayor empleo y consecuente consumo que generarían tanto las obras en sí mismas, como de la mayor producción privada posterior.

Sin embargo, la situación argentina es muy diferente por varias razones. El gasto público es de diferente naturaleza ya que no se dedica a obras que contribuyan a mayor productividad en el futuro, sino a gastos corrientes, fundamentalmente sueldos y jubilaciones. Tampoco se financia con deuda sino con emisión.

Los recientes anuncios de más gasto en subsidios de todo tipo pueden estimular transitoriamente el consumo o generar una ilusión de prosperidad. Desde el punto de vista político la intención es lograr más votos. Aún cuando así fuera, genera múltiples problemas y afectarán notablemente los temas políticos. 

La ayuda prevista solo puede ser provista con emisión monetaria, ya que no hay posibilidad de mayor endeudamiento por parte del Tesoro. Esa emisión será luego reabsorbida por el Bcra a través de Leliqs por las que luego se paga interés. Como el Bcra no genera fondos por sí mismo, sólo puede pagar esos intereses con aún mayor emisión: una bola de nieve. Tanto las Leliqs como la emisión son pasivos, y como en cualquier entidad su activo ha de ser igual a su pasivo, pues quedan entonces dos caminos: correr el riesgo que el patrimonio neto sea negativo o una devaluación importante de las reservas para mantener esa igualdad. Hay entonces otro problema: si fuera cierto que las Leliqs se están licuando contra la inflación... mala política monetaria es aquella que está pensando en perjudicar deliberadamente a los ahorristas, los verdaderos dueños de las Leliq. Hay incentivos contrapuestos: más inflación para licuar la deuda o menos inflación para que todos vivamos mejor.

Para no devaluar, deberían continuar el estricto cepo y control de importaciones, con lo que se estrangula la industria. Menos producción y más dinero en la calle también implica más inflación. Además, como las Leliq pagan un interés de 38%, mantener el actual precio del dólar da una tasa implícita en dólares de 38%. Una tragedia. Si por el contrario se devalúa para licuar las Leliq, hay otros efectos nocivos. En una palabra, otorgar más subsidios y planes en base a emisión para luego absorberlo con Leliqs es carísimo. Licuarlas es perverso por el efecto sobre dólar e inflación.

Las medidas propuestas ante la urgencia por las próximas elecciones y los problemas económicos adicionales que generarían podrían llevar a un desgaste aún mayor del poder político, que solo podría mantenerse con más cepos y restricciones varias (de precio, prohibiciones de exportar o importar, etcétera). Esto deterioraría aún más el poder político. Estamos ante un ciclo político de raíz económica. La taba se dio vuelta.

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