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Los autos hablan: inferioridad argentina en Malvinas

Cuando las tropas argentinas desembarcaron el 2 de abril de 1982, se inició un conflicto armado que tuvo como característica dos caras de una misma moneda: las muestras de heroísmo de nuestros soldados 
y la insuficiencia de los medios mecánicos que tuvieron a disposición.
 

Por El Litoral

Sabado, 02 de abril de 2022 a las 01:00

José Luis Zampa

A 40 años del intento argentino por recuperar Malvinas a sangre y fuego, los autos utilizados por las fuerzas de nuestro país en las islas hablan a través de la historia para certificar una verdad dolorosa: las tropas enviadas por la dictadura militar al archipiélago estaban en desventaja por carecer de medios tecnológicos y logísticos.
Si los efectivos argentinos del Ejército, Fuerza Aérea, Marina y Gendarmería lograron proezas bélicas reconocidas por los propios británicos, fue gracias a las demostraciones de coraje (tanto individuales como colectivas) que suplieron las falencias estructurales de un conglomerado militar que no estaba preparado correctamente.


Los vehículos que equiparon a la avanzada argentina lo demuestran. Sin contar los blindados de oruga (algo sobre lo cual no profundizaremos en este informe, que se concentra en transportes con ruedas de caucho), la flota rodante integrada por camionetas, jeeps y camiones de bandera nacional mostró ineficacia para sortear las dificultades de los caminos más escarpados del teatro de operaciones.
Sin embargo, durante los días que se extendió el dominio argentino en las islas (hasta la llegada de la flota inglesa) fueron incautados varios todoterreno Land Rover Defender, más aptos que cualquier otro medio automotor para circular en la zona, al punto de que los restos del recordado capitán de fragata Pedro Giachino (el primer argentino abatido en Malvinas) fueron transportados hasta el hospital de Puerto Argentino a bordo de un Land Rover idéntico al que por entonces utilizaba la Reina Isabel de Inglaterra.


Por lo demás, los batallones del Ejército y la Armada se movilizaron en jeeps Mercedes Benz 230G (realmente irrompibles pero con un porte insuficiente para enfrentar las superficies más difíciles), tres jeeps Volkswagen Iltis pertenecientes a la Fuerza Aérea y una decena de camionetas Ford F100 y Ford F250, además de algunas Dodge 200 con tracción doble y los infaltables Mercedes Unimog.
 A ellos se sumaron para el desplazamiento de tropas camiones de seis ruedas motrices REO M-35 y las ambulancias Dodge 615 (ambos desarrollados por fábricas estadounidenses en la década del 40 y 50, pero de larga vida útil).
Como rareza, los altos mandos argentinos transportaron a las islas Malvinas un Ford Falcon rural que ni siquiera estaba camuflado. El auto conservó su color azul metalizado y correspondía a la versión estándar, con motor de tres litros y caja de tercera de selectora al volante. Fue utilizado por los oficiales argentinos hasta el momento de la rendición, el 14 de junio de 1982, después de 74 días de conflicto y bajas que en ambos bandos ilustran la supremacía del aparato militar británico: 255 ingleses y 649 argentinos muertos en combate.


Las fuerzas vencedoras tuvieron a disposición, además de armas y dispositivos militares de última generación, vehículos de prestaciones superiores. Citamos tres ejemplos: tractores Volvo BV 202 aptos para vadear ríos hasta sumergirse por completo al mismo tiempo que tiraban de tráilers con baterías antiaéreas, camiones frontales Land Rover 101 (con ángulos de ataque sobresalientes, incluso para trepar por riscos) y el clásico de clásicos entre los 4x4 globales: Land Rover Defender.
La guerra iniciada el 2 de abril de 1982, hace exactamente 40 años, fue una demostración de valentía de quienes perdieron y arriesgaron sus vidas en el territorio insular que al día de hoy permanece como dominio de ultramar conquistado en el siglo XIX por la corona británica. Al mismo tiempo, a juzgar por el material que se puso a disposición de los soldados argentinos, fue una lamentable aventura bélica signada por la improvisación.

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