POR JOSE CESCHI
¡Buen día! Por mi estructura personal, por haber nacido en el campo y por ser franciscano siento un amor especial por la madre naturaleza. Pienso, como san Bernardo, que “hay más sabiduría en la naturaleza que en los libros”. Y, como Alan Hovhanes, “siempre he considerado a la naturaleza como un ropaje de Dios.”
Y no sólo un ropaje, sino además un modo privilegiado de comunicarse con él. A propósito, quisiera compartir algunos párrafos de un experto en oración, el padre Ignacio Larrañaga. En su librito que recomiendo - “Encuentro. Manual de oración”- nos ayuda a rezar a partir de una profunda contemplación de la naturaleza. Le acerco una muestra:
“Vaya admirando, emocionado, todas y cada una de las criaturas que desfilan por el Salmo 104: nubes, vientos, cumbres nevadas, cascadas, ríos, valles, fuentes, pájaros, nidos, arroyos, quebradas, plantas, mariposas, flores, trigales, olivos, viñedos, árboles seculares, briznas minúsculas, sol, luna, luz , sombras... Por cada criatura contemplada, y admirada, diga: ¡Dios mío, qué grande eres!...
Escuchar, absorber y sumergirse en la armonía de la creación entera. Quedarse concentrado y receptivamente atento a cada una de las voces del mundo: los mil insectos que gritan su alegría de vivir; los variados cantos de tantas aves; el rumor del viento o del río; grillos, ranas, gallos, perros, todos los seres vivientes que expresan la alegría de su vivir y, a su manera, aclaman y cantan, agradecidos, al Señor. A nombre de ellos, y con ellos, decir: ¡Criaturas del Señor, bendecid al Señor!
Provocar en mí una sensación de fraternidad universal; sentir, en Dios, a cada criatura como hermana, sentir que, en Dios, soy una unidad con todo lo que ven mis ojos, sumergirme vitalmente en la gran familia de la creación, sentirme participando gozosamente de la palpitación de todas las criaturas, sintiendo la dicha de vivir que, sin conciencia de ellos, experimentan todas ellas, como nadando yo en el mar de la vida universal y vibrando con la ternura del mundo...”.
¡Hasta mañana!