Vuelve la Dax, la moto fetiche de los jóvenes

José Luis Zampa

Una de las minimotos más populares del mundo y sin dudas el fetiche de los jóvenes argentinos de hace 30 años vuelve al ruedo. Se trata de la Honda Dax, que vuelve a ser producida y comercializada por la casa japonesa en una apuesta por lo minimalista, como opción urbana de transporte y recreación. La Dax, denominación que viene a ser un apócope anglosajón de la raza canina Dachshund (el perro salchicha), llegó a la Argentina a fines de la década del 70 gracias a la apertura importadora de aquellos años, pero comenzó a producirse en Japón diez años antes, como una evolución de la Monkey 50, modelo pensado para principiantes.

El singular éxito de su antecesora impulsó a la compañía creada por Soichiro Honda a diseñar una minibike similar, pero con mayor cubicaje y para transportar dos personas. Nació así la Honda Dax, con un motor de 70 centímetros cúbicos, caja de tercera con embrague automático y una robustez estructural sobresaliente gracias a su bastidor en forma de “T”, del que pendía el impulsor monocilíndrico, apoyado por ruedas anchas de apenas 10 pulgadas, lo que indicaba que el usuario estaba ante una máquina de buen torque pero escasa velocidad final (no más de 70 kilómetros por hora).

La Honda Dax significó el sueño dorado para miles de jóvenes argentinos, muchos de los cuales pudieron disfrutarla usada, ya que su calidad de fabricación era sobresaliente, al punto de que soportaba las más duras exigencias y era común verla transitar con soltura sorprendente en médanos, playas y caminos de superficies irregulares.

No era una minicross, pero sí una minitrail, es decir, una moto concebida para afrontar terrenos mixtos, con amplio recorrido de suspensión y un motor indoblegable que arrancaba al primer golpe de patada (en el caso de las primeras ediciones) o en el primer intento de accionamiento del botón “Start” (en el caso de las ediciones que comenzaron a llegar en los años 90, equipadas con arranque eléctrico).

Con el correr de los años, las Dax japonesas (y también algunas norteamericanas que llegaron en los 90) comenzaron a convivir con sus clones chinos, ya que en 1999 Honda Motor Company decidió vender sus patentes y derechos a compañías del país vecino que se dedicaron a imitar el mítico modelo, a veces con buenos resultados y otros no tanto.

La versión china más reconocida (y la única autorizada a utilizar el nombre Dax) fue la que ensambló en el país Mondial, una reproducción prácticamente idéntica que se caracterizó por virtudes similares en el tránsito urbano. Después de ella vinieron decenas de recreaciones con todo tipo de denominaciones y marcas, la mayoría de las cuales pasaron rápidamente al olvido debido a falencias diversas por una razón crucial: el parecido era solamente estético, pero el control de calidad, nulo.

Toda esa historia está a punto de revivir de la mano del fabricante nipón, que ya oficializó a la prensa especializada el lanzamiento inminente de la nueva Dax, con la misma apariencia de siempre pero con mejoras tecnológicas y de seguridad notables. Para empezar, la vieja ST70 pasa a denominarse ST125, en referencia al aumento de cubicaje del motor, que llega con caja de cinco marchas, arranque eléctrico e inyección electrónica.

También se vienen los frenos a disco asistidos por ABS, encabezando numerosas mejoras en la parte ciclo, entre ellas, las ruedas de 12 pulgadas. Lo más importante es que se conserva la esencia imperecedera del modelo, a través de detalles como, por ejemplo, el escape curvo por encima de la rueda trasera, el chasis en forma de “T”, el manubrio elevado y los colores alegres que siempre caracterizaron a esta simpática amiga de dos ruedas.

En los catálogos europeos de la marca el modelo comenzó a aparecer en los últimos días, es decir que se avecina un éxito de comercialización debido a la gran cantidad de fanáticos del modelo. 

En cuanto a los precios, la nueva Dax se podrá conseguir por unos 4.200 euros, lo que en la cotización del devaluado peso argentino convierte a esta mítica motocicleta en un artículo de lujo en nuestras latitudes.