José Luis Zampa
Chajarí, una pujante ciudad del noreste entrerriano, fue una vez más el epicentro de los apasionados por los automóviles de época gracias a un encuentro sin parangón, al que concurren tripulaciones de distintos puntos del país y de la vecina República Oriental del Uruguay.
Se trata de la décima edición del Encuentro de Autos de Época organizado por la agrupación chajariense, que de esa forma anotó un nuevo logro en materia de convocatoria gracias a la perseverante labor de sus integrantes, sus familias y firmas que colaboran para que el programa de actividades (que se extiende durante tres días) se cumpla con éxito en cada oportunidad.
En esta ocasión más de 70 vehículos de distintas generaciones acudieron a la invitación, que contó también con el apoyo de dos municipios: el anfitrión Chajarí, que aportó sus lugares de concentración más emblemáticos como la antigua estación ferroviaria y el parque termal, y Mocoretá, que fue el destino principal del paseo realizado por las máquinas de otros tiempos el sábado 29 de octubre, en el segmento central del periplo.
Cenas de camaradería los días viernes y sábado, además de tenidas gastronómicas durante el trayecto, fueron la oportunidad para intercambiar experiencias en animadas charlas fierreras y recordar a los pioneros que hicieron posible este encuentro que ya es un clásico de Chajarí, pues convierte a la “Ciudad de Amigos” en un auténtico museo a cielo abierto durante un fin de semana en el que los vecinos y turistas pueden tomar contacto directo con máquinas centenarias en plena acción.
Porque de eso se trata: ver automóviles exóticos, únicos, verdadero incunables de la historia de la automoción mientras despliegan su musculatura mecánica en las calles y las rutas de la zona, incluso al momento de conectar las provincias de Entre Ríos y Corrientes a través de la autovía 14, mediante una caravana que es motivo de sorpresa incluso para los automovilistas que surcan esa vía de comunicación.
De pronto, quien coincide con el encuentro de autos de época, puede encontrarse en medio de la carretera con excelsos ejemplares de Ford T, Ford A, Packard 38, Chrysler 26 Roadster y por supuesto coupés Ford y Chevrolet de la era posvintage, además de Torino, Ford Falcon, Chevy, Rambler Ambassador, distintas versiones de Peugeot y hasta clásicos uruguayos desconocidos en la Argentina como un Opel Rekord y un sorprendente Toyota Publica 700, compacto japonés de los años 60 que nunca llegó a comercializarse en nuestro país.
¿Para qué sirven estos encuentros? Es simple: para que los apasionados por los autos antiguos puedan dar rienda suelta a un hobby tan atrapante que moviliza a la recuperación y conservación de joyas mecánicas cuya misión es transformarse en mensajeros del tiempo. Gracias a esta actividad las actuales generaciones pueden conocer, en vivo y en directo, de qué manera las familias, los trabajadores, comerciantes e incluso deportistas de hace cien años cumplían con trayectos por caminos prácticamente inexistentes, sin más confort que un asiento, un volante y una ventanilla abierta.
Ese es el sentido humanístico de cuidar y atesorar como oro en polvo los vehículos que nuestros ancestros utilizaron para ganarse la vida, de modo que una vez transcurridas las centurias, sirvan como máquinas del tiempo para que los futuros habitantes de esta comarca planetaria a la que llamamos tierra comprendan que hubo una época en la que el automóvil con motor a explosión fue una de las principales herramientas para el progreso.
Después de dos años
Los organizadores del encuentro realizado en Chajarí recibieron a los aficionados del mundo clásico después de dos años de parate obligado por la pandemia. Es decir que la décima edición de este cónclave estuvo cargada de emociones relacionadas con el reencuentro y algunas ausencias muy sentidas. Es el caso de don Enrique Tentor, fundador de la Agrupación de Autos de Época de Chajarí, quien falleció tiempo atrás y fue homenajeado mediante la entrega de un testimonio de agradecimiento a su esposa. Otra pérdida que se sintió, y mucho, fue la de un asiduo participante del encuentro chajariense, un abanderado del conservacionismo automotriz como don Jorge Vertiz, amigo personal de quien esto escribe y exmiembro del club de autos clásicos de Corrientes. Ambos fueron recordados con cariño por los presentes, en especial por los anfitriones, entre los que se destacan Napo Sirtori (cabeza emblemática de la agrupación local), su hija Julieta, Dante Dalsoto, Sergio Britos Vila, Paola Farina, Ariel Fernández, Hugo Rubinich, José “Polaco” Oliver y tantos amigos entrañables que siempre aguardan con los brazos abiertos.