José Luis Zampa
El departamento Castellanos en general y la ciudad de Rafaela en particular, conforman un mosaico de cultura fierrera al que constantemente abrevan los apasionados por el deporte motor, entre ellos los cultores de la regularidad, disciplina automovilística que volvió a demostrar sus cualidades en el marco de los 25 años del Club de Automóviles Antiguos de Rafaela (Caar).
Hasta allí viajó la representación correntina, a fin de formar parte de los aproximadamente 60 vehículos históricos que largaron desde la plaza central rafaelina, para recorrer —cronómetros en mano— unos 120 kilómetros entre varias localidades de la zona y de ese modo certificar varios preceptos del mundo clásico: la pasión por las máquinas de otros tiempos sigue creciendo y echa raíces en las nuevas generaciones, la camaradería entre las tripulaciones es una constante que permite cultivar la amistad en todo momento y, finalmente, que viejos son los trapos.
Autos con más de 110 años de existencia, como un fantástico Imperia roadster de origen belga, fueron parte de la prueba, que tuvo entre sus participantes a dos pilotos históricos del automovilismo nacional: Jorge “Nene” Ternengo y Angel Monguzzi, quienes se hicieron a la ruta a bordo de un majestuoso XK8 roadster de los años 90 (un gran clásico contemporáneo).
Párrafo aparte para el auto más impresionante del encuentro: un Stoddard Dayton Touring de 1912, perteneciente al presidente del Caar, Héctor “Pianta” Platini, quien lo presentó en la exposición realizada durante la semana previa al Rally de Regularidad en los salones de la Sociedad Rural de Rafaela. Allí compartió sitial con otros maravillosos exponentes como Rolls Royce, Cadillac de los años 30, Jaguar de distintas épocas (entre ellos un coupé perteneciente a la colección de Jorge Anadón), Oldsmobile, Hudson y distintas versiones de Ford, Chevrolet, Fiat y hasta un fantástico camión Ford AA.
La presencia correntina llegó con un Ford T speedster del año 1919, con preparaciones para competición realizadas en la época en que el auto corría en categorías primigenias del automovilismo argentino. También estaban las baquets de la familia López-Canebes (Chevrolet de 1930) y de Jorge Yossen (Ford A con carrocería biposto de aluminio, una artesanía rodante), además de numerosos referentes de la era vintage y postvintage, especialmente Ford A, un bello Playmouth roadster venido de Colón (Entre Ríos) y un Ford 1934 V8 idéntico al modelo que utilizaran Bonnie & Clyde, propiedad de Raúl Cerutti.
El viaje emprendido por quien esto escribe, desde Corrientes capital y con el Ford T “Vampiro” en tráiler, sirvió para apreciar la excelencia que desde siempre caracteriza al Caar en materia de organización. Las tres jornadas compartidas (desde el viernes 2 al domingo 4 de septiembre) tuvieron aventura, competencia, diversión y también buena música, ya que durante las cenas ofrecidas tanto en la Rural como en la sede del club rafaelino estuvieron presentes artistas de distintos géneros, incluida la lírica.
Antes del regreso se llevó a cabo la prueba de habilidad conductiva en el mítico autódromo de Rafaela, oportunidad en la que se sirvió un cóctel en consonancia con el momento de la premiación. A continuación, los resultados:
Categoría Veteranos: 1º Zampa (Ford); 2º Platini (Imperia) y 3º Platini (Stoddard).
Categoría Vintage: 1º Zuil (Ford); 2º Bauducco (Ford) y 3º López (Chevrolet).
Categoría Post Vintage: 1º Cerutti (Ford); 2º Müller (Ford) y 3º Müller (Ford).
Post Guerra: 1º Platini (Jaguar) y 2º Costamagna (Ford).
Contemporáneos: 1º Zenklusen (Torino); 2º Foglia (Ford) y 3º De la Fuente (Fiat).
Especiales: 1º Caudana (Audi); 2º Gagliesi (Chevrolet) y 3º Palmero (Honda).
General: 1º Caudana (Audi); 2º Gagliesi (Chevrolet); 3º Cerutti (Ford); 4º Palmero (Honda); 5º Zuil (Ford); 6º Müller (Ford); 7º Bauducco (Ford); 8º López (Chevrolet); 9º Zoppi (BMW) y 10º Yossen (Ford).
Recuerdos imborrables
Una nueva asistencia de la tripulación Zampa-Zampa en el rally histórico de Rafaela no sería digna de mención si no fuera porque este viaje fue emprendido por la tripulación correntina en homenaje a un pionero de los autos clásicos como fuera Jorge Vertiz. En todos los viajes emprendidos para representar a la provincia en encuentros de este tipo, siempre habíamos ido juntos. Él en su Torino, capitaneaba la delegación. Esta vez —la primera sin Jorge— la idea fue cumplir con el rito como si el querido Jorge estuviera. El mismo hotel, la misma mesa de café, los mismos sonidos de motores. Lo recordamos en la charla íntima con otro grande como es Rubén Yost (factotum de la actividad en Rafaela) y, ya de regreso, con los trofeos en el baúl, agradecimos silenciosamente a la vida por habernos cruzado en el camino.