La comunidad judía desde el lunes celebra el Pésaj o Pascua, una fiesta con la que se conmemora la libertad del pueblo judío que recibió el milagro de dejar atrás la esclavitud de Egipto (hace más de 3.500 años).
Esta conmemoración se vive en familia, con símbolos especiales que se reúnen alrededor de la mesa y con los cuales se recuerda a los antepasados (remarcando los valores transmitidos de generación en generación).
El rabino Marcelo Wajcer describió a El Litoral cómo viven esta especial celebración, diciendo: “La fiesta del Pésaj la empezamos el lunes con la salida de la primera luna. Hubo una celebración con un oficio religioso, pero en estos días lo más importante es la fiesta familiar con la cual recordamos los 3.500 años de libertad de nuestro pueblo de Egipto".
Según explicó, en estos días de fiestas en las reuniones familiares no sólo se celebra el fin de la esclavitud sino que además renuevan el compromiso de libertad. “Dedicamos nuestro tiempo a leer el segundo libro de la Torá (éxodo) y recordar los acontecimientos. Es importante destacar que el primer festejo del Pésaj fue estando aún en esclavitud, el pueblo apartaba un cordero o cabra sin mancha, lo preparaba y luego lo comía acompañado con pan ácimo y hierbas amargas. Luego, ocurrió el milagro de la liberación, de la última plaga. Cuando Dios mató a los primogénitos de las casas de Egipto, pero salteó aquellas que tenían la marca de sangre en el dintel de las puertas”, precisó. Reafirmó entonces que Pésaj etimológicamente significa pasar por alto, en alusión a este momento.
Símbolos
El Pésaj se conmemora en familia y la cena se dota de simbolismos. Al respecto, el rabino describió: “En primer lugar, el plato central es el zeróa, característico porque tiene un hueso con carne asada que representa el sacrificio pascual. Se prepara también, una mezcla de manzanas, con nueces picadas y vino, con la que se recuerda la masa que se preparaba para construir la pirámide. También, se consume el pan ácimo, sin levadura, que representa que debemos librarnos de todo orgullo”.
A esto, suman la hierba amarga (que evoca la amagura vivida por el pueblo); el huevo asado que representa el sacrificio pascual); las verduras que se mojan en agua con sal (símbolo de las lágrimas de los esclavos). “Y una copa de vino con la cual esperamos al profeta Elías que anunciaría la llegada del profeta”, describió Marcelo Wajcer.
Todos estos símbolos son recordados mientras se efectúa la lectura del Torá. Específicamente de aquellos episodios que relatan la vida de Moisés y la liberación del pueblo judío.
Con todos estos elementos, celebran la Pascua judía y el milagro de dejar atrás la esclavitud. En la misma medida, se comprometen a ser libres de los lazos materiales y proyectarse hacia la espiritualidad.