Por José Luis Zampa
Peabirú llega una vez más a la Argentina. Se trata de la expedición de autos antiguos y clásicos que atraviesan el continente sudamericano para recrear los antiguos caminos indígenas que vincularon los océanos Atlántico y Pacifico antes de la colonización europea, ahora revalorizados por una travesía que conjuga aventura con la oportunidad de conocer lugares únicos.
La expedición tiene como punto de partida la ciudad brasileña de Curitiba, capital del Estado de Paraná, desde donde una veintena de automóviles, camionetas, combis y motorhomes de distintas épocas se harán a la ruta para desandar un derrotero que, en esta ocasión, sumará uno 5.500 kilómetros por Argentina, Bolivia y Paraguay.
Peabirú hará su primera posta argentina el 26 de diciembre en la ciudad misionera de Oberá, donde otros aventureros se incorporarán al convoy para continuar camino hacia Corrientes. Al día siguiente los autos de esta gran travesía podrán ser vistos en acción a su paso por Corrientes, aunque en esta oportunidad no tienen previsto pernoctar en la ciudad de las siete puntas.
Según explicó Julio Guidolín, coordinador del viaje y mentor de esta agrupación, el paso por Corrientes capital se producirá pasado el mediodía del 27 de diciembre en el marco de un trayecto hacia la ciudad chaqueña de Charata. Todo indica que la caravana elegirá la costanera correntina para alguna breve parada que permita tomar fotografías, de modo que la gente pueda ver de cerca los vehículos ataviados para lo que vendrá: un durísimo ascenso hacia el NOA con destinos de montaña como Tafí del Valle, Cafayate, Cachi e Iruya.
El camino promete ser exigente, pero el premio será pasar momentos inolvidables en solares de gran belleza natural y profunda significación histórica, ya que en la mayoría de los puntos a visitar por Peabirú existieron comunidades ancestrales cuyas culturas sobreviven en pobladores que conservan desde la arquitectura de las viviendas del desierto precordillerano hasta las comidas tradicionales.
Posteriormente el convoy emprenderá viaje hacia los viñedos de altura que rodean a la ciudad boliviana de Tarija, entre otros puntos de un mapa diseñado para combinar trayectos escarpados, con caminos de cornisa, con otros periplos más tranquilos de planicies y conducción más relajada. “En todos los casos, en cada tramo de la travesía, se cumple nuestro lema que es viva lo desconocido”, destacó Julio Guidolín.
El otro gran atractivo de este viaje de 15 días a lo largo de diversas topografías sudamericanas es la antigüedad de los vehículos. No hay modelos actuales entre los integrantes de este parque rodante que rinde tributo a la industria brasileña de hace 50 años o más. Esto porque las máquinas inscriptas para surcar los caminos de Peabirú son exponentes legendarios como Ford Del Rey, Ford Belina, Rural Ford, pick up Ford F1000, combi Volkswagen y el infaltable Escarabajo, (conocido como Fusca en el vecino país), además de otros bólidos todavía más añejos como el Chevrolet coupé 1951 que conduce el propio Julio y el motorhome de aluminio de 1960 muy similar al ómnibus de la película Máxima Velocidad.
En la actual edición 2024/2025 de Peabirú el título de la expedición es “Desafío Andino”, en razón de que buena parte del trayecto se extenderá por las ensortijadas rutas y senderos que conectan el norte argentino con el sur de Bolivia a través de dificultosos pasos fronterizos que exigirán a las tripulaciones la máxima concentración.
La planificación del viaje está a cargo de expertos como el propio Julio Guidolín, un aventurero amigo personal de quien esto escribe, dueño de una frondosa experiencia en todo tipo de rutas, en distintos países del mundo. La aventura está a punto de comenzar. Van a través de este informe nuestros deseos de éxitos.
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El tributo a los ancestros
El significado de la palabra “Peabirú”, del idioma ancestral tupí guaraní, es “el lugar donde el pasto ha sido pisado”. Explica así el sendero que a lo largo de miles de kilómetros abrieron entre montes y montañas los pobladores originarios de Sudamérica para encontrar la tierra sin mal. La expedición de autos antiguos procedentes de Brasil rinde tributo a aquellos pioneros y busca poner en valor destinos emblemáticos del Cono Sur.