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Dinamarca pide perdón a miles de mujeres a las que sometió a esterilizaciones forzosas

Se trata de víctimas de la isla ártica de Groenlandia.

Por El Litoral

Miércoles, 24 de septiembre de 2025 a las 17:56

Los esfuerzos del Gobierno de Dinamarca por reparar las relaciones con Groenlandia —territorio autónomo danés— continúan. Este miércoles, en una ceremonia oficial celebrada en la capital groenlandesa, Nuuk, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha vuelto ha pedir disculpas, acompañada del presidente de la isla, Jens-Frederik Nielsen, a las miles de mujeres groenlandesas que, según reveló la radiotelevisión pública del país en 2022, fueron forzadas a utilizar métodos anticonceptivos.


“Solo hay una cosa correcta que deciros hoy: perdón. Perdón por la injusticia que se cometió con vosotras por ser groenlandesas, perdón por lo que os quitaron y por el dolor que se os causó. De parte de Dinamarca: perdón”, ha dicho Frederiksen, en una ceremonia durante la cual ha hablado de “abandono” y de “error”, en referencia a lo ocurrido, y ha lamentado los “daños físicos y psíquicos” que esto ha causado a las mujeres afectadas.


Copenhague mantuvo esta práctica, mediante dispositivos intrauterinos, muchas veces sin que lo supieren las mujeres o sin su consentimiento, durante más de tres décadas, entre 1960 y 1991, año en el que Groenlandia obtuvo las competencias en materia sanitaria. La esterilización de las mujeres inuit en esa época se llevó a cabo en el marco de una campaña estatal para frenar el crecimiento demográfico entre el pueblo indígena de Groenlandia, para a su vez limitar la factura que pasaba al Estado danés.

‘El caso de la espiral’
El asunto, conocido como el caso de la espiral, debido a la forma del anticonceptivo que se empleó, afecta a unas 4.500 mujeres y adolescentes groenlandesas, algunas menores de edad en el momento en que se les implantó el dispositivo intrauterino. El año pasado, unas 150 mujeres demandaron a Dinamarca, exigiendo una indemnización para el sufrimiento ocasionado por la campaña.

Este caso, junto a otros como el realojamiento forzoso de los pescadores para mejorar la eficacia de su actividad, ilustra alguna de las heridas que todavía no se han sanado entre Dinamarca y Groenlandia, en un momento en que Copenhague se esfuerza en mejorar las relaciones con la isla ante las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para hacerse con el territorio.

Se trata de la tercera vez que Frederiksen pide disculpas al pueblo inuit. La primera fue en septiembre de 2022, cuando pidió perdón a seis de los entonces niños que formaron parte de un experimento social en los años cincuenta, que consistía en enviar a los menores a Dinamarca y reeducarles para que se convirtieran en una especie de élite groenlandesa, capaz de dirigir la isla. La segunda ocurrió el pasado mes de agosto, por el mismo motivo que el de la ceremonia de este miércoles.

La primera ministra socialdemócrata danesa ya había adelantado que la investigación del caso de la espiral estaba en marcha, y que los resultados saldrían este mes de septiembre. Unos 4,5 millones de coronas danesas (unos 600.000 euros) están reservados para unas eventuales indemnizaciones hacia las víctimas. Frederiksen no ha especificado los plazos ni las cantidades económicas, pero ha señalado que el Gobierno danés estaba a la espera de acordar un modelo con el Ejecutivo groenlandés.

Presión estadounidense
La riqueza natural de la isla —tiene reservas sustanciales de petróleo, gas, oro y hierro, así como minerales raros— la ha puesto en el punto de mirada de Donald Trump, que ha reiterado en varias ocasiones su intención de controlar Groenlandia, incluso mediante el uso de la fuerza si resultase necesario. Y las tensiones entre Copenhague y Washington nunca se han visto tan claras. Tanto como para que los militares estadounidenses no fuesen invitados al mayor ejercicio militar en la historia de la isla a principios de este mes.

La isla ártica de 57.000 habitantes fue una colonia danesa hasta 1953, luego un condado de Copenhague hasta 1979, y, desde 2009, es territorio autónomo del Reino de Dinamarca (todavía no gestiona asuntos en materia de relaciones internacionales o defensa). Pese a las acusaciones del mandatario estadounidense de que Dinamarca no cuida de los groenlandeses, Copenhague envía cada año cerca de 600 millones de euros a la isla para contribuir al mantenimiento de su sistema social. La posible independencia de la isla genera todavía muchas dudas entre sus ciudadanos, al igual que la relación con Washington.


(Con información de El País)

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