Un intercambio muy formal de cartas protocolares entre Javier Milei y el arzobispo Marcelo Colombo, presidente de la Conferencia Episcopal, confirma que las relaciones entre el gobierno y las autoridades eclesiásticas siguen en uno de los puntos más bajos de la historia argentina.
El presidente respondió este 23 de diciembre la nota que le fue enviada el 15 de diciembre pasado por las autoridades de los obispos católicos con motivo de la celebración de la Navidad. El mandatario valora “el llamado a la reflexión, a la paz social y el compromiso por el bien común” planteado por la jerarquía católica y sostiene que “seguiremos trabajando incansablemente para generar las condiciones que permitan a cada argentino desarrollarse con dignidad, libertad y oportunidades reales de progreso, especialmente a quienes se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad”.
En su carta al mandatario los obispos habían expresado “nuestro anhelo de una paz social sólida, fundada en el cuidado de cada persona y especialmente de quienes atraviesan mayores fragilidades: los pobres, los trabajadores que sostienen día a día la vida del país y los ancianos cuya sabiduría y experiencia necesitamos valorar y acompañar”.
En la misma nota los obispos presididos por Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza, le expresaron a Milei “nuestra disposición para contribuir, desde la misión que la Iglesia desarrolla en el ancho territorio de nuestra patria, a toda instancia que favorezca el bienestar integral de nuestro pueblo”.
Desde muchos años atrás y con los presidentes de todos los signos políticos, ha sido habitual que cada diciembre y con ocasión de la Navidad, los mandatarios inviten a las autoridades de la Iglesia Católica para un diálogo cara a cara en el que, además de las cuestiones meramente protocolares, haya también intercambios sobre la realidad social, política y la relación de la iglesia con el gobierno.
Desde que –en noviembre del año 2024—la nueva conducción del episcopado asumió sus funciones después ser votada por la asamblea episcopal, no ha habido ningún encuentro con Milei. Tampoco ahora el primer mandatario hizo un gesto o una invitación para que ello ocurra.
Es evidente que los habitantes de la Casa Rosada están molestos por las manifestaciones públicas del episcopado católico insistiendo en las penurias que atraviesan los más pobres, respaldando los reclamos de los trabajadores de la salud y las demandas por el presupuesto universitario. Tampoco gustaron a los funcionarios que la Pastoral Social católica haya sostenido que “cuando el Estado se retira el espacio lo ocupa el narcotráfico”. Ninguna de estas afirmaciones ha tenido respuesta del gobierno, pero en declaraciones periodísticas recientes el arzobispo Colombo se quejó diciendo que “nuestras demandas parecen papelitos metidos en botellas que se lanzan al mar a la deriva”.
Ahora, en su saludo navideño a todo el pueblo, Colombo dijo que “el Señor que viene quiere bendecirnos y ayudarnos a ser más hermanos, más capaces de entendernos, de dialogar y de servirnos” y también pidió “avanzar hacia una Argentina donde crezcan la esperanza, la justicia y la fraternidad”.
Si bien nadie lo expresa en estos términos, en los ámbitos eclesiásticos se interpreta como una represalia el quite de fondos que --desde el Ministerio de Capital Humano y otras dependencias oficiales-- se ha hecho a obras sociales que están administradas por la Iglesia Católica. Muchos de esos fondos han sido canalizados hacia grupos y congregaciones evangelistas conservadores, la mayoría de ellos reunidos en la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (Aciera).
Han sido precisamente los miembros de Aciera, con su presidente el pastor Christian Hooft --reelecto hace unos días por un nuevo periodo hasta el 2029—a la cabeza, quienes participaron en noviembre en una celebración en la Casa Rosada para agradecer por el triunfo electoral de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas. En el acto, además de Javier Milei, estuvieron Manuel Adorni y Karina Milei.
El presidente no invita a dialogar a las autoridades del episcopado católico mientras orienta fondos hacia los evangelistas de Aciera y celebra con ellos en Casa Rosada.
Página 12