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Historia y cine en los escenario más impactantes del país

Por El Litoral

Lunes, 07 de octubre de 2013 a las 01:00
Ciudades, campos y paisajes argentinos fueron protagonistas de la pantalla grande desde comienzos del siglo XX. Basta recordar la película Evita -interpretada por la cantante Madonna-, con una famosa escena en la Casa Rosada; también una Buenos Aires que sirvió de telón para Highlander II; y la cordillera mendocina donde se filmó Siete Años en el Tíbet.
Lo más interesante es que en Argentina se filman películas los 12 meses al año, bien sea cine nacional o internacional, ya que las temporadas son opuestas a los Estados Unidos y Europa. 
En la actualidad, más de 14 mil estudiantes cursan la carrera cinematográfica en Argentina, y ello genera también una ventaja diferencial en cuanto a calidad de filmación. Este factor, junto a la facilidad estética de parecerse a cualquier ciudad o territorio ubicado en cualquier continente, coloca al país a la altura de las mejores plazas del mundo. 
Como una alternativa para el turismo, recorremos los principales escenarios y películas que han logrado fama en el mundo.

La city porteña
Buenos Aires ha sido siempre la preferida de los realizadores nacionales y extranjeros. Su arquitectura tanto urbana como rural, y sus escenarios en tierra y mar son la gran ventaja. Las pulperías y los antiguos almacenes son los más buscados para películas de otra época. Estos espacios fueron elegidos para Don Segundo Sombra de Manuel Antón y Juan Moreira de Leonardo Favio.
Los barrios de La Boca y San Telmo aparecen en Tetro, la última película de Francis Ford Coppola. Además, se convirtió en Barcelona cuando sus calles protagonizaron el thriller Carne de Neón, y la producción dinamarquesa Superclásico, dirigida por Ole Christian Madsen, en la que aparece un mediocampista del equipo de Boca Juniors. También, en 1997, el director chino  Wong Kar Wai filmó Happy Together en los conventillos de La Boca.
En los alrededores de la Ciudad de Buenos Aires, se ubica el Parque Pereyra Iraola, protagonista del spot Las piernas de Maradona, con espacios verdes y una casona neocolonial del siglo XIX; y, Campanopolis, íntegramente construida con material de demoliciones, descartes y derrumbes. 

Escenarios en la provincia
Una mención aparte merece La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires), cuya estación de trenes, ataviada con banderas y uniformes nazis, fue escenario de las primeras imágenes de Siete Años en el Tíbet. Entre los sitios destacados para locaciones aparecen la Casa Curuchet, del arquitecto Le Corbusier, llevada a la pantalla grande en El hombre de al lado, de Mariano Cohn; el Observatorio Astronómico; y, el Museo de Ciencias Naturales, donde se rodó El Aura.
El poblado de Uribelarrea, intacto desde fines del siglo XIX, fue locación de Evita de Alan Parker, Felicitas de Alexis Puig, Nueces para el amor de Alberto Lecchi y Dos amigos y un ladrón de Jaime Lozano, entre muchas otras. Chascomús, con sus castillos y su cementerio presbiteriano y castillos, apareció en las proyecciones de El santo de la Espada de Leopoldo Torre Nilsson, Mujer Conejo de Verónica Chen y Camila de María Luisa Bemberg.
Villa Lía, al noroeste bonaerense, es una pequeña ciudad fundada en 1803. Elegida por el británico Christopher Hampton, fue escenario de rodaje para Imagining Argentina, con la participación de Antonio Banderas. Una película ambientada en la última dictadura militar, que luego de filmar en este poblado trasladó su equipo a la Capital Federal. 
La ciudad de Luján se ambientó para una de las batallas de la Guerra Civil Española en There Be Dragons. Una película dirigida por el inglés Roland Joffé, que cuenta la historia de Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. A escasos kilómetros, Don Torcuato sirvió como tierra medieval para Deathstalker hace 20 años. Un escenario que inspiró el director Héctor Olivera a rodar años más tarde El Mural, sobre una obra de Siqueiros pintada en el sótano de una estancia. 
Otras locaciones que ofrecen estas tierras bonaerenses son el Puerto de Mar del Plata, con vista al Atlántico; el Partido de la Costa y sus 300 kilómetros de playas; el Autódromo Juan Manuel Fangio, en las afueras de Balcarce; y la Salina de Villarino ubicada en las cercanías de Bahía Blanca. 

Más info:www.turnoticias.com.ar

Películas de norte a sur
• La Patagonia Argentina es otra de las preferidas para escenarios con diferentes relieves, nieve, vegetación y lagos. En la ciudad de Ushuaia (Tierra del Fuego), se filmaron al menos 14 producciones. Las míticas son: la alemana Silberkondor über Feuerland en 1929, la italiana Terre Magellaniche en 1933, y la argentina Todas las Azafatas van al Cielo, de 2002.
• Dentro del Parque Nacional Los Glaciares (Santa Cruz) fueron varias las películas de buceo que se filmaron, entre ellas, Remolino azul, en cercanías del Perito Moreno. 
• Otros escenarios como Comodoro Rivadavia (Chubut) y Bariloche (Río Negro) protagonizaron El Aura, la segunda película de Fabián Bielinsky. Esta última ciudad -sede del Cerro Catedral- también aparece en algunas escenas de En el camino, del brasileño Walter Salles. 

En el cuyo
• En la zona de Cuyo, se destaca como escenario para locaciones la provincia de Mendoza, gran parte de Siete Años en el Tíbet fue rodada entre Malargüe y Uspallata.  
• Al Norte del país, el director Fernando Spiner logró interactuar con comunidades aborígenes en Aballay, el hombre sin miedo, film argentino que compitió con otras 63 producciones para lograr una candidatura al Oscar en categoría habla no inglesa. La película gira en torno a una pulpería de Amaicha del Valle (Tucumán), que luego fue convertida en centro cultural para los lugareños.

EL DATO
En San Luis, existe una ley que promociona la industria del cine. Esta herramienta atrajo producciones como La patria equivocada de Carlos Galettini y La revolución es un sueño eterno de Nemesio Juárez. En esta provincia y muchos otros lugares del país, también se crearon organismos que ofician como facilitadores para otorgar los permisos de filmación.

Refugios de la historia
Buenos Aires alberga una vasta riqueza cultural y patrimonial, y justamente en sus alrededores, en este caso al norte, se esconden una cantidad significativa de quintas y villas que engalanan los pueblos apostados a orillas del Río de la Plata. A continuación: tres de estos tesoros que todo turista debe conocer.

1. Quinta Los Ombúes
En esta casona enclavada en las barrancas de San Isidro, sonó por primera vez el Himno Nacional Argentino. La anfitriona, Mariquita Sánchez de Thompson, fue la primera en entonar los veinte minutos de la canción patriótica original. También fue lugar de reunión de muchos de los protagonistas de la historia argentina, y epicentro de las tertulias aristocráticas de principios del siglo XIX. Los apellidos de sus antiguos moradores dan una idea precisa del contexto social: además de Marquita Sánchez de Thompson, también la habitaron Pascuala Beláustegui de Arana, Rosa Azcuénaga de Santa Coloma, Eduardo Lahitte, y la familia Beccar Varela. Aún hoy se conserva la biblioteca, que cuenta con más de 12 mil títulos. 

2. Quinta Pueyrredón
La Quinta Pueyrredón se erige entre las Lomas de San Isidro. Esta construcción de dos siglos de antigüedad es un exponente de la arquitectura colonial rioplatense y la historia primigenia de la Argentina. Entre sus pasillos circularon personajes de la talla de José de San Martín, Domingo Faustino Sarmiento, Dalmacio Vélez Sarsfield y Roque Sáenz Peña, todos próceres argentinos. No es extraño: en su época, supo ser la casa de Juan Martín de Pueyrredón, el “Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata”. Así, mientras el país, en plena conformación, se debatía en batallas vernáculas, don Pueyrredón se refugiaba en la paz del jardín de su chacra, dedicado a pleno a la horticultura. Uno de sus frutos, un algarrobo, declarado árbol histórico, sigue siendo hoy el único testigo presencial de la reunión entre Pueyrredón y José de San Martín, donde planearon la Campaña Libertadora que luego San Martín llevó adelante por toda América.

3. Villa Ocampo
“Una belleza invisible, casi como la de los recuerdos”. Así describía Victoria Ocampo a San Isidro, provincia de Buenos Aires, localidad donde se instaló a partir de 1941. Su morada, una casa que a simple vista se confunde con un palacete, albergó a muchos de los principales intelectuales de la primera mitad del siglo XX, como Jorge Luis Borges, García Lorca, Gabriela Mistral, Albert Camus, Stravinsky, Graham Greene, André Malraux, y funcionó como trinchera de la Revista Sur, la publicación literaria más importante en la historia de este país. 
Villa Ocampo no es otra cosa que un reducto aristocrático que ostenta la suntuosidad de la arquitectura de finales del siglo XIX, mezcla de diversas influencias, épocas y regiones europeas, aunque de un claro sesgo franco-victoriano. Lo que en principio fue la casa de verano familiar, hoy es un museo que rememora las tertulias en donde confluían los más importantes hacedores artísticos de esos tiempos. 

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