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Isaco, el abuelo musical

Por El Litoral

Viernes, 30 de diciembre de 2016 a las 01:00

Aún siendo muy joven Oscar Mambrín tuvo un encuentro a fuego con Isaco Abitbol, tendría entre 12 o 13 años. Juan Sacú lo llevaba a las guitarreadas para que se “fogueara” entre los músicos. “Un día nos fuimos con Juan Sacú a Paso de la Patria y estaba colmado de grandes músicos. Cerca del mediodía se hizo un silencio e ingresó al lugar Isaco Abitbol. Después del almuerzo, Isaco comienza a tocar y recién ahí Juan Sacú me dice trae tu bandoneón. Recuerdo que Isaco a las criaturas, a los grandes, a los perros, a todo ser vivo trataba de la misma forma. Isaco era un ángel. Cuando me siento frente a él me dice: “¿Qué vas a tocar?” Yo había preparado “Taragüí Koé”.  Comencé el tema que tiene una contestación entre bandoneón, hago la nota y él contesta. Ahí empezamos a tocar. Yo tocaba como podía y el maestro tocaba como quería. Pero Isaco tenía la humildad de no sobresalir sobre otro músico, él siempre dejaba que otro haga punta como decimos en el ambiente. Después tuve la fortuna de ser su amigo”, resalta.  
La primera composición que hace Oscar Mambrín es dedicada a Isaco Abitbol. “Abuelo Isaco”, “para mí él era un ángel. El es mi abuelo musical. El me trataba como su nieto. Cuando estuvo enfermo, yo estaba más en el hospital que en cualquier otro lugar. Tuve la oportunidad de compartir muchas musiqueadas con él y aprendí muchísimo a su lado”, cuenta. “Lo visité un día antes de su fallecimiento en el hospital”, cuando Oscar Mambrín recuerda estos momentos sus ojos se vuelven vidriosos y se producen silencios lacónicos. Bebe y hace sorbos cortos. Respira profundo. “La pérdida de Isaco fue uno de los golpes más duros que recibí en la música”.

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