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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Jubilaciones o dilapidación

No sorprende, pero marca una nueva pauta: la operación de riesgo que asume el Gobierno al hacer liquidar los dólares de la Anses deja el futuro al descubierto. En síntesis, la dilapidación kirchnerista suma otro capítulo en su historia de discreción populista con fondos públicos.

El especialista Manuel Adorni ayer lo graficó con las siguientes palabras en Infobae: “Para que el esquema populista pueda desarrollarse y resultar sostenible en el tiempo –al menos sostenible para los gobiernos–, se deben cumplir dos condiciones elementales: estar alejados del mundo y disponer de recursos para dilapidar en prácticas demagógicas.

Transcurría el año 2008 y el populismo instaurado por el matrimonio Kirchner empezaba a mostrar sus primeros síntomas de agotamiento. Aún faltaba mucho para que la población comience a sentir los embates económicos de una economía irracional, pero ya empezaba a quedar atrás el superávit fiscal de los primeros años del gobierno de Néstor Carlos Kirchner. Además la inflación comenzaba a acelerarse drásticamente –al menos para aquellos tiempos– y los dos dígitos anuales ya eran una realidad. El modelo K empezaba a mostrar sus primeras grietas. Ante un escenario que el propio matrimonio presidencial entendía adverso, durante el primer semestre del 2008 realizaron una fuerte jugada que algunos meses después quedaría sepultada: la Resolución 125. El conflicto desatado con el campo y el fastidio social dieron por tierra aquel esquema de “retenciones agropecuarias móviles” que se pretendían implementar. Pero los embates por obtener más recursos no terminarían allí.

En noviembre de aquel año 2008 y luego de la batalla perdida con el campo, el kirchnerismo fue por más: ante un Congreso Nacional exultante, logran estatizar los fondos de las Afjp (Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones), fondos estos que desde 1994 pertenecían a todos aquellos que habían optado derivar sus aportes hacia un sistema de jubilación privado. Esta caja representaba para el gobierno unos 30.000 millones de dólares, algo así como 98.000 millones de pesos de aquel tiempo. Estos fondos expropiados pasaron a formar parte del FGS (Fondo de Garantía de Sustentabilidad) que según se informó en su momento, iba a tener la finalidad de garantizar un ingreso digno para los jubilados y poder actuar de fondo “contracíclico” cuando una crisis atraviese nuestra economía. Toda una gran utopía.

El primer efecto de la estatización de las Afjp llegó más temprano que tarde: se comenzó a jubilar a todo aquel que requería un haber previsional. No importaba si había o no realizado a través de los años los aportes correspondientes: solo era relevante darles a todos un subsidio encubierto en un disfraz de haber jubilatorio. Se jubilaron sin aportes cerca de 3.700.000 de personas. Para tomar dimensión del desfalco que se le realizó al sistema jubilatorio: suponiendo que estas personas se hubiesen jubilado con un haber mínimo, y que todos tenían al momento de jubilarse una esperanza de vida promedio de 15 años, la hipoteca resultó finalmente de 151.515 millones de dólares, algo más de un tercio del PBI argentino. Esta hipoteca aún la estamos pagando, especialmente los jubilados y pensionados que reciben un haber cada vez más miserable.

En el momento en el que el kirchnerismo decidió impulsar la estatización de los fondos privados de jubilación, los pasivos cobraban un haber mínimo de 210 dólares. Ese monto llevado a la actualidad equivale a unos 295 dólares, lo que representarían al tipo de cambio libre unos 115.050 pesos. Hoy ese haber mínimo es de 73.665 pesos, lo que implica que desde que se estatizaron las Afjp –y a pesar de las promesas oficiales– los jubilados perdieron el 36% de su poder de compra.

Incluso hace algunos días el Congreso transformó en ley una nueva moratoria previsional que incorporará 800.000 personas al sistema sin que tengan realizados la totalidad sus aportes: si nuevamente utilizamos el supuesto que todos ellos se harán de una prestación equivalente apenas al haber mínimo y su esperanza de vida es de 15 años, la deuda que se generó solo con la aprobación de la última moratoria ha sido de 30.000 millones de dólares.

Como dato adicional cabe recordar que dentro del sistema jubilatorio actual hay más personas con los aportes incompletos o nulos que con los aportes totales efectivamente realizados. Y cierra: “Parece algo irrelevante ante tantos años de barbarie y descontrol fiscal con el dinero de aquellos que aportaron toda su vida y que hoy no tienen absolutamente nada.

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