En muchos momentos de su obra Borges se ocupó de la literatura (prosa y poesía) gauchesca, género por el que sintió especial predilección. En tal sentido es útil recordar entre otros su conocido ensayo "La poesía gauchesca"; allí aparece el profesor, el erudito que brinda una clase magistral sobre el tema, pues hace una exposición cargada de conceptos técnicos que explican la materia, pero, con una admirable claridad y en un tono ameno que atrapa al lector.
Con respecto al "Martín Fierro" tuvo también una relación rica. Además del análisis que hace del poema en el trabajo antes citado, cabe señalar que se ocupó del mismo en conferencias, ensayos, hizo tres prólogos a distintas ediciones de la obra de Hernández, en uno de ellos escribió: "En el autor del Martín Fierro se ha repetido, mutatis mutandi, la paradoja de Cervantes y Skakespeare; la del hombre inadvertido y común que deja una obra que las generaciones venideras no querrán olvidar", y agregó "una función del arte es legar un ilusorio ayer a la memoria de los hombres; de todas las historias que ha soñado la imaginación argentina, la de Fierro, la de Cruz y la de sus hijos, es la más patética y firme". Y, como si eso fuera poco, la célebre obra inspiró versos y cuentos de Borges.
En esta nota quiero ocuparme de uno de esos cuentos (no es uno de los de mayor fama, pero - en mi opinión - de una gran belleza literaria: "El Fin" (en "Ficciones"). En este cuento Borges va a "completar" un célebre episodio del "Martín Fierro".
Una breve aclaración que estimo útil para apreciar esta creación del Maestro. Fue una técnica muchas veces usada por Borges crear tomando como material otras obras; dialogaba, discutía, creaba hipótesis, "modificaba", "suprimía", "completaba" otras creaciones literarias, un ejemplo de ello, es su célebre cuento "Pierre Menard autor del Quijote (Borges se imagina que un francés, (Pierre Menard), intenta escribir sin copiar páginas idénticas a las de la excelsa obra de Cervantes; en realidad este cuento ha sido y es materia de discusión por los expertos). Lógicamente tal tarea demanda una gran erudición literaria y un enorme talento literario. Este tipo de recurso borgeano ha sido denominado por Irma Zangara "juego intertextual", quien recuerda que el escritor también hacía con su propia obra (en su trabajo "Primera década del Borges Escritor").
Veamos este "juego intertextual" que Borges hace en "El Fin" con el poema de Hernández, que también fue señalado, por ejemplo, por Raúl H.Castagnino en "Legados Borgeanos" ("Borges", Fundación Banco Boston, 1987, pág.89 y ss.,y por R. Costa Picazo e Irma Zangara, Jorge Luis Borges, Obras Completas, Edición Crítica,Emecé, I, pág. 978)
Hay que recordar dos famosos episodios del "Martín Fierro". Uno, es en el que "Fierro" mata al "Moreno" en la pulpería. El otro, es la payada a contrapunto que el personaje tiene con otro "moreno" que resultó ser hermano del anterior. Es sabido que Fierro fue el ganador de dicha contienda (Canto XXX, de la Vuelta de Martín Fierro). Pero, y he aquí lo interesante, en el poema de Hernández queda pendiente este contrapunto entre Fierro y el "Moreno", no se cierra esa rivalidad, quedó indefinida, por ello se lee "y si otra ocasión payamos/ para que esto se complete/ por mucho que lo respete/ cantaremos, si le gusta,/ sobre la muertes injustas/ que algunos hombres cometen". Y antes, en un momento de la payada el "Moreno" le dice a Fierro refiriéndose a esa muerte "sino porque tengo a más/ otro deber que cumplir". Entonces Fierro advierte la situación y "los presentes" en esa ocasión evitan el enfrentamiento y Fierro y sus hijos y el hijo de Cruz se alejan del lugar (Canto XXXI).
Este dato de indefinición, esta contienda no terminada, es tomada por Borges y él va a "completar" esta historia, habrá de poner "El fin" a la misma; este es el tema y motivo del cuento y ello explica el título del mismo. En la posdata que Borges escribió en 1956 respecto del cuento dice: "Fuera de un personaje - Recabarren - cuya inmovilidad y pasividad sirve de contraste, nada o casi nada es invención mía … todo lo que hay en él está implícito en un libro famoso y yo he sido el primero en desentrañarlo o, por lo menos, en declararlo".
Es entonces cuando aparece el talento del gran escritor, el enorme creador de ficciones, aparece entonces el mago de nuestra lengua.
Ahora la historia entre Fierro (en el cuento se habla del "forastero", nunca se habla de Fierro) y el "Moreno" (se habla del "negro", una sola vez del "moreno") es situada por Borges en la pulpería en que tuvo lugar la payada, su patrón es Recabarren, un vasco, que asistió a la payada, ahora postrado en un catre en una habitación contigua. Recabarren es una creación de Borges. El escenario es La Pampa, que la tarde de los hechos del cuento, (véase la descripción de Borges del la inmensa llanura), "bajo el último sol, era casi abstracta, como vista en un sueño”. En la pulpería - a cargo de "un chico de rasgos aindiados", tal vez hijo del dueño - el "negro" esperaba el regreso de Fierro y con una guitarra ejecutaba "modestos acordes".
Recabarren desde su cama y a través de una ventana con barrotes percibió "un punto" que "se agigantó en el horizonte y creció hasta ser un jinete…", luego "vio el chambergo, el largo poncho oscuro, el caballo moro, pero no la cara del hombre, que por fin sujeto el galope y vino acercándose al trotecito… Recabarren no lo vio más".
Entonces suceden los hechos que serán "el fin" de esta historia contada inicialmente por Hernández. "Sin alzar los ojos del instrumento, ….. el negro dijo… Ya sabía yo, señor, que podía contar con usted. El otro, … , replicó: Y yo con vos moreno. Una porción de días te hice esperar pero, aquí he venido".
En un momento posterior a este encuentro se produce un diálogo que remite a pasajes del poema de Hernández, así, Fierro cuenta que pasó varios años sin ver a sus hijos, a quienes dio buenos consejos, entre ellos "que el hombre no debe derramar la sangre del hombre", a lo que el moreno responde "hizo bien. Así no se parecerán a nosotros".
El "Forastero" (Fierro) no por falta de coraje, no quiere más muertes, pero parece que ese es su camino inexorable, Borges le hace decir "mi destino ha querido que yo matara y ahora, otra vez, me pone el cuchillo en la mano".
Finalmente se produce la pelea fuera de la pulpería; el forastero "se quitó las espuelas" y el negro le pidió antes, que ahora "ponga todo su coraje y toda su maña, como en aquel encuentro de hace siete años, cuando mató a mi hermano".
En este combate borgeano el moreno mató a Fierro, fue al atardecer - tal vez otro símbolo de un final - que la ilustre pluma describe así "hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música. Desde su catre, Recabarren vio el fin."
Nelson R. Pessoa