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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

Una avioneta mexicana perseguida por ovni

Hay muchos casos en el mundo de encuentros en el aire de aviones de distinto tamaño con extraños objetos voladores, desde aviones comerciales de gran tamaño hasta pequeños monomotores que tuvieron encuentros muy cercanos en el aire con estos extraños aparatos voladores que son vistos en todos los cielos del planeta.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

El caso que nos ocupa hoy es el de un joven piloto mexicano, Carlos Antonio de los Santos Montiel, de 23 años, que tuvo una experiencia impactante con ovnis, allá por el mes de abril de 1995,  no muy lejos en el tiempo, en pleno día, soleado, cuando se encontraba viajando en solitario hacia la ciudad de México en su avioneta Piper. De golpe, su aparato empezó a moverse bruscamente de arriba hacia abajo, como si una gran fuerza quisiera atraparlo. Con gran sorpresa observó hacia su ala derecha, un ovni que medía unos cuatro metros de diámetro, estaba muy cerca de la nave. Luego, otro ovni igual se le acercó por su ala izquierda, echándosele prácticamente encima. Carlos se asustó mucho, no es para menos, pero más se asustó cuando vio que un tercer ovni se le abalanzaba prácticamente sobre el avión, como si tuviera intenciones de chocar contra él. El muchacho trató de desviar la máquina para evitar la colisión, pero los mandos de la avioneta no le obedecían. El tercer objeto, bastante más grande que los dos primeros, hizo una maniobra violenta pasando por debajo de la pequeña aeronave, rozándola.

Aterrado, el piloto trató de comunicarse con el aeropuerto de Ciudad de México, pero su aparato de radio estaba lleno de estática. Terriblemente impresionado por lo que le estaba sucediendo, se dio cuenta de que estaba en poder de estos extraños objetos voladores. Pensó que lo querían secuestrar, abducir y llevarlo a una nave más grande, nodriza, para hacerle quien sabe qué experimentos con su cuerpo y quizás no volvería más. En los segundos que pensaba todo esto, los ovnis, tan rápido como aparecieron, se alejaron. Quizás se cansaron de jugar al gato y al ratón con la avioneta o cambiaron sus planes de secuestro. Carlos comprobó con alivio, que los controles habían vuelto a la normalidad y ya le obedecían. La radio también se normalizó y allí se pudo comunicar con el aeropuerto, notificando la insólita experiencia que había tenido. En la torre de control aceptaron su informe, porque los controladores habían estado siguiendo todo el episodio en las pantallas de radar, que captaron a tres objetos no identificados, que rodeaban a la avioneta Piper, como si la llevaran aprisionada. Más tarde, cuando el episodio había concluido, el jefe de control de tráfico del aeropuerto, declaró a la prensa que esos objetos desconocidos hicieron al alejarse un brusco giro de 270 grados, a una velocidad de 800 Km. por hora, en un arco de solamente 5 km. y prosiguió explicando que “un avión volando a esa velocidad necesita de 12 a 15 km. para hacer un giro igual. Es imposible para un aparato terrestre hacer eso. En mis 17 años de controlador de tráfico aéreo, nunca vi nada semejante.”

La increíble experiencia que tuvo Carlos fue difundida por toda la prensa nacional y mundial, y fue considerada muy valiosa y auténtica por los testimonios de los controladores de tráfico, que grabaron todo el episodio como un hecho irrefutable. A raíz de esto, los medios de distintos lugares lo invitaron para que cuente su experiencia.

Los hombres de negro

El día que Carlos iba a su primera entrevista a un canal de TV, dos limusinas negras, nuevas, como las que usan los diplomáticos, le cerraron el paso y lo hicieron detenerse en la ruta. De los automóviles descendieron cuatro hombres blancos, como escandinavos, vestidos con trajes negros. Uno de ellos, al parecer el jefe, impidió que Carlos se bajara del auto y le gritó amenazador: “Mira, muchacho, si aprecias tu vida y la de tu familia, no hables por televisión de lo que viste.” Los grandulones se subieron a los autos y se alejaron. Carlos, muy atemorizado, no atinó a hacer nada y regresó a su casa de inmediato. Cuando Pedro Ferriz, el periodista que lo había invitado al canal de TV, le preguntó por qué no había ido a la entrevista, le contestó que fue porque había recibido amenazas y le contó lo que le pasó. Ferriz lo tranquilizó diciéndole que siempre amenazan, pero nunca hacen nada. Posteriormente lo convenció y se presentó en el programa de televisión contando su experiencia.

Un mes más tarde, el profesor Joseph Allen Hynek, asesor científico de la Fuerza Aérea Norteamericana y de la famosa película “Encuentros cercanos del tercer tipo”, llegó a ciudad de México y pidió hablar con Carlos, a quien citó en su hotel. Temprano en la mañana, cuando Carlos se dirigía a la cita, se topó con uno de los grandulones en la puerta del hotel que parecía estar esperándolo cuando se disponía a entrar. “Ya te advertimos que no hablaras de tu experiencia” ladró el tipo aquel. Y le dio un tremendo empellón, que lo hizo trastabillar. “Ya te dijimos -prosiguió- no te metas en problemas, lárgate y no regreses.” Carlos, aterrado, se fue rápidamente sin ver al doctor Hynek. Ahora bien, ¿quiénes son estos sujetos que parecen salidos de una película de ciencia ficción? ¿Por qué se preocupan tanto de que no se difunda e investigue la verdad sobre ovnis y vida extraterrestre? Se sabe que estos “hombres de negro” son agentes de la CIA que actúan por orden del gobierno norteamericano u otras potencias mundiales que no quieren que la gente sepa de los adelantos científicos y tecnológicos que han mostrado siempre los tripulantes de los ovnis y tratan de minimizar o ridiculizar todo lo concerniente sobre ovnis y vida extraterrestre; que la gente, el gran público, crea que todo es mentira, que no existe, que es una farsa o cuentos de ficción. Se cree que han amenazado a más de 1.000 testigos de ovnis en todo el mundo, evitando que se difunda la verdad, pero ha sido inútil, cada día hay más gente que ha sido testigo y afirma haberlos visto. Además, con los modernos medios tecnológicos que tiene cualquier persona que puede ser testigo, como filmaciones con celulares, fotos y audios, ya no quedan dudas de la existencia del llamado fenómeno ovni. Día tras día, los testimonios son miles en todo el mundo y de gente calificada, profesionales, pilotos, gente preparada. Quizás alguna vez se sepa toda la verdad oficialmente.

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