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La espectacular explosión de Tunguska

Testimonio. Los árboles en 60 km. a la redonda de la explosión, devastados.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

A las 7.15 de la mañana del 30 de junio de 1908, quienes ya estaban despiertos en el pequeño poblado de Karenslink, en la Siberia central, vieron una gran estela de fuego, de un color entre azul y blanco, que cruzaba el cielo verticalmente, llegando desde el noroeste. Lo que había comenzado como un brillante punto de luz, fue alargándose durante diez minutos, hasta que pareció dividir el cielo en dos. Cuando se acercó a la tierra, estalló y se deshizo, formando una inmensa nube de humo negro. Segundos después se escuchó una aterradora explosión que hizo temblar todo a su alrededor, incluyendo los edificios del pequeño pueblo. Seguras de que había llegado el Día del Juicio final, muchas personas cayeron de rodillas y comenzaron a rezar. En realidad no era esto, pero la gente presenciaba el desastre natural más grande registrado hasta entonces en la historia de la Tierra. Si aquel objeto que había causado la gran explosión siberiana, hubiera caído algunas horas antes o después, o hubiera tenido una trayectoria diferente que llevara a áreas densamente pobladas, sin duda hubiera causado millones de muertes. El pueblo se encontraba a unos 320 kilómetros de distancia del punto de contacto del misterioso objeto, pero a pesar de la distancia, la explosión había sido tan fuerte que sacudió los edificios del poblado. Un tren transiberiano se había detenido pues el conductor estaba convencido de haber descarrilado por la forma en que se movió. Sismógrafos de la ciudad de Irtkusk indicaron un impacto con la fuerza de un formidable terremoto. Cabe señalar que tanto Irtkusk como el tren, se encontraban a una distancia de más de 1.200 km. de la explosión.

¿Qué fue?

Lo que cayó en la Tunguska, en los bosques siberianos había explotado con una fuerza jamás imaginada. La onda expansiva del impacto dio dos vueltas a la Tierra antes de desaparecer y tuvo notables repercusiones sobre el clima de todo el hemisferio norte del planeta. Durante del resto del mes de junio, por ejemplo, en Londres hubo luz de noche, tanta que podía leerse el diario en la calle perfectamente a medianoche. 

En Estocolmo, a la una de la madrugada, se podía tomar una foto de la ciudad, con una luz equivalente a la de día. Una foto de la ciudad rusa de Navrochak, tomada en ese mes de junio, aparece como tomada en una brillante tarde de verano. Durante los meses siguientes, en el hemisferio norte se presenciaron espectaculares amaneceres y atardeceres, tan impresionantes como los vistos después de la fenomenal erupción del volcán Krakatoa en 1883 que generó olas gigantescas que dieron la vuelta al planeta. De todo ello, así como de informes de inusuales formaciones nubosas durante los siguientes meses, se puede deducir que el impacto en Siberia, había lanzado enormes cantidades de polvo a la atmósfera, como sucede con erupciones volcánicas violentas y en fechas más recientes con explosiones atómicas. 

Lo que resultaba muy curioso de la insólita explosión de Tunguska es que durante muchos años nadie le prestó atención. Diversos periódicos rusos publicaron la noticia de un asombroso objeto que había caído en la zona. Los meteorólogos especularon sobre los extraños cambios del clima, pero fuera de Rusia, casi nadie ahondó sobre el tema. Después de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución de 1917 que derrocó al régimen zarista de Rusia, se comenzó a investigar seriamente lo que había ocurrido esa mañana en Tunguska. En 1921 por órdenes de Lenin se nombró a un especialista en meteoritos, el Dr. Leonid Kulik, quien comenzó a investigar impactos de estos cuerpos espaciales en territorio soviético. Descubrió referencias importantes sobre Tunguska en viejos periódicos rusos y amplió sus pesquisas para concluir que lo que había caído en Tunguska no era un meteorito.  ¿Qué fue realmente lo que cayó en Tunguska? ¿Fue una gran nave espacial que explotó al entrar en la atmósfera terrestre? ¿Una explosión de antimateria? ¿Un gran meteorito? Los informes señalaban que se vieron grandes columnas de humo y fuego más brillante que el sol. Chozas y casas se habían volatilizado y manadas enteras de renos desaparecieron. 

Otros se habían dispersado corriendo en distintas direcciones. Un hombre comentó que había sentido incendiarse la camisa que vestía. Otros reportaron quemaduras del lado de sus caras que daban hacia la explosión y muchas personas padecieron shock  durante largo tiempo o quedaron sordas de manera temporal o definitiva. 

Sin una explicación aceptable

Pero, aunque resulte increíble, ninguna persona había fallecido o sufrido heridas graves. Aunque se comentó que algunos campesinos habían hallado cadáveres calcinados de personas que habían estado cerca de la explosión. Numerosos árboles de gran tamaño fueron arrancados de cuajo o volteados y quemados, arrasados por la onda expansiva del lugar del impacto. En un radio de 20 km. no había ni un árbol maduro en pie, todo era una región arrasada, con restos de troncos y árboles quemados. Todos los árboles caídos apuntaban en una misma dirección. Por ello se concluyó que la explosión debió haber sido mucho más terrible de lo que locos informes habían sugerido. La amplia zona de varios centenares de kilómetros devastados daban cuenta de que algo muy terrible debió haber impactado allí. Pero aún partiendo de la base que pudo haber sido un meteorito, no se encontró un gran cráter ni restos meteóricos en los lugares investigados.

En 1927 Kulik volvió a la zona con una nueva expedición, ya que con la primera no tuvo éxito, porque muchos de los integrantes de la misma se negaron a continuar, presos del terror. Volvió sobre sus pasos y desistió para luego volver en una segunda intentona. La expedición bordeó el límite de los árboles caídos, hasta que los investigadores llegaron a un anfiteatro natural entre las colinas y allí establecieron un campamento. Durante varios días estudiaron el área circundante concluyendo que ese era el sitio del núcleo de la explosión. 

A su alrededor los árboles apuntaban en dirección contraria al centro pero, por increíble que parezca, algunos seguían en pie, aunque quemados y desprovistos de corteza, en el mismo sitio donde se produjo la explosión. Por fin, se dio cuenta cabal de la desolación, pero se concluyó que el estallido había arrasado  un área de unos 7.600 km. de árboles.  Con todo lo comentado, hasta hoy no hubo una explicación lógica o científica de lo ocurrido esa mañana en Tunguska. Sigue siendo uno de los grandes enigmas en la historia de la humanidad.

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De haber sucedido sobre un área metropolitana o una gran ciudad, habría sido la peor catástrofe de la historia humana, con miles de muertos. Afortunadamente ocurrió en un lejano y desolado paraje de la Siberia rusa hace ya 113 años, causando miedo y terror en toda una amplia franja europea. Sin embargo, hasta hoy no se aclaró bien lo que sucedió en esa lejana mañana.