Baños, un punto débil de esta edición de los carnavales

Después de años como nómada, el carnaval logró tener un lugar propio a fuerza de gestiones y reclamos de las instituciones. Un sitio que realza el valor de una fiesta que se convirtió en una verdadera expresión cultural y, por lo tanto, sujeto a las políticas de Estado que la coloquen a la altura que debe estar.

Esta fiesta forma parte del sentir popular de una provincia que se da cita en el mismo sitio donde la capital le da lugar al país entero durante tan esperado período del año, en el que se descontractura con comparsas y agrupaciones musicales.

El corsódromo Nolo Alías es una auténtica puerta de entrada al espectáculo, la cultura y la vida social. Un sitio integrador, en resumidas cuentas.

Pero a la vez, un lugar clave para el turismo, esa industria que en febrero marcha al ritmo de redoblantes en el comercio y la hotelería, el transporte y el abastecimiento en general.

Sin embargo, como nunca, esta edición de los corsos oficiales dejó al descubierto un déficit de tantos años como los que pasaron desde que se inauguró la casa del Rey Momo en la ruta nacional 12: los baños.

Son dignas de ser reconocidas las avanzadas estructuras que el organizador ha puesto en el Nolo Alías, con seguridad y complejidad para mayor confort.

Así se han delineado espacios claros, en un diseño que resume ingeniería y sentido común para una plaza que, a lo largo de un mes, recibe decenas de miles de personas para ver el paso de los más de 4000 comparseros que son el espíritu de la fiesta.

No obstante, un detalle luce opaco: la instalación de baños, que no tienen una ubicación fuera de tino. Este es, definitivamente, el punto más débil del carnaval correntino.

Por momentos, vacíos, pero, de a ratos, con multitudes que generan un ambiente enrarecido, los sanitarios son pocos. Y se observa un desequilibrio, porque en algunas zonas hay instalaciones diferentes a otras y se marcan distancias que no deberían existir.

Debemos impulsar mejores condiciones de sanidad en este aspecto. Llegamos a esta instancia de la vida moderna luego de años de encierro en el que las condiciones de salubridad resultan claves ni más ni menos que para evitar que una bacteria o un virus desaten una conmoción mundial.

De esto hay que hablar. No perdamos la oportunidad de seguir mejorando nuestro carnaval, nuestra fiesta, nuestro espíritu. Que un detalle no lo opaque.  

              Comparseros y familiares unidos.