¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

No dejes entrar al viejo

Es increíble cómo el “viejo” nos achica, interrumpe nuestra alegría, nos priva de demostrar que somos capaces de hacer cosas, soñar, ser útiles, ser felices.

Por El Litoral

Domingo, 08 de noviembre de 2020 a las 01:00

Por Adalberto Balduino
Especial para El Litoral

Es un título caprichoso pero se debe pura y exclusivamente al tema de música country escrita por el autor y cantante Toby Keith que lleva por denominación original: “Don’t let the old man in”. Se trata de una de las bandas sonoras perteneciente a la película de Clint Eastwood, “The Mule” (La Mula). Ese tema nació del encuentro entre Toby el autor y el actor y director de cine Clint, cuando le dijo que el lunes siguiente cumpliría ochenta y ocho años y que estaba presto para rodar la película de referencia. Hoy, ya tiene noventa años y está en lo mismo, siempre en la búsqueda de una nueva producción. Toby se dijo para sí seguramente conforme la poesía del tema, que si las personas con edad avanzada se despojaran “del viejo” que siempre son una respuesta a las quejas de las ñañas, haríamos como Clint Eastwood. Pondríamos en movimiento nuestra mejor forma de cambiar los peros por hacer realidades nuestras virtudes que son la mejor prueba de optimismo y ganas creativas para campearle al viejo. No para ser más jóvenes, sino mucho más positivos.
En la vida hay una cosa que es cierta: que los tiempos son inexorables, pero que debemos luchar contra ellos para transformar nuestro espíritu y el carácter de nuestro empeño. Es decir en saludables muestras por hacer las cosas con pasión, que son ganas potenciadas que inmunizan contra todo mal. Es hacer salud que a determinada edad la desgana se apodera, y lo conveniente es hacer nacer nuevos sueños, dinamizar la perseverancia porque es la forma abierta de consumir el tiempo que allana cansancio, y fortalece nuestro andar porque aún podemos soñar. Pintar, cantar, andar, escribir, conectarnos con quienes amamos, reunirnos en quehaceres que no solo nos distraigan, sino que nos premien. Es el compromiso a tomar si no queremos arrumbarnos como trastos viejos, apelando al protagonismo que compromete y enriquece lo que hacemos y a nosotros mismos. 
Viene bien para un montón de sinsabores como el encierro de este año que pasó volando, sumándonos depresión, ansiedad, estrés. Porque sentirnos útiles, capaces, permite cubrir la soledad con el talento creativo, ese que sueña e imagina toda persona madura y desalentada.
La película de referencia que da título a este artículo es “La Mula”. Alguien que a determinada edad se decide cambiar totalmente, transportando el peligroso cargamento de drogas donde le ordenen. Lejos de pensar que la vejez no le permitiría éxito en el cometido abordado, todo lo contrario, fue realmente perfecto a su edad, demostrando capacidad, discreción, seriedad y hasta podría decirse profesionalismo y por ende valentía. Es un personaje real en un hecho auténtico cuyo nombre de ficción es Earl Sharp, de más de 80 años, y corresponde a una producción del 2018 que Clint Eastwood la filmó cuando tenía 88 años para su empresa cinematográfica Malpaso Producciones. El elenco se enriqueció con la presencia de los actores Bradley Cooper, Laurence Fishburne y Andy García, más el propio director y calificado protagonista Clint Eatswood, película que fuera nominada con los Oscar por el gran trabajo actoral como de producción.
La poesía del tema musical central a pesar de la traducción mantiene incólume la sublime belleza de vernos con años, es simple pero increíblemente maravillosa lograr la idea que los años no son impedimento alguno para desertar en el amor apasionado de nuestra capacidad creativa. 
“No dejes entrar al viejo, quiero estar solo. / No puedo dejárselo a él, está llamando a mi puerta. / Y sabía toda mi vida, que algún día terminaría. / Levántate y ve afuera, no dejes entrar al viejo. / Muchas lunas he vivido. / Mi cuerpo está desgastado y desgastado. / Pregúntate a ti mismo cómo serías. / Si no supieras el día que naciste. / Intenta amar a tu esposa. / Y mantente cerca de tus amigos. / Tostar cada atardecer con vino. / No dejes entrar al viejo. / Muchas lunas he vivido. / Mi cuerpo está desgastado y desgastado. / Si no supieras a ti mismo cómo sería. / Si no supieras el día que naciste. / Cuando él monta en su caballo. / Y sientes ese viento frío y amargo. / Mira por la ventana y sonríe. / No dejes entrar al viejo. / Mira por la ventana y sonríe. / No dejes entrar al viejo”. /
Siempre creí en la pasión como fuerza generadora de hechos impensados pero fortalecidos por nuestra entrega. Es la que no se doblega ni depone actitudes ni sacrificios, cuando llegar es la meta. Pero “No dejes entrar al viejo” más que una canción, de una letra, una banda sonora central de una película de Hollywood, no busca ser despectiva, sino darnos la pista para carretear y volar. Ascender con viento a favor, logrando un vuelo alto que nos enorgullezca pero más que eso, que nos inyecte las ganas, la dinámica, el gesto positivo y nos permita no dejar “entrar al viejo” que la mayoría de las veces, nos lastra, sopesa su gran volumen, achatándonos. Lo más triste, quitándonos la esperanza y la felicidad de poder asistir, ser el gestor de un montón de sueños que tienen la virtud de alejar todo impedimento, repeler ñañas, volver a creer en nosotros mismos y emprender todo con felicidad, que es la dicha de sentirnos útiles, capaces que es una forma de ver crecer nuestra propia estima.
Es increíble cómo suceden las cosas, el origen de esta canción no fue a pedido del director, sino que un encuentro entre Clint y Toby en una cancha de golf, dejó perplejo a este último cuando se enteró que estaba llevando a cabo una película con ochenta y ocho años de edad, y que ya se encontraba en la búsqueda de la próxima cuando ya había cumplido noventa años. Es una muestra cabal de las posibilidades de cambiar, porque en la búsqueda, en la predisposición, en el deseo ferviente de mejorar, está la salida que nos devuelve a edad determinada el placer de poder demostrar y demostrarnos que podemos. Toby Keith compuso en base a lo que vio y comprobó, se lo mandó, y por supuesto Clint Eastwood la aceptó e incluyó en la película porque representaba la síntesis de lo que quería mostrar. Demostrar y mostrarnos que aún somos capaces de producir que hasta nosotros mismos nos sorprendemos, porque la felicidad viene justamente por allí, y que la vejez es solo un pretexto por no permitirnos probar tantas cosas posibles por hacer, empezando por nosotros mismos.  
Es saludable transponer e ir y dar rienda suelta a nuestros sueños, no importa el tamaño sino la felicidad que proporcionan por más pequeños que aparentemente fueran. Porque sentirnos útiles es la mejor demanda a nuestra esperanzada estima que, espera y empuja.

Últimas noticias

PUBLICIDAD