Lalo, como así lo conocen en Corrientes, trabaja hace 50 años como carrero. Desde los 12 años se sube a esa gran caja de madera para hacer fletes. Los animales que tiene a su cargo están muy bien cuidados y es uno de los trabajadores que busca romper con la estigmatización de muchas familias que viajan por la ciudad con el objetivo de sobrellevar la pobreza día a día.
“Ser carrero no es delito”, es una de las frases que se repite en una campaña a nivel nacional que surgió ante el desprecio de muchos que no pueden observar desde varios lugares la realidad que padecen estas personas. No niegan que haya animales en mal estado, pero piden que reconozcan que es el único trabajo que conocen y que sean respetados como cualquier otra persona.
“Me llamo Rinaldo Aguirre pero todos me conocen como Lalo, hace 50 años estoy trabajando en los carros, tengo 62 años. Desde muy chico conocí lo que es trabajar”, contó en diálogo con El Litoral.
Su casa y la de los equinos está ubicada en el barrio San Marcos, cerca de la intersección de avenida Maipú y La Paz.
“Trabajan conmigo cinco de mis hijos varones; Corrientes me conoce porque trabajamos mucho: trasladamos arena, la compro y la llevo donde me digan”, relató Lalo.
Si bien comentó que recibe muchos llamados, dijo que hay días en que no se trabaja. “Cuando hay días de lluvia no sacamos nada, quizás hacemos 3 mil pesos al mes, todo depende de los días, es muy variado el monto”, expresó y agregó que “es un trabajo respetable y lo dejé como herencia a mis hijos”.
Frente a su domicilio particular, Lalo tiene alojados a los caballos. Los animales tienen “su galpón, su cama, su viruta, sus alimentos como son alfalfa, maíz; además reciben el cuidado de veterinarios”.
Respecto al maltrato de muchos equinos, que se puede observar en los barrios de la ciudad y en muchas ocasiones cerca del centro, reconoció que esta situación existe. “Es algo que no debería pasar, yo cuido a mis animales, sé que ellos no pueden hablar pero sufren cuando los maltratan. No puedo meterme con los demás carreros para que ellos no se metan conmigo”, señaló.
“Nunca presté mis caballos por ese motivo, ellos no se saben defender”, dijo Lalo, quien al ser consultado sobre la solución al maltrato no supo o no quiso responder para evitar conflictos.