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“El documental es esa pausa necesaria para conectar otras realidades”

Dahian Cifuentes es cofundadora de Buen Ayre Visual, una productora audiovisual y artística dedicada a proyectos documentales en América Latina en pro de los derechos humanos. Con ella charlé en el marco del Pampa DocFest ocurrido en marzo en Santa Teresa, La Pampa

Por El Litoral

Domingo, 10 de noviembre de 2024 a las 08:58

Dahian Cifuentes es cofundadora de Buen Ayre Visual, una productora audiovisual y artística dedicada a proyectos documentales en América Latina en pro de los derechos humanos. Es fotógrafa y reportera gráfica con experiencia en medios de Argentina, Colombia, Cuba, México, España y Estados Unidos. 

Cree en la sensibilidad que despierta una imagen, en el poder transformador de un viaje y en la responsabilidad que supone registrar y escuchar el mundo a través de una cámara. Deambula entre la fotografía y la realización audiovisual generando contenidos para visibilizar realidades diversas.

En esta entrevista de Eduardo Ledesma Pregunta, realizada en la edición 2024 del Pampa DocFest en la provincia de La Pampa, exploramos su visión sobre el rol de la fotografía en la visibilización de realidades, su trabajo documental y el compromiso que conlleva registrar historias humanas.

¿Quién es Dahian Cifuentes? 

Soy Dahian, soy mujer, fotógrafa, pareja, soy contradicción. Soy sensibilidad muchas veces. 

¿Y qué estás haciendo acá en la Argentina? 

Vine por el Pampa DocFest. Vinimos a presentar un documental que hicimos en Putumayo, Colombia. Y vinimos paralelamente a dictar un taller de narrativa documental, aquí en La Pampa, que no conocía, así que feliz. 

¿Y Argentina? 

Sí, Argentina siempre va a estar, es como la otra casa. Es mi hogar también. 

Viviste también acá un tiempo.

Sí, vivimos cinco años, un poquito más, así que siempre que hay una excusa para venir. 

El documental que presentaste acá ¿de qué se trata?

Es un corto documental sobre una comunidad indígena, una comunidad de mujeres indígenas, Camsá. Es una comunidad indígena en el Valle de Sibundoy y Putumayo, está al sur de Colombia, casi al límite con Ecuador. 

Digamos que el marco de este documental es una fiesta que ellos celebran una vez al año, que se llama el Día Grande. Y en el marco de esta celebración, digamos que es la excusa para empezar a contar y narrar problemáticas, intereses, sensibilidades de estas mujeres, de un grupo de mujeres. No de todas las mujeres, de un grupo de mujeres de ahí. Digamos que es una co-construcción con ellas en donde hay un trabajo previo con la comunidad, donde ellas nos sugieren los personajes, qué quieren contar, qué quieren narrar a propósito de su cosmogonía y a propósito de esta celebración. 

¿Ese documental se puede ver en línea? 

Sí, el documental está en Vimeo. Se llama Jóboyejwam “Que el vivir sea con alegría”, que es un término que ellos usan que significa ‘que el vivir sea con alegría’. Dura 20 minutos y está disponible. 

Ese documental narra qué pasa con las mujeres, cómo preparan a las niñas, la relación con la tierra, con la medicina. Pero al final hay una conclusión interesante que es la relación tirante que tienen con los taitas, con los hombres de la comunidad. 

Sí, hay unas reflexiones a propósito de la tierra, del colonialismo. Entre estas reflexiones está también el patriarcado que está dentro de la comunidad y como ellas también quisieran tener un mayor protagonismo dentro de la medicina tradicional, por ejemplo, y como estos papeles protagónicos siempre están liderados por la figura masculina. 

Digamos que en el Valle de Sibundoy se comparte mucho la medicina tradicional, que es el yagé y los médicos tradicionales normalmente son los hombres. Si bien las mujeres mantienen una relación de mucho respeto con los taitas, con la misma comunidad, pero sí están estas reflexiones y estas preguntas que creo que pues lo bueno es que ya se estén dando. 

¿Y cómo es eso? Porque supongo que allí está manifestada una problemática, pero que excede a esa comunidad. Es una problemática más grande, las mujeres y el trabajo, el liderazgo de proyectos, las mujeres y el dinero, el financiamiento. ¿Cómo es eso? ¿Cómo terminan siendo para vos esas relaciones? 

Digamos que, alejándome un poco del sueño de las personas que hacemos documental, un poco es viajar, conocer historias, que tengamos los recursos económicos y también disponibilidad de tiempo para acceder a estos lugares. Es lo que siempre estamos buscando. Digamos que en este caso pues eso se facilita muchísimo. Por lo general en mi caso la financiación llega por parte de un externo, y pues es maravilloso porque empiezas a hacer lo que quieres como documentalista un poco, pero a la vez apoyar a una comunidad y contar sus historias y que les quede también este producto a ellas. 

Vos sos fotógrafa. ¿En el documental qué hiciste? ¿Filmaste? 

En el documental dirigí. El documental lo hicimos con mi hermano. Con mi hermano tengo paralelamente una productora audiovisual, hicimos cámara los dos, y ya. Digamos que ese fue mi rol ahí. 

¿Cómo es el trabajo en relación con el género? 

Creo que tanto en el cine, en el documental, como en la fotografía, pues afortunadamente con el paso de los años hay más presencia femenina en roles directivos. Incluso como fotoreporteras cada vez hay más y eso es buenísimo.  

Agradecer un poco a esta lucha que viene de Argentina hace unos años y como esto empieza a permearse en los demás países con toda esta lucha feminista.

Hoy no hay tanta presencia de mujeres en series o películas grandes, pero cada vez es más. Y creo que este tipo de proyectos en los que hay un equipo 100% femenino siento que no tiene nada que ver con la calidad del producto final. Creo que el género ahí no interpela en el producto, sino quizás un tipo de relacionamiento distinto y un tipo de sensibilidad también particular, sobre todo si abordamos temas sobre mujeres. Más allá de que sea mejor o peor el contenido. Pero sí, digamos que la relación y lo que se genera es diferente.

Vos también trabajas la fotografía en pareja con un periodista. En dupla. ¿Cómo se plantea eso? ¿Cuál es tu aporte ahí desde la mirada?

Es bien curioso porque yo estudié cine, pero realmente creo que siempre me apasiona y me siento más a gusto en la fotografía. Este trabajo individual a mí me gusta. Irme sola, caminar y tomar fotos es lo que más disfruto realmente. Si bien trabajo como periodista o fotoreportera en algunos casos, mi carrera no es de periodista. Entonces yo llego a las imágenes y a las historias más por lo visual y eso a veces me genera problemas porque no llego por la historia en sí, sino porque hay algo en la composición, porque hay algo en el sonido, porque hay algo en los colores, porque veo una expresión de alguien que me llama y desde ahí empiezo a conectar. Y no al revés. Entonces esa parte visual y sensible de la imagen es para mí de lo que parto. Y con los periodistas a veces hay roces.

¿Qué es el documental para vos? 

El documental es la vida. Yo creo que es la vida misma y qué hacemos con esa vida. Por eso digamos que un poco se abordaba el tema de las múltiples verdades, los múltiples puntos de vista, los diferentes formatos y creo que la vida es eso finalmente: es cómo la abordamos desde todas las esquinas y cada uno la interpreta y la vive de una forma distinta. Es una manera de contar y de acercarnos al mundo. También es una forma de sensibilizar al otro por cosas. 

A veces se nos pasan y naturalizamos un montón de escenas de dolor o de acontecimientos y demás y yo creo que el documental lo que nos hace es estar tantos minutos frente a una realidad y quizás generarnos algún tipo de emoción. Bien sea de rechazo o bien sea que nos conmueva o que nos motive a generar algo o no. No necesariamente. Pero genera un sentimiento en el otro que hoy por hoy con tantas cosas horribles que tiene el mundo es necesario hacer esa pausa y decir como ‘uff, estamos haciendo mierda al planeta y me lo están mostrando acá’, y podemos hacer algo. Entonces es como esa pausa necesaria para conectar otras realidades.

 

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