La expansión de especies de importancia médica como Tityus carrilloi, junto con el registro de miles de picaduras al año, obliga a familias y autoridades sanitarias a reforzar protocolos de prevención y atención. Reconocer a estos arácnidos, aplicar medidas domésticas concretas y actuar con rapidez ante un accidente pueden ser clave.
Los alacranes, o escorpiones, son arácnidos presentes en Argentina. Se conocen al menos 60 especies en el país, entre ellas Tityus carrilloi, considerada como la más peligrosa. Esta especie, de la familia Buthidae, se ha adaptado con éxito a ambientes urbanos, refugiándose en sótanos, cañerías, grietas y otros escondites comunes en hogares y edificaciones.
Un estudio reciente del CONICET señala que tres especies —Tityus carrilloi, Tityus confluens y Tityus serrulatus— poseen reproducción partenogenética facultativa. Esta capacidad les permite colonizar nuevos espacios con gran eficiencia, pues basta una hembra para iniciar una población.
Las poblaciones urbanas de T. carrilloi están presentes en buena parte del país, incluyendo zonas del norte, centro y hasta la ciudad de Buenos Aires, lo que marca el límite sur de su distribución natural.
El veneno es neurotóxico: puede desencadenar bloqueo auriculoventricular, edema pulmonar, convulsiones, pancreatitis, coma y otras complicaciones, especialmente en niños y adultos mayores.
Cómo prevenir la presencia de alacranes en casa
Desde el Ministerio de Salud de la Nación recomiendan enfocar la prevención en minimizar las posibilidades de ingreso al hogar y reducir escondites potenciales:
Revisar y sacudir calzado, prendas y ropa de cama antes de usarlos.
Evitar caminar descalzo, especialmente en la noche.
Cubrir desagües y cañerías con rejillas finas, colocar burletes o mosquiteros en puertas y ventanas.
Sellar grietas y rendijas en pisos, paredes, techos y estructuras.
Mantener el interior y alrededores de la vivienda limpios y despojados de escombros, leña, materiales acumulados o elementos que ofrezcan refugio.
Reservar el uso de plaguicidas como última opción y siempre bajo orientación profesional, ya que la fumigación indiscriminada puede dispersar los alacranes, incrementando el riesgo de contacto con personas.
Qué hacer en caso de picadura de alacrán
La atención médica urgente es clave. Las recomendaciones oficiales incluyen:
Lavar la zona afectada con agua y jabón.
Aplicar hielo para aliviar el dolor.
Acudir con urgencia al centro de salud más cercano.
Trasladar, si es posible, el alacrán en un recipiente cerrado o llevar una foto para facilitar su identificación.
Los especialistas recomiendan evitar remedios caseros o demorar la atención mientras se observan síntomas.
Cuáles son los síntomas de la picadura de alacrán
Localmente, la picadura provoca dolor intenso, enrojecimiento, hinchazón, hormigueo o una sensación de “piel de gallina”. En niños, los síntomas pueden incluir excitación, llanto incontenible o temblores.
Cuando el veneno se disemina, puede producir síntomas sistémicos como taquicardia, dificultad respiratoria, salivación excesiva, lagrimeo y temblores. En casos graves, aparecen vómitos, diarrea, alteraciones cardíacas y puede volverse mortal sin asistencia inmediata.
La mayoría de los incidentes ocurren en el hogar; por lo tanto, el conocimiento, la prevención y la respuesta efectiva son esenciales para evitar resultados trágicos.