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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Salud: tiempos difíciles

Atender a tiempo una afección puede marcar una vital diferencia. A las puertas del invierno y con un 10% de la población que sufre enfermedades respiratorias crónicas, los problemas respiratorios se agudizan.

Es decir, llegan tiempos críticos para el sistema argentino de salud, pero que, sin embargo, atraviesa complicaciones estructurales que vale la pena repasar. Especialmente para corregir y evitar que ocurra una explosión por demás peligrosa.

Carlos Regazzoni, extitular del Pami y médico, alertó ayer en Infobae por una falta de estrategia y no podemos menos que repasar sus veraces argumentos.

“Salud, educación, jubilaciones, niñez y seguridad son áreas esenciales en situación de debacle. Y requieren con urgencia estrategia y fondos adicionales del Estado. Repasemos sueldos de jubilados, médicos, enfermeros, maestros, policías, o miliares; revisemos dietas escolares o el funcionamiento de los hospitales, y la urgencia será evidente. Pero la tragedia social argentina muestra su profundidad cuando consideramos sus enormes consecuencias en salud y niñez. Sin estrategia y fuerte inversión pública, la calamidad en curso tendrá efectos cruelmente duraderos. El dilema es acuciante frente a un probable inevitable ajuste.

En la Argentina, en promedio, vivimos 5 años menos que los ingleses y 9 menos que los japoneses. Nuestra mortalidad infantil (8/1000 nacidos vivos) duplica a España o Francia, cuyos valores actuales alcanzaremos en el 2045. Nuestro riesgo de morir antes de cumplir 15 años duplica al de Alemania. Y la probabilidad de morir entre los 15 y 60 años en la Argentina (111/1000) duplica a Dinamarca (65/1000), separándonos seis décadas de atraso en este campo. Las cifras empeoran en sectores vulnerables. Hay 45.000 muertes anuales debido a mala situación sanitaria en la Argentina.

Revertir el problema supone diagnosticar al 50% de las personas con hipertensión arterial, diabetes, y colesterol, que hoy ignoran su condición, y darles medicación apropiada. Globalmente debemos triplicar la cantidad actual de remedios para estas enfermedades en los 10 millones de adultos en situación de pobreza donde 40% padece alguna de ellas; hablamos de 5 a 7 millones de dosis adicionales de remedios al día cuya falta se traduce en enfermedades y muerte precoz.

Sin asistencia estatal será imposible revertir el problema; pero hablamos de más de 150 mil millones de pesos anuales adicionales.

Nuestra mortalidad por cáncer (130 defunciones/100.000 habitantes) supera el promedio de América Latina (120/100.000); y en cáncer de colon o mama duplicamos a los países desarrollados; capítulo aparte merecen los tumores hematológicos. Todo empeora en el 40% de la población sin acceso a quimioterapia o especialistas. Necesitamos hospitales públicos de alta complejidad con capacidad de trasplante de médula ósea y radioterapia accesibles en todo el país, hoy inexistentes, y una revolución en la organización sanitaria. Usamos 9% del PBI en salud, pero necesitamos al menos el 12% según estándares internacionales, a lo que debemos agregar 30% más de eficiencia (como Brasil). Metas ambiciosas y lejanas.

El Argentino promedio de 18 años es hoy casi medio centímetro más bajo que en Corea, muchos por mala nutrición. Hay 6 millones de niños en situación de pobreza que requieren 500 gramos/semana de carne y medio litro de leche al día, hoy fuera de su dieta. Son 3 millones de litros/día de leche y 3 millones de kilos/semana de carne, que suman unos 370 mil millones de pesos anuales adicionales; representa un presupuesto como el Pami para alimentación escolar. ¿Y los problemas de jóvenes con diez o quince piezas dentarias menos? Requerimos tres a cuatro millones de implantes dentarios antes de que ocurra retracción irreversible de las encías, e invertir en un formidable plan de higiene bucal escolar. No mencionaremos la crisis de obesidad infantil con lipodistrofia, la epidemia de diabetes a edades tempranas, y los problemas cognitivos derivados de la calamidad alimentaria que vivimos.

Los problemas mencionados deben ser abordados o sus costos sociales y económicos superan 20 veces a la inversión necesaria, según los cálculos internacionales. Y son urgentes. Cada año sin la medicación adecuada o las proteínas necesarias, tienen secuelas profundas y muchas veces indelebles”. Y advierte: “La resultante podría ser impagable”.

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