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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Los sueños como jeroglíficos de Maia Navas

La entrevista con Maia Navas fue realizada en el programa Todos los Vientos que se emite por Radio Unne 99.7, de lunes a viernes de 19 a 20. Navas es artista visual y gestora de Play, un evento que crece y propone nuevas formas de ver y ser vistos.

Por Carlos Lezcano

Especial para El Litoral

La muestra “Arte con realidad aumentada” del premio Itaú que acaba de terminar en la Casa del Bicentenario de Buenos Aires, reunió a artistas jóvenes de todo el país donde fue finalista la artista correntina Maia Navas con su obra “Sueños”.

Junto con Fabián Ramos, Malen Otaño y Suyai Otaño, Virginia Buitrón, Daniel Romano, Mariel Galarza, Sofía Mele, Navas participó en el área video.

Navas es además gestora y curadora de “Play”, que este año realiza su 7ª edición y fue presentada por ella recientemente en Corea con gran interés.

La idea de “Sueños” nace en 2015 después de su obra “Procedimientos”, porque comienza a trabajar un área temática que se relaciona con los grandes temas de la psicología. Si en “Procedimientos” indaga en los rituales obsesivos donde no descarta el humor, en “Sueños” bucea en uno de sus temas preferidos: la memoria, el olvido, las huellas del pasado y su puente con el presente. Lo perdido y lo recuperado a través de la palabra.

Maia reconoce que le gusta escuchar los relatos de sueños de las personas y que en esta obra no le dio importancia a sus sueños, tal vez por miedo a las pesadillas, pero sí le prestó oídos a aquellos que sueñan con un contenido simbólico alto y aceptaron contarlo ente la cámara.

El tema de la obra surge en un momento en el que estaba haciendo una beca del Fondo Nacional de las Artes. Aparece esa idea y se detiene entonces durante mucho tiempo a investigar el abordaje más adecuado hasta que llega a una propuesta minimalista, a una síntesis, y comienza la tarea.

Decide que para registrar los testimonios solo necesita una cámara, una persona por vez y una habitación para poder filmar.

La obra funciona como un archivo o colección abierta que permite incluso versiones diferentes disparadas al infinito de distintos y sucesivos testimonios. Con cámara fija, toma directa y nada de edición, van surgiendo los relatos de la obra. 

No hay ombligo, lo que implica decir no hay superficie y fondo, solo presentación en tanto manifestación sonora y discursiva. Registro de una dimensión que la memoria permite recordar, crear o seguir soñando.

En el proceso le llama atención cuando cuentan sus sueños personas de las comunidades originarias porque nota que en el relato agregan muchas cosas que tal vez no estaban en el sueño. Es decir que al contarlo lo van interpretando.

Lo que vemos en la obra es, entonces, lo soñado, cada realidad y la interpretación de lo soñado al contarlo.

A Maia le interesa el sueño como tópico, no su interpretación psicoanalítica. No hay interpretación de eso que cuentan las personas, solo obra de arte.

Se corre del lugar del profesional de la psicología porque solo le interesan los sueños como jeroglífico, como diría Lacan, una mirada más cercana a las posiciones postestructuralistas donde ya no conciben al inconsciente como una olla en ebullición o como algo reprimido que está a punto de estallar.

Adhiere más a la teoría de la superficie donde se producen los acontecimientos, porque todo va a sucediendo allí, todo el momento, como un moebius. Algo que está circulando, que está, que va y regresa. No hay psicoanálisis de las personas que participan las obras, el limite ético es claro, esto es una obra, no un diván.

Sucede también que a veces cuando despertamos olvidamos parte del sueño, el relámpago del recuerdo no alcanza a la totalidad de lo soñado. A veces hay olvidos u olvidos parciales de lo soñado que en el momento de contarlo son salvados o rellenados por interpretaciones instantáneas.

Giorgio Agamben lo dice mejor: “Una que otra vez llegamos a tiempo para observar aquello que empero debería sernos por completo evidente, es decir, que en vano creemos que el secreto del sueño está en otro lugar o en otro tiempo. El sueño existe como un todo para nosotros en el instante en que, al despertar, produce un destello en nuestra mente. El mismo recuerdo que el sueño nos ha dado también  nos ofrece la falta que lo aflige: un solo gesto contiene a ambos”.

“El sueño y el recuerdo sumergen la vida en la sangre de dragón de la palabra y, de ese modo, la vuelven invulnerable a la memoria. Lo inmemorial, que se precipita de memoria en memoria sin jamás llegar al recuerdo, es en sí mismo inolvidable. Este inolvidable olvido es el lenguaje, es la palabra humana”.

La muestra y Play 

— Estuviste entre los elegidos en la Muestra de Itaú: Arte con realidad aumentada. Contanos de qué se trata.

— La Muestra Itaú se hace a partir del Premio Itaú, que es un premio en artes visuales, muy importante aquí en Argentina, organizado por la Fundación Itaú.

— ¿Tu obra se llama “Sueños”?

— Sí, recibo la invitación por una obra de video, una versión en realidad de esa obra; porque tiene varias versiones, que se llama Sueños y consiste en una colección de un archivo de sueños de diferentes personas, de diferentes culturas, países, que me cuentan un sueño de esos que soñamos al dormir en tiempo presente, frente a cámaras con dos observadores.

— ¿Está contado en distintos idiomas?

— Exactamente.

— O sea, tiene diferentes texturas sobre todo.

— Sí. Me interesa particularmente la materialidad de lo sonoro en esa obra y también cómo esa cuestión que el atravesamiento cultural, también natural, geográfico de cada lugar, le aporta a la forma del sueño en sí y a la forma de narrarlo también.

— ¡Qué increíble esto que me decís! Porque te interesa la materialidad de eso; algo que esencialmente es etéreo, hay una tensión allí, ¿no? ¿Cómo fue trabajar eso?

— Es una obra que la inicié hace algunos años. Pero es una obra abierta porque siempre voy incorporando nuevos sueños.

Empecé por ahí con sueños de personas conocidas y luego, cada vez que me encuentro o conozco, por ahí se acercan y me dicen que quieren también contar un sueño para la obra -personas de diferentes lugares-; los sigo archivando y con eso voy haciendo diferentes versiones de la obra.

— Pienso en lo difícil que es recordar un sueño. El tema del recordar y la memoria es un tema central tuyo. ¿Por qué?

— Me interesa muchísimo en relación; creo que también tiene que ver con mi formación, que una de las carreras que hice fue psicología. Me interesan en particular los fenómenos que tienen que ver con lo no consciente o consciente, me interesa mucho la forma de la enunciación, del discurso que tiene que ver con la construcción de la identidad, con la construcción de la memoria. 

Con esto por ejemplo que vos decís, el recordar de la manera que se plasma el tiempo, al decir, al enunciar un discurso en primera persona, por ejemplo. Las cuestiones del sueño, que si bien a mí no me interesan desde el punto de vista analítico, sino en este caso desde el punto de vista estético, sobre ese recuerdo, me parece que tiene un montón de matices, desde materia sonora y también visual; que tiene que ver con esto del tiempo, de la memoria, de la reconstrucción; que esa reconstrucción también es siempre un poco “ficcionada”, un poco fallida; que a la vez incluye muchas zonas de olvido que son rellenadas y demás. Y todo ese tipo de mecanismos y de fenómenos me resulta muy interesante.

— Eso se pude ver en la última muestra que hiciste en Resistencia, con las voces que son muy cercanas a vos, que recordaban ciertas cosas. Es decir, esta necesidad también de atrapar eso para que no se pierda, ¿cierto?

— Sí, sí. En el caso de esa otra obra, la muestra que estuvo hace poco en el Muba, se llama “Restos de amor”. Eran hologramas de objetos que pertenecieron a personas muy queridas y que son conservados. Y donde quiera construir como una especie de hologramas sobre ese objeto y tomar también el audio de ciertas narraciones que estas personas me comentaban acerca de esa vinculación con ese objeto y también, por supuesto, con la persona a la cual pertenecía.

— Muchos son familiares tuyos.

— Algunos sí son familiares míos.

— Con objetos pequeños a veces, ¿no?

— Exactamente. Esos objetos que son más bien insignificantes. Esa era una de las cuestiones que más me atraían; porque por ahí uno tiende a dar mayor valor a cierto objeto por su cualidad. Por ejemplo, los demonetary no conservar eso, de oro -por ejemplo-. Pero en este caso no, eran objetos muy humildes, muy desapercibidos pero que tenían una gran carga afectiva y de memoria.

— Y de amor...

— Y de amor, por supuesto.

— Porque la clave, me parece, es eso. Lo hermoso me parece que es rescatar eso y eso queda. Porque los restos de amor son amor.

— Exactamente, de ahí su dimensión afectiva.

— Bueno, además de todo esto, estuviste en Corea. ¿Me querés contar por qué?

— Sí, fui a presentar Play; yo dirijo hace siete años la exhibición de videoarte que forma parte del Centro Cultural Universitario de la Universidad Nacional del Nordeste y, en esta oportunidad, fuimos invitados a presentar una selección de los videos que han pasado por algunas de nuestras siete ediciones y en este caso tomé tres programas de video latinoamericano específicamente, cada uno de los tres programas tienen diferentes temáticas, y bueno, estoy invitada para presentarlos en una galería en Wandu, Corea del Sur.

— ¿Y cómo elegiste esos videos que llevaste? ¿Con qué criterio?

— En primer lugar, ¿cómo?

— ¿Cuál fue el criterio para la elección?

— En primer lugar me pareció que sería interesante esta cuestión de que sean latinoamericanos. Porque nosotros en Play mostramos de todas partes del mundo. Recibimos videos de lugares de los más diversos; pero me parecía interesante centrar un poco la atención para acortar un poco el panorama en Latinoamérica y con particular acento en producciones argentinas. A partir de ahí lo que hice fue, temáticamente, plantear tres fotos porque me parecían importantes porque tienen que ver con la identidad; en particular cuestiones, por ahí, de construcción de la identidad desde lo femenino, que es un segundo programa que tiene que ver con la construcción de los espacios y un tercer programa que tiene que ver con la resistencia, que obviamente es una noción como más política.

— Las tres cosas están presentes en tus diferentes etapas, ¿no?

— Y sí, podría ser, una más que otra.

— ¿Cuándo fue eso?

— Esto fue el primero de junio. La presentación que se hace en Corea es ese día en particular. Porque yo voy a dar una charla también, de lo que es Play y va a haber un intercambio también de preguntas y respuestas. 

— Vi en un flyer por ahí que están promocionando ya el nuevo Play, ¿no?

— Exactamente, la séptima edición de esta exhibición, que es tan querida por nosotros, y que ya lleva siete años; así que está abierta la convocatoria para recibir obras de video. Está todo en nuestro Facebook que es Play videoarte, en Google play videoarte y enseguida los lleva ahí, hay una ficha para completar que es muy fácil de rellenar y ahí se adjunta el link. 

Play se va a desarrollar del 24 al 31 de agosto.

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