Recordemos un poco la história política de nustro país, y no descartemos nada, pues todo lo que algua vez sucedió, puede nuevamente presentarse aunque hayan pasado 60 años.
En 1946, el general Juan Domingo Perón era el candidato, casi indiscutido, para las elecciones presidenciales de ese año, después de su paso por la secretaría de Trabajo y Previsión, el ministeio de Guerra y la Vicepresidencia de la República, y principalmente después del 17 de octubre de 1945 que los “descamisados” en la Plaza de Mayo lograron su libertad cuando estaba preso en Martín García.
Tengamos en cuenta en todo esto la presencia, a su lado, como musa inspiradora,.a Evita que presagiaba la presencia de la mujer en la política activa, aún cuando hubieron otras mujeres, como Alicia Moreau de Justo, que intervenía también en política, pero con otros estilos y desde otras posiciones.
Bien, sentada la casi segura presidencia de Perón, éste busca el apoyo de la UCR en la persona del cordobés Dr. Amadeo Sabattini, de gran prestigio en el radicalismo y le ofrece la vicepresidencia y gobernaciones, legisladores, etc.
La UCR y Sabattini rechazan estos ofrecimientos y la UCR se integra a la perdidosa Unión Democrática que le ofrece los dos cargos: presidencia y vice.
Perón, uno de los más hábiles políticos argentinos, sigue buscando apoyo de la UCR y recurre a un radical correntino, el Dr. Jazmín Hortencio Quijano, quien, en desacuerdo con su partido y correligionarios, y con el apoyo de Perón, funda la UCR (Junta Renovadora) y con ese sello cierra la alianza con Perón (entonces, Partido Laborista, y la UCR, Junta Renovadora), y la fórmula que resulta ganadora es Perón-Quijano.
Algunas películas comienzan diciendo: “Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia”. Yo no diría lo mismo. A 460 años no es pura coincidencia lo que está ocurriendo en nuestro País, donde la reelección de Néstor Kirchner es una realidad, aceptada por los políticólogos más críticos, y los que lo rodean están buscando quién lo seguirá en la fórmula, y fieles seguidores de las estrategias de Perón, miran hacia el radicalismo, hoy en una severa crisis, al punto que el ex-gobernador de Corrientes, el actual diputado nacional Ricardo Colombi, sometido al Tibunal de Disciplina por su acercamiento al kirchnerismo, manifiesta que no le disgustaría ser vicepresidente de Kichner, y aún va más lejos, siempre según la información periodística, manifiesta: “¿A qué radical no le gustaría ser vicepresidente?”.
Así como el kichbnerismo busca un radical, talvez repita la experiencia de Perón y se quede con un radical correntino, que le cae simpático, y en la Cámara de Diputados lo apoya (desoyendo a su opartido) y el supuesto elegido funde también, al igual que Quijano, la UCR-Junta Renovadora.
* Las alianzas peronistas -radicales y las divisiones de la UCR.- Recordemos que no sería una novedad una alianza peronista-radical, ni un quiebre del radicalismo. Las dos cosas tienen su antecedentes más remoto en 1946 y en 1958 donde, después de un congreso en Tucumán, el enfrentamiento de Frondizi y Balbín trmina en dos radicalismos: UCR Ingransigente (Frondizi) y UCR del Pueblo (Balbín)
La UCRI, por no decir Frondizi, logra un acuerdo con Perón y éste ordena votar a la UCRI que se impone en todo el país con la fórmula Friondizi-Gómez.
No debemos extrañarnos, entonces, que estemos en vísperas de un triunfo del Frente para la Victoria -Kirchner y algunos radicales que podrían, con el antecedente de Quijano, formar una UCR-Junta Renbovadora o como se quiera llamar, e integre fórmula con Kirchner.
¿Será como en 1946 un radical correntino el que acompañe a Kirchner?. ¿Dónde hay más experiencias de alianzas radicales-peronistas que en Corrientes, donde en dos períodos seguidos impusieron la fórmula UCR-PJ? Si esta alianza (imposible de creer a los nostálgicos del “que se rompa pero que no se doble”) pudo sobrevir seis años, con perspectivas de más, por lo menos 8 años, ¿no será ideal para Kirchner llevar a un correntino de raíz radical como él?.
En estos tiempos de revisionaismo en que todo se pone en duda y el Código Da Vinci marca récords,por qué considerar imposible esa unión que, lógicamente, estará revestida de la pátina del “amor por la Patria”, “el futuro argentino”, etc. etc.
En 1946, el general Juan Domingo Perón era el candidato, casi indiscutido, para las elecciones presidenciales de ese año, después de su paso por la secretaría de Trabajo y Previsión, el ministeio de Guerra y la Vicepresidencia de la República, y principalmente después del 17 de octubre de 1945 que los “descamisados” en la Plaza de Mayo lograron su libertad cuando estaba preso en Martín García.
Tengamos en cuenta en todo esto la presencia, a su lado, como musa inspiradora,.a Evita que presagiaba la presencia de la mujer en la política activa, aún cuando hubieron otras mujeres, como Alicia Moreau de Justo, que intervenía también en política, pero con otros estilos y desde otras posiciones.
Bien, sentada la casi segura presidencia de Perón, éste busca el apoyo de la UCR en la persona del cordobés Dr. Amadeo Sabattini, de gran prestigio en el radicalismo y le ofrece la vicepresidencia y gobernaciones, legisladores, etc.
La UCR y Sabattini rechazan estos ofrecimientos y la UCR se integra a la perdidosa Unión Democrática que le ofrece los dos cargos: presidencia y vice.
Perón, uno de los más hábiles políticos argentinos, sigue buscando apoyo de la UCR y recurre a un radical correntino, el Dr. Jazmín Hortencio Quijano, quien, en desacuerdo con su partido y correligionarios, y con el apoyo de Perón, funda la UCR (Junta Renovadora) y con ese sello cierra la alianza con Perón (entonces, Partido Laborista, y la UCR, Junta Renovadora), y la fórmula que resulta ganadora es Perón-Quijano.
Algunas películas comienzan diciendo: “Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia”. Yo no diría lo mismo. A 460 años no es pura coincidencia lo que está ocurriendo en nuestro País, donde la reelección de Néstor Kirchner es una realidad, aceptada por los políticólogos más críticos, y los que lo rodean están buscando quién lo seguirá en la fórmula, y fieles seguidores de las estrategias de Perón, miran hacia el radicalismo, hoy en una severa crisis, al punto que el ex-gobernador de Corrientes, el actual diputado nacional Ricardo Colombi, sometido al Tibunal de Disciplina por su acercamiento al kirchnerismo, manifiesta que no le disgustaría ser vicepresidente de Kichner, y aún va más lejos, siempre según la información periodística, manifiesta: “¿A qué radical no le gustaría ser vicepresidente?”.
Así como el kichbnerismo busca un radical, talvez repita la experiencia de Perón y se quede con un radical correntino, que le cae simpático, y en la Cámara de Diputados lo apoya (desoyendo a su opartido) y el supuesto elegido funde también, al igual que Quijano, la UCR-Junta Renovadora.
* Las alianzas peronistas -radicales y las divisiones de la UCR.- Recordemos que no sería una novedad una alianza peronista-radical, ni un quiebre del radicalismo. Las dos cosas tienen su antecedentes más remoto en 1946 y en 1958 donde, después de un congreso en Tucumán, el enfrentamiento de Frondizi y Balbín trmina en dos radicalismos: UCR Ingransigente (Frondizi) y UCR del Pueblo (Balbín)
La UCRI, por no decir Frondizi, logra un acuerdo con Perón y éste ordena votar a la UCRI que se impone en todo el país con la fórmula Friondizi-Gómez.
No debemos extrañarnos, entonces, que estemos en vísperas de un triunfo del Frente para la Victoria -Kirchner y algunos radicales que podrían, con el antecedente de Quijano, formar una UCR-Junta Renbovadora o como se quiera llamar, e integre fórmula con Kirchner.
¿Será como en 1946 un radical correntino el que acompañe a Kirchner?. ¿Dónde hay más experiencias de alianzas radicales-peronistas que en Corrientes, donde en dos períodos seguidos impusieron la fórmula UCR-PJ? Si esta alianza (imposible de creer a los nostálgicos del “que se rompa pero que no se doble”) pudo sobrevir seis años, con perspectivas de más, por lo menos 8 años, ¿no será ideal para Kirchner llevar a un correntino de raíz radical como él?.
En estos tiempos de revisionaismo en que todo se pone en duda y el Código Da Vinci marca récords,por qué considerar imposible esa unión que, lógicamente, estará revestida de la pátina del “amor por la Patria”, “el futuro argentino”, etc. etc.
