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/Ellitoral.com.ar/ Deportes

Mandiyú, un repaso por el equipo correntino que hizo historia

Desde la llegada de Juan Manuel Guerra para hacerse cargo del plantel, los primeros refuerzos, hasta llegar al campeonato de la B Nacional 1987/88, el ascenso a Primera y la permanencia en la élite hasta el descenso fue recordado por Infobae. 

Con el título: “Mandiyú, el equipo correntino que hizo historia y tuvo como técnico a Maradona”, el sitio Infobae evocó días atrás la época de gloria del Albo, a través de un artículo elaborado por Eduardo Bolaños, y que tuvo como colaborador a Marcelo “Pipo” Romero.

“En el mapa de la geografía de nuestro fútbol siempre hubo provincias recortadas por sobre otras. Aquellas que si se pudiesen observar con la lupa especial de la número 5, tenían una tonalidad diferente. Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Tucumán son mojones insoslayables. El resto adquirió ciertos momentos de relevancia en los torneos nacionales, pero en casos esporádicos. Con la creación del Nacional B en la temporada 1986/87 se abría nuevamente una posibilidad de federalización. Y Deportivo Mandiyú la aprovechó y colocó a Corrientes en lo más alto, con un equipo inolvidable, que logró un memorable ascenso y la posterior permanencia de siete temporadas en la máxima categoría.

Amarillentas ya las hojas que contaban de su efímero paso por la primera división en 1974, como lo evoca Marcelo Pipo Romero, historiador de la institución: ‘Lo fundamental que se hizo para el Nacional B 86/87 fue no repetir el mismo error del 74, donde se conformó el plantel con empleados de la empresa Tipoití, todos amateurs. Para el torneo del 86 estaba Juan Manuel Guerra como entrenador y fue decisivo, porque cambió muchas cosas. Por ejemplo, no quiso que ningún futbolista tuviera que tener un trabajo adicional. Y mejoró las condiciones en general. Antes el traslado se hacía en camiones desde la empresa hasta el predio de entrenamiento, distante 15 kilómetros. Allí llegaron los primeros refuerzos de calidad que fueron Zielinski y Fossati’.

El actual y exitoso DT de Atlético Tucumán, Ricardo Zielinski, era un cinco metedor y de gran despliegue, de esos muy necesarios en la categoría. Ascendió con Chacarita en 1983 y jugó en primera para los Funebreros hasta mediados de 1986 cuando se sumó al cuadro correntino. Jorge Fossati traía consigo el linaje de arquero experimentado en las vallas de Peñarol, Independiente y Rosario Central, club con el que había sido campeón de la primera B en 1985. Dos refuerzos de calidad que comenzaban a darle forma a un plantel que soñaba con la pelea grande.

En el iniciático Nacional B, Deportivo Mandiyú tuvo una tarea de bastante regularidad, que le permitió finalizar en el séptimo puesto entre 22 equipos y clasificarse para el torneo reducido por el segundo ascenso. Allí quedó eliminado por Huracán, pero se notaba que había una base importante: ‘También los dirigentes se fueron haciendo más profesionales y enseguida detectaron que había buen material y que con un par de retoques, iba a poder funcionar más. Llegaron Pedro Barrios, Horacio Attadía, José ‘Pepe’ Basualdo, Adolfino Cañete (que un año antes había disputado el Mundial de México para Paraguay) y Daniel ‘Coquito’ Rodríguez, un crack uruguayo, que había padecido algunas lesiones, pero que era un lujo’.

El equipo estaba listo para afrontar el torneo y había una inmensa expectativa en la provincia, sin embargo, el comienzo estuvo lejos de lo esperado: ‘Al comienzo costó que se dieran los resultados, pero los éxitos llegaron a medida que los refuerzos se afirmaron, con la mano de don Juan Manuel Guerra’.

Al finalizar la primera rueda se encontraba en el segundo puesto, apenas dos puntos por debajo del sorprendente Cipolletti de Río Negro y superando por escaso margen a tres pesos pesados como Belgrano, Quilmes y Huracán. En la recta final, el Globo se fue desinflando y surgió Quilmes como el perseguidor. Y ante ellos como visitante, el sueño se hizo realidad el sábado 21 de mayo, con la chance de ascender con solo empatar. Cuenta el historiador Romero: ‘Lo seguí por radio desde Itatí, mi pueblo distante a unos kilómetros de Corrientes Capital. Fue una tarde gris, más de invierno que de otoño y toda la provincia se paralizó. El festejo fue una locura en cada uno de los pueblos de nuestra geografía, con una enorme emoción por el relato de José Antonio Barreto, que en los minutos finales transmitió casi llorando ante la inminencia del título. Acá somos muy orgullosos de lo nuestro y nos vimos representados por Mandiyú’.

Las reglamentaciones, siempre tan volátiles y cambiantes en el fútbol argentino, determinaban que el campeón del Nacional B tomara parte de la liguilla junto a siete equipos de primera división (los que seguían en la tabla al campeón, Newell’s en esa oportunidad). El premio para el vencedor era disputar la Copa Libertadores. Y Deportivo Mandiyú estuvo a la altura: “Fue una locura la provincia cuando vino San Lorenzo. El estadio de Huracán Corrientes, donde hacía de local, no daba abasto. Los dos partidos terminaron 1-1 y ellos avanzaron por ventaja deportiva, pero no haber perdido con el Ciclón, fue una sensación buenísima. El equipo estaba consolidado para pelear con los mejores, porque no se desarmó’.

En silencio y lentamente, una figura del equipo comenzaba a ser observado con detenimiento. Era un mediocampista que parecía tener la cancha en la cabeza, porque tomaba las decisiones correctas. Corría lo justo con enorme dinámica. Jugaba y hacía jugar. Luego sería figura al punto de disputar dos mundiales y ganar todo con Vélez y Boca, José Pepe Basualdo: ‘Mi arribo a Mandiyú se dio gracias a Roberto Resquín, el entrenador que tenía en Villa Dálmine. Él quería que estuviera en un equipo de mayor trascendencia y lo intentó con San Lorenzo, pero le respondieron que en ese momento no estaban mirando futbolistas del ascenso. Don Juan Manuel Guerra dio la aprobación y con Eduardo Seferián, que era el presidente, se acordó el préstamo de un año. Era la primera vez que salía de Campana como profesional’.

‘Ambos me fueron a esperar al aeropuerto -cuenta Basualdo- y el Viejo Guerra fue simple y directo, diciéndome que todas las buenas referencias que tenía de mi las llevara a la cancha, a lo que le respondí que iba a tratar de no fallarle a nadie. En los primeros amistosos estaba de suplente, hasta que me conoció, me dio la titularidad y no salí más. Jugué los 42 partidos de la campaña. Fue una experiencia espectacular. Ese ascenso me abrió las puertas de lo bueno que vino luego en mi carrera y fue salir del fútbol de los sábados para no volver más’.

Deportivo Mandiyú había sido animador del primer Nacional B, pero no era considerado como uno de los grandes candidatos al comenzar la temporada 1987/88. Así evoca Basualdo aquellos días: ‘Los partidos de local eran a estadio lleno, porque a medida que íbamos consiguiendo resultados, la gente acompañaba. Nos íbamos afianzando dentro de un lote de equipos muy importantes como Quilmes, Huracán, Chaco For Ever, Cipolletti, que estaban muy preparados y con el objetivo de ascender. Pero lo que más me impactaba era ver la cantidad de correntinos que aparecían cada vez que nos presentábamos en Buenos Aires. Llegar a Primera era el sueño de todos y haberlo logrado con Mandiyú fue fantástico. Cuando arribamos a la provincia tras el título logrado en cancha de Quilmes fue emocionante’.

El equipo en general y Basualdo en particular, no tuvieron problemas en la adaptación a la categoría superior. Las destacadas actuaciones del Pepe en cada fin de semana, llevaron a que muchos le prestaran atención. Entre ellos, Carlos Salvador Bilardo: ‘Estando en Mandiyú me comentaron que él me venía siguiendo desde la época de Villa Dálmine. Incluso una vez que Carlos viajó a Rosario para ver un sábado un encuentro de San Lorenzo contra Central, pasó por Campana para mirarme solo un tiempo del partido que estaba disputando por el torneo de la B. Los dirigentes de Villa Dálmine me lo comentaron en el entretiempo y no lo podía creer. Y llegó el llamado para ir a entrenar con la Selección, que es lo más emocionante que puede vivir un jugador. Mi debut con la celeste y blanca fue en marzo de 1989 contra Colombia, perteneciendo a Mandiyú. Perdimos 1-0 y en la revista El Gráfico, Bilardo dijo: 'No importa que perdí, porque encontré a Basualdo'. Iba todo muy rápido para mí”.

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