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   Juan Ramón Aguirre Lanari  

n Arrancamos esta presentación con “vivencias de Juan Aguirre Lanari contadas por él”. El correntino que nació un 20 de agosto de 1920. Era una orgullosa y pequeña capital de Provincia, decía por su Corrientes natal. Fiel a su religión, donde se practicaba la franqueza, en la amistad y en la disidencia. Y se cantaba a la Patria en toda ocasión propicia. “Cuando naciste y eras un pequeño que caminando o en triciclo circulabas por la vereda de la calle Yrigoyen esquina San Lorenzo, y que es lo primero que vio cuando abrió los ojos a la curiosidad del niño? Y comenta JRAL: “Vivíamos en la calle Ayacucho, hoy Hipólito Yrigoyen, en una casa ubicada al 1465. Y frente a mi casa, al 1466 vivía el doctor Juan Pedro Llano, el papá de “Juan Pey” y mis primeros amiguitos eran dos chicos, que le decían “los rusitos”, porque en realidad eran judíos, hijos de uno de los primeros judíos que se conocían en Corrientes. De apellido Frid. El mayor se llamaba Jaime y el menor Bernardo. En la casa en que yo vivía el Jefe sería mi abuelo don Juan Aguirre y mi abuela doña Emilia Contte. Mi padre, el doctor Juan Aguirre Contte era abogado con un estudio prestigioso en el que ejercí durante tres años. Papá era austero, naturalmente modesto y considerado con sus clientes, a los que excluía de sus cobros a parientes y amigos. Más de una vez me dijo “no te dejaré fortuna, pero sí educación y un nombre honesto. Cuando falleció dijo un diario local opuesto a nuestras ideas: “Ha muerto el mirlo blanco del foro correntino.”
    La Escuela primaria la hice en la Escuela Belgrano y el secundario en el Colegio Nacional Gral. San Martín, y hay tres nombres de compañeros que deseo evocar: Rogelio Izetta, César Barreto y Osvaldo Benítez. También a los magníficos profesores, entre ellos aso,a la figura de nuestro venerado Rector doctor J. Carlos Benítez, orador elocuente, parecía un senador romano que atrapaba nuestros sentimientos enseñándonos las virtudes de nuestra constitución de 1853.   
    Papá era hijo de un vasco, que se había venido a la Argentina y él compra una estancia en la zona de Santo Tomé. Se casa con Emilia Contte, una hermana del Gobernador Adolfo Contte, de Josefina Contte y de Nidia que fue esposa del enorme educador nacido en el Guayquiraró J. Alfredo Ferreira. Y papá nace el 12 de diciembre de 1886 en Corrientes, un carpintero que prosperó y se casa con Raquel Lanari, quien se destacaba por su alegre temperamento y su amena conversación. Sobresalieron por sus profesiones sus hermanos mis tíos Julio, Eduardo y Alfredo Lanari. EllacConquistaba por sus oportunas ocurrencias la simpatía y amistad de cuantos la trataban. Fue una digna y abnegada compañera de papá, dispuesta invariablemente a ofrecerse en emergencias en cuestiones de salud a propios y extraños. Vivía con nosotros una tía abuela Brígida Aguirre y también mi hermana menor Kela. Finalmente se agregaron al hogar dos primos hermanos, los Acosta Aguirre huérfanos de ambos padres en breve lapso, que recibieron de los míos un trato igualitario en el cariño de los hijos.
    Se radica más tarde con su esposa y su primera hija en Buenos Aires donde abre un estudio jurídico. Comenzó su carrera política trabajando en el Ministerio del Interior de la Nación como Director General de Provincias en 1956 y posteriormente, fue designado ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires. En su natal provincia de Corrientes, fue elegido como convencional constituyente para una reforma de la Constitución provincial. ? En el ámbito partidario, ocupó la vicepresidencia primera del Partido Liberal provincial y de la Federación Nacional de Partidos de Centro. En abril de 1962 asumió como diputado nacional por aquella provincia, siendo parte del Partido Liberal, en reemplazo del fallecido Mariano Gómez quien había sido elegido en 1960. Al año siguiente, fue elegido por primera vez senador nacional por su provincia.  
    Entre 1982 y 1983 se desempeñó como canciller del Proceso de Reorganización Nacional, entonces bajo el gobierno de Reynaldo Bignone. Fue embajador de Argentina en Venezuela y en 1987 asumió nuevamente como senador nacional por Corrientes, completando el mandato de Ricardo Guillermo Leconte quien había sido elegido gobernador.     En las elecciones al Senado de 1989, fue reelegido con mandato hasta 1998. Entre 1991 y 1992 fue vicepresidente segundo de la cámara alta. En el ámbito académico, fue miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas y de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires. En 1988, siendo senador recibió el Premio Konex en la categoría de legisladores. 
Claudio Escribano comenta en un artículo de La Nación: “Si alguna vez, en el último largo medio siglo de la política argentina, se hubiera resuelto elegir al político más dotado de las cualidades innatas del contemporizador, nadie se habría asombrado de que la distinción recayera en alguien como el doctor Juan Ramón Aguirre Lanari. Disponía de ese don con naturalidad. Sobresalía, así, por ese rasgo llamativo, en medio de la vocinglería agria y de profusas destemplanzas en las confrontaciones que se han sucedido en la Argentina en tan largo período. El político correntino desaparecido a los 97 años, estaba en las antípodas de quienes han retaceado frenos para amenguar enfrentamientos y ceder paso a la discrepancia amistosa, a la concordia a la que llama el espíritu de tolerancia a fin de civilizar los debates de la vida pública del país. 
    El "Mozo" Aguirre, como se lo llamaba con cariño en los ámbitos múltiples de su actuación política, docente, académica y diplomática era uno de los últimos exponentes de una generación que se hizo notar desde comienzos de la década del cuarenta por su lucimiento en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Unos, por la lucha estudiantil contra el fascismo propagado por la revolución del 4 de junio de 1943, de la que se adueñó el coronel Juan Perón, y casi todos ellos, por los méritos compartidos como alumnos sobresalientes.     Aguirre Lanari aunó ambas condiciones, tanto por la militancia que coronó con la presidencia del Centro de Estudiantes, como por el hecho de haberse adjudicado el Premio Alberto Tedín Uriburu al alumno de abogacía que hubiera obtenido "el más elevado total de puntos en sus exámenes".
    Algunas de las figuras más destacadas de esa generación prolongaron, en diversas esferas, la amistad forjada desde los primeros encuentros en la vieja casa de la calle Las Heras. Allí se estudiaba Derecho antes de estudiarse Ingeniería. Pertenecieron, al círculo de Aguirre Lanari, Carlos Muñiz, Carlos Camet, Jorge Aja Espil, José "Pepe" Ray, Jorge Wehbe, José "Pepén" Sáenz Valiente y Alberto Rodríguez Galán, entre otros. 
    Más que la rapidez para el aprendizaje del poder en la política turbulenta de mediados de los cincuenta, Aguirre Lanari evidenció desde sus primeras funciones públicas la sensibilidad de artesano político para la que lo habían preparado en el hogar paterno, en Corrientes. 
    Esa noción de familia, como base moral en la maduración de un hombre público, fue por igual patente en el matrimonio de Juan Ramón Aguirre Lanari con Amelia Vernengo Lima. "Kika" era hija del ministro de Marina que en 1945, a pesar de su apoliticidad, o precisamente por eso, por no aceptar que un militar sacara para sí provecho de la función pública, se plantó ante Perón durante los sucesos de los primeros días de octubre. 
    En cuanto a su esposa, fallecida recientemente, Aguirre Lanari escribió: "No hay decisión trascendente en mi vida que no haya consultado con ella". Como buen correntino liberal, Aguirre Lanari fue mitrista. Desde las cátedras en que enseñó Historia y Derecho Constitucional en las universidades de La Plata y Buenos Aires defendió en todos los órdenes la figura y la política del primer presidente de la República unificada bajo la organización constitucional definitiva. Lo defendió a Mitre del mismo modo que éste había defendido a Urquiza ante Sarmiento. Refería Aguirre Lanari que José Mármol preguntó al futuro fundador de La Nación qué haría con Urquiza después de lo que fue Pavón. "¿Fusilarlo?". Contestó Mitre: "Si tuviera la felicidad de triunfar y de tomar prisionero al vencedor de Caseros, le colocaría a mi derecha, mandaría batir marcha regular y le haría revistar, junto conmigo, al ejército victorioso".
    Lenguaje de otro tiempo, sin duda. Como el comentario de Mitre, que Aguirre Lanari reprodujo como cierto, frente al administrador de La Nación, al informarle éste sobre la impopularidad, entre los suscriptores que abandonaban el diario, de su acuerdo de 1891 con Roca. Lo había resuelto para zanjar las diferencias subsistentes por la crisis del noventa. "Cuando se haya borrado -contestó Mitre- el último de los suscriptores, imprima dos ejemplares: uno, para usted; y otro, para mí". Sus restos recibieron sepultura en el Jardín de Paz. 
 

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