Los internos provienen de familias de todo el Nordeste. De Formosa, Chaco, Misiones, del interior de Corrientes, y también de Paraguay.
Desde hace 44 años, en Itatí, el Pequeño Cottolengo Don Orione alberga y contiene a los más necesitados de la comunidad, personas con distintas discapacidades, que van desde el retraso mental de grado moderado hasta aquellas más severas que implican trastornos en el desarrollo de la personalidad, con problemas motrices y sensoriales. Actualmente, hay 35 internos, con edades que van desde los 13 a 68 años.
Si bien algunos de los internos son abandonados por sus familias, hay muchos otros que están allí porque sus familiares no tienen recursos para brindarles las atenciones adecuadas. La solidaridad de la gente y el aporte que se genera desde la Basílica y entidades diversas, hacen que sus principales necesidades estén cubiertas.
Aunque nunca es suficiente la donación de afecto, respeto y acompañamiento que precisan, y la devolución invaluable con demostraciones de cariño que son capaces de ofrecer.
Los internos de la institución están alojados en dos hogares, uno para mujeres y otro para varones, están acompañados constantemente por auxiliares, la mayoría de ellos del pueblo. También cuentan con la asistencia de profesionales, médicos, psiquiatras, psicólogos y un asistente social.
Allí también funciona una escuela integradora, en la que algunos de los internos comparten las clases con los chicos de la comunidad, buscando la integración de ambas partes, para sentirse valorados y respetados.
Hay, además, un Centro de Día, donde varias maestras especialistas en retraso cognitivo, desarrollan talleres, enseñan artesanías, llevan adelante huertas, y realizan musicoterapia con los pacientes.
El nacimiento
En el año 1950, fue bendecida la piedra fundamental del edificio. Se cristalizaba así un ferviente anhelo de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, que llevan adelante los sacerdotes orionitas que atienden la Basílica. Pretendían por aquel entonces, hacer surgir en la inmediata vecindad del Santuario de la Virgen de Itatí, una obra de gran contenido social que se ocupara de atender y brindar fraternal asilo a los pobres y enfermos más desamparados de la zona.
Tras diversas gestiones, fue en el mes de junio de 1965, cuando se inició la construcción de los cimientos del edificio.
El Cottolengo, finalmente fue inaugurado el 20 de mayo de 1968, para recibir con amor a los más necesitados de la comunidad.
Desde su fundación ha hecho importantes progresos en beneficios de los desamparados que franquean sus puertas, siempre abiertas. El 22 de mayo de 1984 se fundó el Instituto Especial “Don Orione”, por iniciativa del padre Carlos Mora, siendo su primera directora la señora Graciela Roch de Genghammer.
A su amparo
Para la comunidad del Cottolengo, es importante destacar que la imagen de la Virgen de Itatí ubicada sobre la cúpula del Santuario puede ser vista desde el patio interior del hogar. De esa manera, da razón a aquella sentencia del “Martín Fierro” que dice: “Quien a buen árbol se arrima, buena sombra cobija”.
La obra del Cottolengo de Itatí significa para quienes trasponen sus puertas, la posibilidad de recibir amor y atención para alcanzar el máximo de progreso como personas, aun con marcadas limitaciones físicas.