Desde Córdoba
La crónica fidedigna de la “IIIº Fiesta del Chamamé del Mercosur”, es tarea del talento profesional y la honestidad intelectual de los y las periodistas, muy bellas por cierto.
Allí, quedarán plasmadas las acuarelas de Marito -agradecido a Dios- como Lidio Reyes, que viajaba con Tamara Castro el fatídico 8 de diciembre pasado y acompañó en esta oportunidad al brillante espectáculo de Antonito -primicia que deslumbrará a Cosquín- con su yaguá bicho Lobizón Doctor y Ramonita cantando Km.11 de Cocomarola. Su hijo Coquimarola y su nieto Gabriel, interpretando “El Zaino”, conocieron con emoción el estreno de Rosendo y Ofelia dedicado al Taitá: “Sigue tu Luz”. Ellos elogiarán al excelso acordeón de Raúl Barboza que hizo resoplar el “Tren Expreso”; a Moncho Ramírez, Chacho y Toto Semhan que recitaron y declamaron con música de Leo Zarur, aquellos rezos fuertes del Paí Julián, cuyo conjunto “Neike Chamigo” confirmó su prestigio, tan bien ganado como lo expuesto por “Los de Imaguaré”.
Dedicarán merecido espacio al grupo Integración; a los románticos Hermanos Barrios y los Hijos de los Barrios con su moderna versión; a Paquito Aranda con “La Enchamicada”. Resaltarán a los brasileños Mauricio Brito-Humberto Yules y Neto Fagundez; al cordobés Ildo Patriarca, a Manuelito Cruz; al conjunto Añoranza; a Roberto Giménez Blanco con “Los 4 de Mercosur” y los jubilosos temas de Los Sena.
Describirán las proezas artísticas de: Pocholo Airé con su cinco afinadas guitarras; Miriam Asuad con su armónica; Jorge Cantero con su acordeón; el doctor Lucky Bentos con su bandoneón y Raúl Lobera con su guitarra; Alfredo Monzón con su fuerza; Ipú Porá con la simpatía de Laura Fusz; Juan Saccú con el Trío Cristal; el señorial fraseo de Lacho Sena; Trébol de Ases con Oscarcito Mambrín en bandoneón, Salvador y Alfredo Almeida cantando y las categóricas glosas de Vallejos; Papi Miño con “La Querencia” y Juan Carlos Jensen, con ‘los jilgueros que soñaban en sus cantares con el viejo carcelero‘.
Se detendrán en Juancito Güenaga haciendo bailar a raudales; Los Alonsitos entusiasmando con “La Modelo”, persiguiendo la “Paloma Blanca”. No quedará fuera de su pluma y la lente de sus cámaras, el calificado grupo Amandayé con su empalmado de clásicos como Bañado Norte, polkas y galopas, tanto como Canto Vital, asombrando con su entonación vocal.
Los que poblamos ese “ñaembé” de cemento, con el corazón palpitante y las palmas enrojecidas, imprimimos parciales y subjetivas percepciones.
Pese a la impecable iluminación y el excelente sonido de Yapiré, los mil oídos dispuestos no pudieron registrar cuanto -en simultáneo con la impecable programación-acontecía en diferentes lugarcitos del parque y mucho menos en mi caso, con un solo ojo.
Con un tiempo acotado y todos los estilos, en más de treinta horas ininterrumpidas, se suscitaron sorpresas intelectuales y confirmaciones sensitivas, coronando un exitoso trabajo organizativo. Todo fue prolijito. Desde el delicado aguante de los locutores, a las distinciones a la trayectoria brindados a Cacho González Vedoya, Pocho Roch, Mario Bofill, Constante Aguer, Marily Morales Segovia, AntonioTarragó Ros, Teresa Parodi, Ramón Ayala y Salvador Miqueri que estrenó en la ocasión su tema: “Sin Resentimiento”.
Conmovedor reconocimiento del Senado de la Nación a Roberto Galarza que lo recibió con encomiable entereza y su amada Rosita. Saludable diálogo generacional con los jóvenes valores y los que asoman casi niños, como Iván y Marianito Miño, de 8 y 9 añitos ; Flavio José Frettes de 10 años, cantando con la Orquesta Folklórica de Corrientes -dirigida por Alfredo Suárez- el Himno Nacional en guaraní; el acordeonista César Frettes que actuó con el grupo Salamanca y el riograndense Caraí Guedes -un prodigioso guitarrista de 13 años- que integra con sus familiares Jorge, Adriano y Anahí, el conjunto del impulsor chamamecero gaúcho Luis Carlos Borges. Su contrapunto con Yamandú Costa escaló alturas.
De similar excelencia fue el ensamble de Rudi y Nini Flores, con la Orquesta Sinfónica de Corrientes con veintiocho integrantes y la batuta de Héctor Ruiz.
Notable la sincronización y el desempeño actoral del grupo de danza de Dionisio Soler; del ballet curuzucuateño Cruz de Papel y sus logrados cuadros como el tren y el Casamiento del Aniceto y la Nicanora. Sublime la coordinación del Ballet Oficial de la Fiesta, en ese diálogo de los ríos inspirador de las coloraturas regionales del chamamé. De otro mundo el mercedeño Alberto Costaguta, el Cambá Galleta, mientras Julio Cáceres revivía Chamamecero, a quien le “entregamos las riendas del sentimiento”.
Sin embargo, algo escapó al puntilloso cuidado de los detalles de la Subsecretaría de Cultura y allí mi crítica es rotunda. ¿Cómo es posible que hayan permitido que todas las bellezas correntinas acudan radiantes y que la apacible brisa nos acaricie tibiamente, sin solicitar permiso todas las madrugadas?. Tan dulces como la exquisita torta que me tentaron a contrabandear Carmen y Chaque Mauriño, hijo de un eximio silbador y una pianista de academia.
La otra mitad de mi deficiente mirada se posó en ellas y alguien tendrá que pagar por las causales de tantas distracciones. Ahora las veo, dibujadas en las volutas curvilíneas del humo de mi pipa. Estoy dispuesto a soportar se repita el error, en las anunciadas cinco noches del año venidero, sujetando los dos ojos, para apropiarme de todos los matices de la rica y espléndida cultura de Corrientes.
* El autor fue Ministro de Gobierno y Justicia de la Intervención Federal. Un apasionado de la música chamamecera.