Un día después del polémico discurso de Donald Trump, el rey Felipe VI ha ofrecido en la misma tribuna de la Asamblea General de la ONU una visión del mundo —particularmente en relación con la masacre de Gaza— en las antípodas de la del presidente de Estados Unidos. También, aunque ha evitado la palabra genocidio, que el PP rechaza, la perspectiva que ha aportado el Rey está muy alejada de la que plantean sectores importantes de la derecha española.
El jefe del Estado ha sido especialmente duro con el Gobierno de Benjamín Netanyahu, al que defiende Trump, pero al que también avala la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
El Rey fue especialmente claro con sus palabras, aunque habló de “masacre” y no de “genocidio”, como hace abiertamente el Gobierno español desde hace tres semanas. “No podemos guardar silencio, ni mirar hacia otro lado ante la devastación, los bombardeos, incluso de hospitales, escuelas o lugares de refugio; ante tantas muertes entre la población civil; o ante la hambruna y el desplazamiento forzoso de cientos de miles de personas..., ¿con qué destino? Son actos aberrantes que están en las antípodas de todo lo que este foro representa. Repugnan a la conciencia humana y avergüenzan al conjunto de la comunidad internacional”, ha clamado ante la ONU, en un discurso elaborado conjuntamente entre el Gobierno y la Zarzuela, aunque la decisión última de no incluir la palabra genocidio fue de la Casa Real.
Felipe VI ha hablado durante 20 minutos. Trump se prolongó muy por encima de lo recomendado en el protocolo, casi una hora.
El Rey ha reivindicado la cercanía de España con Israel por motivos históricos, y ha recordado que en 2015 se decidió dar la nacionalidad española a todos los descendientes de judíos sefardíes que lo solicitaran. Pero precisamente ha usado esa legitimidad de haber defendido desde siempre la existencia del Estado de Israel para criticar con más fuerza a Netanyahu: “España es un pueblo profundamente orgulloso de sus raíces sefardíes. Cuando hablamos al pueblo de Israel, estamos hablando a un pueblo de hermanos. Por eso nos duele tanto, nos cuesta tanto comprender lo que el Gobierno israelí está haciendo en la franja de Gaza. Por eso clamamos, imploramos, exigimos: detengan ya esta masacre”, ha insistido el monarca.
El discurso tenía constantes referentes históricos para defender su visión y la exigencia de parar la matanza. “No más muertes en nombre de un pueblo tan sabio y tan antiguo, que tanto ha sufrido a lo largo de la historia. Condenamos rotundamente el execrable terrorismo de Hamás, pero con la misma firmeza, demandamos que el Gobierno de Israel aplique sin reservas el derecho internacional humanitario en toda Gaza y Cisjordania”, ha explicado.
El Rey ha defendido además el reconocimiento de Palestina por parte de España y otros países, algo que indignó a Trump —que dice que este movimiento ayuda a Hamás—, y que también rechaza de momento el PP aunque ahora se abre a apoyarlo si Hamás no tuviera ningún papel en ese nuevo Estado.
“La comunidad internacional debe asumir su responsabilidad para hacer realidad cuanto antes una solución viable que contemple la existencia de los dos Estados. El reconocimiento del Estado de Palestina por parte de un número creciente de miembros de nuestra organización, al que España se sumó el pasado mes de mayo, debe ayudar a conseguir una paz regional justa y definitiva, basada en la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas y también en el reconocimiento universal del Estado de Israel”, ha señalado Felipe VI.
Su visión antagónica de Trump y de otros sectores importantes de la derecha mundial y española, que critican a la ONU y defienden otro tipo de mundo, no se ha limitado a la cuestión de Gaza. En casi todos los asuntos que ha tratado en su discurso, Felipe VI ha mostrado una visión completamente alejada del líder de EE UU. Si este martes Trump despreció a la ONU, a la que consideró inútil y disfuncional, el Rey la ha defendido con rotundidad en su 80º aniversario.
“Creer en las Naciones Unidas es creer con firmeza en la universalidad de los principios y valores recogidos en su Carta y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos; es eludir la tentación de modularlos con particularismos, con relativismos, con excepciones. Porque la dignidad del ser humano no es negociable. Creer en las Naciones Unidas es, también, creer en un mundo basado en normas. Las normas son la voz de la razón aplicada a las relaciones internacionales, la mejor defensa que tenemos ante la ley del más fuerte. Un mundo sin normas es una terra incognita; un tiempo sin normas es una Edad Media”, ha dicho el jefe del Estado.
Especialmente relevante ha sido su defensa de la inmigración, cuyo rechazo está en el epicentro del discurso de Trump, que habló de “invasión” en Europa, y de otros muchos sectores de la derecha y la ultraderecha mundial, europea y española.
El Rey además se ha mostrado preocupado por el deterioro de la democracia que suponen estos discursos de odio. “Nos preocupa la erosión de las democracias, la desafección que advertimos hacia valores esenciales para la convivencia democrática. En estos tiempos confusos, que ponen a prueba la capacidad de diálogo, es cuando más fieles debemos permanecer a esos valores”, ha dicho.
“En sintonía con esos principios, creemos que la inmigración, adecuadamente gestionada, es un vector de desarrollo mutuo para las sociedades de origen, tránsito y destino, y que los derechos humanos de los migrantes deben ser, en consecuencia, la referencia principal de nuestra acción. Por eso apoyamos con convicción plena la aplicación del Pacto Mundial Migratorio y el Pacto Mundial de Refugiados”, ha insistido.
Felipe VI también ha reivindicado otros dos de los anatemas de la ultraderecha en España y en el mundo, y que despreció Trump: el cambio climático. “La triple crisis planetaria a la que nos enfrentamos —cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad— nos exige un refuerzo de la gobernanza y unos recursos suficientes para acelerar la transición energética justa, que nos permita triplicar las capacidades de energías renovables, duplicar la eficiencia energética y continuar descarbonizando nuestras economías. Son objetivos tan ingentes como necesarios, y por eso las dudas deben quedar fuera de la ecuación”, ha señalado Felipe VI.
En definitiva, un discurso que es la contracara de Trump —en línea con lo que viene defendiendo Pedro Sánchez, y también muy alejado de muchas posiciones del PP y de Vox—, pero que se ha cuidado de evitar la palabra “genocidio”, que ha generado mucha discusión política en España y que el PP rechaza abiertamente.
(Con información de El País)