Luego de la reunión con su equipo de seguridad nacional, donde se evaluaron los siguientes pasos en la crisis con Venezuela, el presidente Donald Trump aumentó este martes la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro al volver a advertir que “si es necesario” el Ejército atacará “también por tierra”, tal como viene haciendo por agua en acciones militares en el Caribe contra embarcaciones “narcoterroristas”.
“Empezaremos a realizar esos ataques también en tierra. Es mucho más fácil. Y conocemos las rutas que toman. Lo sabemos todo sobre ellos. Sabemos dónde viven los malos. Y vamos a empezar eso también muy pronto”, dijo Trump en una reunión de gabinete abierta, en la que respondió consultas de periodistas.
Días atrás el mandatario ya había advertido sobre la posibilidad de lanzar ataques terrestres “muy pronto” en Venezuela. Tras el cierre de la reunión, un periodista le preguntó a Trump -ya de pie y dispuesto a irse de la sala- si Maduro “ofreció irse” del poder. “Lo hará”, respondió, escueto, el presidente.
Trump también dejó abierta la posibilidad de realizar ataques terrestres contra los carteles en cualquier país. “Cualquiera que haga eso y lo venda a nuestro país está sujeto a ataques... no solo Venezuela”, advirtió.
Además, el presidente le dio un fuerte respaldo al secretario de Defensa -o de Guerra, como lo rebautizó Trump-, Pete Hegseth, en momentos en que en Washington se extiende la polémica por una presunta orden del funcionario de lanzar un segundo ataque para matar a dos sobrevivientes de un bombardeo inicial contra una embarcación de presuntos “narcoterroristas” en el Caribe.
“En cuanto al ataque, todavía no he obtenido mucha información porque confío en Pete. No estuve involucrado”, dijo Trump. “Pete no sabía que el segundo ataque involucrara a dos personas. Puedo decir esto: quiero que esos barcos sean destruidos, y si es necesario, atacaremos por tierra", advirtió.
Hegseth -sentado a la izquierda de Trump y el primer funcionario al que le cedió la palabra- también defendió los operativos en el Caribe y el Pacífico. “Apenas hemos comenzado a atacar esos barcos y mandar los ‘narcoterroristas’ al fondo del océano, porque han estado envenenando al pueblo estadounidense", dijo. “Estamos deteniendo las drogas y derrotándolos”, reforzó.
“Vi ese primer ataque en directo”, dijo Hegseth, pero señaló que no se quedó en la sala porque tenía otras tareas. “Un par de horas después, me enteré” de la orden del segundo ataque, añadió. “No vi a ningún superviviente personalmente… porque el bote estaba en llamas. Eso se llama ‘niebla de guerra’”, explicó.
En medio de la creciente expectativa sobre cómo continuará la estrategia de la administración republicana para elevar la presión sobre Nicolás Maduro, la secretaria de Prensa del Pentágono, Kingsley Wilson, señaló este martes que tienen “planes de contingencia para todo”, al responder al papel podría desempeñar el Ejército norteamericano si el líder chavista huyera del país.
Trump -que en un diálogo telefónico el 21 de noviembre pasado con Maduro le habría dado un ultimátum para que abandone el poder- se había reunido ayer en la Casa Blanca con Hegseth; el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine; el secretario de Estado, Marco Rubio; la jefa de gabinete, Susie Wiles, y el subjefe de gabinete, Stephen Miller.
Mientras el presidente estadounidense mantenía ese encuentro, Maduro se mostró desafiante en Caracas, donde encabezó una marcha multitudinaria, bailó a cielo abierto y aseguró que 200.000 uniformados “bien armados” están listos para defenderlo de cualquier acción militar extranjera.
En un acto frente al Palacio de Miraflores, afirmó que las maniobras de Washington constituyen un “terrorismo psicológico” que lleva 22 semanas poniendo “a prueba” al país. “¡No nos podrán sacar jamás!”, desafió ante miles de simpatizantes chavistas.
Cuestionamientos
Como parte de su campaña de presión sobre el régimen chavista, el Ejército norteamericano desplegó más de una docena de buques de guerra y 15.000 efectivos en la región del Caribe, en lo que el Pentágono denominó “Operación Lanza del Sur”.
Además, Trump ha amenazado con iniciar “muy pronto” operaciones en territorio venezolano, al tiempo que el sábado pasado anunció que el espacio aéreo del país caribeño debería considerarse “cerrado en su totalidad”, un mensaje que multiplicó las versiones de una escalada en la disputa con el régimen chavista.
Desde septiembre pasado, las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo 21 ataques contra embarcaciones de presuntos narcotraficantes en el Caribe y el Pacífico, en los que murieron por lo menos 83 personas.
En ese marco, el gobierno de Trump defendió la legalidad de la acción militar del 2 de septiembre contra una embarcación en el Caribe, por el que el rol de Hegseth quedó en la mira, mientras crecieron los llamados en el Congreso para que se investigue si un segundo ataque que mató a dos sobrevivientes equivalía a un crimen de guerra.
Ese ataque letal fue el primero de la campaña ordenada Trump en aguas internacionales -que ha enfrentado cuestionamientos desde el punto de vista legal- de matar a personas sospechosas de contrabando de drogas en el mar que se dirigen a Estados Unidos.
Maduro acusa a Washington de utilizar como excusa la lucha contra el “narcoterrorismo” para ampliar su despliegue militar en el Caribe y presionarlo a que abandone el poder.
En los últimos días, ese ataque del 2 de septiembre empezó a ser objeto de un intenso escrutinio de legisladores demócratas y republicanos, en medio de las dudas sobre si Hegseth autorizó la orden para matar a los dos sobrevivientes del ataque inicial
El lunes, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, leyó una declaración que señalaba que Hegseth había autorizado al comandante de Operaciones Especiales que lideraba el ataque, el almirante Frank Bradley, “a llevar a cabo estos ataques cinéticos”.
Leavitt dijo que Bradley había “trabajado bien dentro de su autoridad y de la ley que dirigía el enfrentamiento para garantizar la destrucción de la embarcación y la eliminación de la amenaza para Estados Unidos”.
El gobierno defendió el accionar del secretario de Defensa, mientras crece la presión en el Congreso para que dé explicaciones ante los legisladores. Bradley brindará el jueves una sesión informativa clasificada a los miembros de alto rango de los comités de Servicios Armados del Senado y de la Cámara de Representantes.
El diario The Washington Post había revelado el viernes que Hegseth dio una orden verbal para matar a toda la tripulación de una embarcación que se cree transportaba drogas en el mar Caribe.
Según cinco funcionarios estadounidenses, que hablaron por separado y bajo condición de anonimato con The New York Times, antes de la acción militar del 2 de septiembre Hegseth ordenó un ataque para matar a las personas a bordo de la embarcación y destruir el presunto cargamento de drogas.
Pero, según dijeron todos los funcionarios, la directiva de Hegseth no se refería específicamente a lo que debía ocurrir si un primer misil no cumplía plenamente con todos los objetivos. Y añadieron que su orden no fue una respuesta a las imágenes de vigilancia que mostraban que dos personas del barco habían sobrevivido a la primera explosión.
“Dejemos una cosa muy clara: el almirante Bradley es un héroe estadounidense y cuenta con mi apoyo incondicional. Lo apoyo a él y a las decisiones de combate que ha tomado, tanto en la misión del 2 de septiembre como en todas las posteriores”, escribió Hegseth en X.
Ultimátum y pedido de amnistía
La polémica se produce en medio de las distintas revelaciones sobre el contenido y el tono de la llamada entre Trump y Maduro el 21 de noviembre.
El diario Miami Herald informó -al citar fuentes al tanto del diálogo- que la conversación se frustró casi de inmediato luego de que Trump planteara un ultimátum por el que Maduro y su círculo más cercano debían abandonar Venezuela de forma inmediata para facilitar un retorno a la democracia.
Según la versión del medio de Florida, el régimen ofreció ceder el control político a la oposición, pero mantener bajo su mando a las Fuerzas Armadas. Sin embargo, el mandatario norteamericano habría sido inflexible en que Maduro y su esposa, Cilia Flores, sólo obtendrían garantías de salida segura del país si aceptara dejar el poder en forma inmediata.
“Maduro solicitó una amnistía global por cualquier delito que él y su grupo hubieran cometido, y esta fue rechazada”, explicó una fuente al Miami Herald.
Anoche, en tanto, la agencia Reuters sumó que en la charla, de unos 15 minutos, Trump rechazó una serie de solicitudes del líder venezolano, según cuatro fuentes informadas. Además, señalaron que le puso plazo hasta el viernes pasado para que dejara el poder, algo que finalmente no ocurrió.
De acuerdo a Reuters, Maduro le dijo a Trump durante la llamada que estaba dispuesto a abandonar Venezuela siempre que él y sus familiares tuvieran una amnistía legal completa, incluida la eliminación de todas las sanciones estadounidenses y el fin de un caso emblemático que enfrenta ante la Corte Penal Internacional (CPI), dijeron tres de las fuentes.
También le solicitó a Trump el levantamiento de las sanciones a más de 100 funcionarios del régimen venezolano, muchos de ellos acusados por Estados Unidos de abusos a los derechos humanos, tráfico de drogas o corrupción. El líder chavista le habría pedido a la vicepresidenta Delcy Rodríguez dirigir un gobierno interino de cara a nuevas elecciones, señalaron dos de las personas consultadas por Reuters.
(Con información de La Nación)