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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Bancos: tiempos difíciles

En las puertas de una elección nacional crucial, la economía argentina atraviesa mareas sumamente complicadas y con tormentas sin horizontes de cambio inmediato. Mientras eso pasa, inflación de más del 100% anual mediante, el sistema financiero entró en un pico de estress por los sacudones que dieron los bancos de Europa y Estados Unidos. Es tiempo de ver qué ocurre para saber qué hacer y para eso los especialistas aún limpian los parabrisas pero arriesgan algunas respuestas dignas de conocer.

Ayer en Infobae el economista y consultor Diego Giacomini, ofreció una explicación con centro en la siguiente afirmación: “El andamiaje institucional y los esquemas de incentivos derivados del sistema monetario y bancario del siglo XX y XXI conducen tanto a la permanente y sistemática inflación como a la insolvencia bancaria”.

Veamos: “Primero fue la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) que llevó a que la Reserva Federal, el Tesoro de EE. UU. y la Federal Deposit Insurance Corporation (Fdic, la agencia federal de garantía, hasta USD 250.000, de los depósitos bancarios) emitieran un comunicado conjunto para evitar el pánico en la apertura de los mercados. Posteriormente, le tocó al Credit Suisse sufrir una crisis de salida de depósitos. En primer término, el banco central suizo le otorgó una línea de crédito por USD 54.000 MM, pero no alcanzó; ergo, las autoridades oficiales de Suiza tuvieron que negociar con las de EE. UU. y el Reino Unido para que el banco terminara siendo absorbido por el UBS a precio de liquidación. Nada nuevo. Pasó en el pasado, sucede en el presente y seguirá aconteciendo en el futuro mientras que el sistema monetario y bancario siga en las manos monopólicas del Estado y continúe operando con el sistema de encaje fraccionario y el prestamista de última instancia.

El actual sistema monetario y bancario tiene tan solo un poco más de cien años. No solo no es el único sistema de organización monetaria posible, sino que está a años luz de ser el mejor posible. Es más, podemos asegurar que el actual sistema monetario y bancario es el peor. Para comprender esto último solo basta recordar que el dinero nació como un invento del sector privado proveído en libre mercado. Es más, como resultado de la acción humana, el hombre había terminado escogiendo espontáneamente al oro y, en menor medida, a la plata como dinero. Y la realidad es que el ser humano jamás renunció al oro, sino que fueron los Congresos democráticos quienes dictaminaron que los bancos centrales (agente) eran los únicos que podían ahorrar y comprar/vender grandes cantidades de oro (...)”.

“(...) Es un sistema diagramado y ejecutado para que el poder político y el poder económico concentrado hagan cada vez más negocios a expensas de un avance cada vez mayor sobre la libertad y la propiedad privada de los individuos. Es un sistema monetario y bancario pensado y diagramado con un solo objetivo: permitir que el Estado y sus socios prebendarios banqueros y de otros sectores asociados obtengan cada vez más ganancias extraordinarias a expensas del individuo y de las firmas que operan en libre mercado. Es un sistema creado para cobrar impuesto inflacionario. Es un sistema ideado para crear crédito desde la nada con el propósito de, por un lado, financiar el crecimiento del Estado y por el otro, enriquecer a los empresarios del sector bancario. De hecho, es el único resultado posible de un sistema en el cual el banco central y los banqueros pueden crear dinero físico y dinero digital casi hasta el infinito y sin respaldo; respectivamente. Además, el sistema bancario puede prestar lo que no tiene, otorgando créditos a una tipo de interés artificialmente bajo y totalmente desalineado con la tasa natural de interés, generando una distorsión de la estructura de capital que solo redunda en menor tasa de crecimiento y menos prosperidad en un marco en el cual el poder político crece y el poder económico se concentra.  El resultado final es uno solo: más Estado, menos individuo, menor libertad y más avance del Leviatán sobre la propiedad privada. Cada vez menos ética de la propiedad privada y, por ende, más injusticia. Seguirá pasando por un tiempo. Sin embargo, hay que ser optimista. Es un sistema en franca y creciente decadencia. Y esta decadencia terminará siendo positiva ya que no será otra cosa que el anabólico para que crezca un nuevo sistema monetario y bancario basado en la plena libertad y con un dinero proveído por el sector privado y en total libre mercado”.

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