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Simón de Jesús Palacios, el niño que alzó sus calchas y se vino a la ciudad

Por El Litoral

Lunes, 30 de agosto de 2010 a las 21:00
Simón de Jesús Palacios contó detalles de su extensa historia junto a la música de Corrientes.
Simón de Jesús Palacios nació en el cam-po a orillas de la cañada. Para ubicar en el mapa correntino, cerca de las barrancas de Empedrado y no en Concepción, como erróneamente se cree, asociando su cuna con la célebre composición “Recordando a Concepción”, que compuso con Manuel Ramírez.
No se puede dejar de preguntar al tenerlo enfrente, aunque otro sea el motivo de su visita al diario. Vino a invitar a la reunión que esta mañana, a las 11, en el salón auditorio del Hotel San Martín, realizará la Asociación Argentina de Intérpretes de la que es delegado regional y que contará con la presencia del director Ejecutivo de la entidad, Horacio Bartolucci y del compositor Zamba Quipildor, un símbolo del folklore nacional.
Simón refiere que esta asociación cuenta en la zona con más de 600 afiliados y es la segunda en el país en socios activos y administrados, la primera es Córdoba. La reunión de hoy es informativa y se esperan novedades importantes, por lo que la concurrencia se hace necesaria.
El músico cumple así con su objetivo de difusión y sigue con un repaso confiado de su vida en los escenarios y el por qué de esta designación en el cargo, que provee a sus colegas de un referente en la comisión, al igual que Teresa Parodi lo es en la junta directiva que preside Leopoldo Federico.

Historia
De contextura pequeña, a Simón de Jesús Palacios se lo reconoce por su interpretación de chamamés “llorones” y por ese modo de mostrarse en el escenario, casi doblado en dos, arqueando la espalda hasta esconder la cara en la cintura para luego enderezarse sonriendo. La gente festeja esta cualidad que se ha convertido en pose clásica. “Cuando dejé de tocar la guitarra porque parece que lo hacía medio mal, el instinto de marcar el compás me sugirió mover el cuerpo junto el micrófono y el público se entusiasmó”, cuenta.
Aunque hoy está cumpliendo 74 años, parece un chico y es fácil llegar a sus cuatro años, cuando con sus padres salió a la ruta a esperar el camión en el que subieron sus calchas y se vinieron para la capital correntina. La familia acá se hizo numerosa hasta completar la docena.
“Hice la escuela primaria en la Regional junto a los chicos caté, predispuestos a la amistad, siendo yo un humilde muchachito. Papá trabajaba como carpintero y después entró a la Policía; mamá pisaba el maíz, hacía harina y luego vendía, de eso vivíamos”.
Como mandadero lo tomó la familia del doctor Miguel Gómez Pescié y aunque lo instó a estudiar, él quiso trabajar para ayudar a sus progenitores. Ingresó a Obras Públicas, conoció compañeros musiqueros y le gustó el ambiente.
“Santiago Verón vivía cerca del Hipódromo y fui a escuchar una musiqueada, estaba recostado en el alambrado cuando se acercó otro amigo y me dijo: ‘Este viene bien para tu compañero, pasá’. Salté el cerco y tocamos con Santiago ‘Lucerito Alba’, así nació el dúo Verón-Palacios”, recuerda.
“En 1956 el dúo Vera-Lucero se desvincula del conjunto de Tránsito Cocomarola y nosotros estábamos haciendo los sábados un ciclo de audiciones en Radio Corrientes. ‘Coco’ jugaba a la loba en familia ese día y le hablaron de nosotros, prendió la radio y nos escuchó. Al día siguiente, domingo, Argentino Toledo, el acordeonista, golpea la puerta de mi casa y me informa que en la avenida Chacabuco había estacionado el auto don Tránsito. Al verme tiró la propuesta de grabar un disco y hacer unos bailecitos en una pista que regenteaba con Antonio Niz”.
“Santiago estaba tapiando una pared con barro cuando corrí a contarle. Cuando partimos para la pista ‘El odeón’ en el barrio Bañado Norte, subí a mi mujer que estaba embarazada en el cuadro de la bicicleta y la actuación nos resultó fácil porque ya conocíamos el repertorio. Yo ya hacía de locutorcito y así seguimos hasta 1961. El dúo caminó solo un par de años y terminó con algunas diferencias que el tiempo se encargó de solucionar por suerte”.
El dúo Verón-Palacios al separarse, legalmente Simón de Jesús no pudo hacer uso de tal denominación, pero Armando Nelly (el autor de “Puente Pexoa”), le sugirió patentar el nombre artístico de “Conjunto Verón-Palacios” y luego de tramitar tal expediente, obtuvo la resolución satisfactoria y el título de por vida.
Como parte de esa vida estuvo y estará ligada a Santiago Verón, lo invitó al escenario en la Fiesta Nacional del Chamamé en el 2009. Juntos estuvieron rindiendo homenaje al Taitá Cocomarola en el Anfiteatro que ha sido bautizado con su nombre.
Simón de Jesús Palacios está casado, tiene dos hijos, ocho nietos y ocho bisnietos. Hoy cumple 74 años. Que sea el día con felicidad.

MONI MUNILLA

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