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Increíble caso de abducción en La Pampa

El 2 de marzo del 2006 a las 21,30 se habría producido un espectacular caso de abducción a un integrante de la fuerza policial, el cabo Sergio Pucheta, de la localidad de General Pico, La Pampa, en medio de una recorrida de rutina cuando le sucedió el hecho. El agente integraba la División Abigeato y se desplazaba a bordo de una moto Honda 150.
Impactante. Así habría sido la abducción del cabo Pucheta en La Pampa.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Ese día, la rutina de Pucheta había cambiado levemente porque un camarada le pidió que cubriera parte de su jurisdicción porque era su día de descanso. El cabo Pucheta inició la ronda a las 19,30 y llevaba recorridos unos 80 kilómetros hasta que llegó a un lugar conocido como “El cruce de las Cañas”. En ese punto observó entre el monte un extraño resplandor. Pensando que podían ser cazadores furtivos detuvo el vehículo, se sacó el casco y descendió de la moto. 

Caminó por el lugar, pero no pudo ver ni escuchar nada, hasta que pocos minutos después cuando ya se disponía a subirse a su moto, aparecieron dos extrañas luces rojas que inmediatamente lo encandilaron y lo paralizaron. Las luces estaban a unos 50 metros de distancia del agente. A pesar de tener 31 años, un excelente estado físico y gran capacidad y experiencia por cursos realizados, la situación lo sorprendió. No tuvo tiempo de desenfundar su arma ni atinó a ninguna otra reacción. Solo podía mover sus manos, un extraño cosquilleo recorría su cuerpo. 

Unos segundos después se encontraba desarmando el handy, la pistola y el celular. Él no recuerda en qué momento realizó esa acción y mucho menos porqué. Desesperado llamó a Marcelo Villegas, a quien reemplazaba en el patrullaje y le dijo: “Venite para Las Cañas, vos sabés lo que pasa” y se cortó la comunicación. Villegas comunicó la novedad al teléfono de emergencia  101 y a los 10 minutos ya estaba el jefe del  Comando Radioléctrico en el lugar.

Detalles

En la punta enorme del cañaveral, de unos 800 metros, encontraron la moto abandonada, un poco más allá estaba el handy desarmado, como así también la pistola, todos los elementos estaban dispersos por la zona. Estaba todo, pero Pucheta no, al parecer se lo había tragado la tierra. 

Por lo llamativo del caso se dispuso montar un cerco perimetral para preservar el lugar y se da aviso a todos los móviles disponibles para que buscaran al agente desaparecido. Un grupo de policías comenzó a caminar a campo traviesa, siguiendo las huellas de Pucheta. La distancia entre huella y huella comenzó a distanciarse. Un metro, dos metros, hasta llegar a siete metros. Pucheta dijo, tiempo después, que sintió como si lo agarraran y tironearan y lo llevaran para arriba. 

Toda la fuerza policial con su jefe a la cabeza estaba buscando a este policía que había desaparecido en extrañas circunstancias. A las 2 de la mañana comenzó a llover y una fuerte tormenta azotó la zona, complicando más todo, especialmente por el viento que borraba las huellas. Al otro día, a las 16 aproximadamente y en un lugar conocido como El Triángulo, el cabo Pucheta apareció. Esto ocurrió a unos 30 km de donde había sido visto por última vez. Lo encontró el dueño del campo, señor Luis Alberto Barbero. 

El hombre asegura que a esa hora y al llegar a ese lugar, encontró sobre el costado del camino vecinal de tierra, a un hombre vestido tal como había desaparecido, sentado y con el rostro oculto entre sus brazos.

Barbero intentó comunicarse con el policía, pero éste no contestaba, en ningún momento emitió ninguna palabra. Como el hombre no reaccionaba ni respondía a sus requerimientos, llamó con su teléfono celular al número de emergencias. Unos minutos después llegaron al lugar todas las unidades de la zona, atrás la ambulancia y al rato los distintos medios periodísticos. Dijo Pucheta que algo dentro de su cabeza le decía “si te quedás acá te venimos a buscar de vuelta”. Poco a poco el joven cabo fue incorporándose. Cuando pudo pararse solo atinó a abrazarse a su superior, el comisario inspector Roberto Ayala, y se quebró en un llanto desconsolado e incontenible. 

Al llegar al centro asistencial detectaron que tenía los pies con algún tipo de quemadura, con ampollas y en el medio de éstas, pequeños puntitos. Pucheta insistió en todo momento en que lo llevaran a una habitación sin luz, porque ésta le hacia doler mucho la vista. Esa fotosensibilidad o fotofobia le duró algún tiempo.

Hipótesis y conclusión

Después vino la investigación, un sumario y finalmente la baja del servicio. En mayo del 2013, por resolución 383, Pucheta fue pasado a retiro obligatorio porque desde el momento del incidente no pudo volver a trabajar debido al trauma generado por la experiencia. La desaparición del cabo Pucheta es hasta hoy un misterio. Todo hace pensar que lo más probable es que se trate de una abducción, de las que tanto se ha hablado en todo el mundo. 

En confianza, Pucheta cuenta sobre imágenes vagas de esa noche, que veía el campo desde arriba, como que él estaba a bordo de algo (posiblemente una nave) y que veía cómo todo se iluminaba mientras iba pasando. Recuerda que cuando apoyaba los pies sentía mucho calor, como algo muy caliente (esto sería la causa de las quemaduras que fueron halladas en sus pies). 

Asegura que no quiere pasar nunca más por lo mismo y que todavía hoy sigue evitando ir al cruce de Las Cañas. Refiriéndose al hecho en sí comenta que tiene miedo de volver al mismo lugar y que le pase lo mismo.

Hay muchos casos similares en todo el mundo, con características casi idénticas, como la fotosensibilidad, el miedo, las marcas de quemaduras en sus  pies y es muy probable que le hayan extraído sangre quizás para estudios genéticos, ya que le detectaron unos puntos como pinchazos en los brazos y piernas, aunque él no recuerda precisamente el porqué de estas marcas. 

En fin, un caso más de las miles de abducciones que han habido y hay en todo el mundo, aunque los gobiernos las siguen negando obcecadamente.

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