José Luis Zampa
¿Puede un automóvil soportar el peso de un tanque de guerra de forma tal que su conductor sobreviva a tamaña prueba de resistencia? Las imágenes de la guerra provocada por la invasión rusa a Ucrania indican que sí, pero como no todo es lo que parece, en esta columna nos enfocaremos en algunos detalles del episodio que conmovió al mundo en los primeros días del conflicto: un vehículo militar con ruedas de oruga literalmente aplastó a un sedán ucraniano que se desplazaba en dirección opuesta.
Empecemos por el dato de que el señor que conducía el auto arrollado, aunque con heridas de consideración, fue rescatado por transeúntes. Si el conductor quedó con vida y no solo eso, estaba consciente al momento de ser asistido, podemos decir que prima facie es posible que un automóvil convencional resista tremendo pisotón. No precisamente indemne, pero sí lo suficiente como para generar una cápsula de supervivencia que albergue a su ocupante.
Ese es uno de los puntos clave del incidente que nos ocupa: todos los autos tienen espacios en sus habitáculos que podrían servir como cubículos de protección para sus tripulantes en caso de un aplastamiento como el que se observó en el video viral. Es decir que bastaría con que la persona que va sentada al volante, segundos antes de quedar bajo el panzer, atine a inclinarse sobre su derecha para proteger su cabeza y torso, aunque el techo del vehículo resulte compactado.
Es justamente lo que hizo el conductor del automóvil ucraniano. Es por eso que en las imágenes de su rescate se lo puede observar recostado hacia la zona central del habitáculo, apoyado en su codo derecho, mientras los rescatistas buscan liberar sus piernas (posiblemente atrapadas en la pedalera) con barras y otros rudimentos por el estilo.
Sin embargo, a la pregunta de si un auto puede proteger a su ocupante al ser atropellado por un tanque, debemos responder depende. Por empezar, el vehículo civil siniestrado era de una calidad estructural muy pobre, ya que fue diseñado a principios de los años 90 por la marca rusa Lada, que en esa época no se caracterizaba por cuidar la seguridad de los usuarios.
Se trata de un Bogdan 110, un sedán del segmento “C” con motor 1.6 que la compañía ucraniana del mismo nombre fabrica en ese país bajo licencia de la rusa Lada. Es decir, un modelo obsoleto para lo que estamos acostumbrados a consumir en el mundo occidental, producido por y para los países situados al este de la excortina de hierro.
Aun así, del Bogdan emergió su conductor y vivió para contarlo, lo que nos lleva a analizar al otro protagonista de la colisión entre estos David y Goliat mecánicos: el blindado. Hay que aclarar que no era un tanque de guerra o un panzer con todas las de la ley, sino una transición entre los viejos cañones antiaéreos a remolque de los años 50 y los actuales sistemas autotransportados. En concreto, el vehículo que pasó por encima del auto era un blindado antiaéreo Strela 10, de fabricación rusa pero al servicio del ejército ucraniano.
El Strela 10 es un vehículo que entró en servicio a mediados de los años 70, es decir que corresponde a la era de la Unión Soviética, por lo que todos los países miembros de aquel conglomerado de naciones comunistas pudieron incorporarlo. Con el correr del tiempo, caída la Urss, Rusia renovó su tecnología militar y dio de baja a la línea Strela, pero no Ucrania, que la mantuvo en servicio hasta el día de hoy, en plena guerra.
Es así como el Strela 10, que integraba un convoy ucraniano que era atacado por un comando ruso en la región de Obolón, terminó encima del Bogdan 110. Dos productos de la ingeniería rusa en manos de ucranianos, paradójico en medio del enfrentamiento que hoy separa a estos países hermanos.
Conclusión: para responder con conocimiento de causa al interrogante de si un auto aguanta el peso de un tanque, hay que aclarar que el sedán conducido por el anciano ucraniano tuvo la “suerte” de ser embestido por un blindado de menor porte, ya que el Strela 10 pesa poco más de 12 toneladas, mientras que un tanque ruso de la actualidad supera fácilmente las 45 toneladas de peso.
¿Qué hubiera pasado si en vez de un blindado de 12.000 kilos el auto era aplanado por un tanque cuyo peso fuera cuatro veces mayor? Posiblemente estaríamos hablando de otro desenlace, sin sobrevivientes.