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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

La Revolución del Parque

Por Juan Carlos Raffo

Especial para El Litoral

La Revolución del Parque, también conocida como Revolución de 1890, fue una insurrección cívico-militar producida en la Argentina el 26 de julio de 1890 dirigida por la recién formada Unión Cívica, liderada por Leandro Alem y Bartolomé Mitre. Entre otros, acompañaron esta revolución los notables Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen y Francisco Barroetaveña.

El 6 de agosto renuncia el presidente Miguel Juárez Celman en un contexto de crisis social y económica. Tanto él como sus colaboradores fueron partidarios a ultranza y receptores del capital extranjero. 

El endeudamiento externo del período del presidente Juárez Celman alcanzó, aproximadamente, las 44.000.000 de libras esterlinas.

El ministro de Economía Varela, por entonces, utilizó reservas para calmar al mercado, pero este las absorbió inmediatamente y el oro siguió en alza. 

Paliar los desfasajes con nuevo endeudamiento fue posible hasta que “alguien exigió un dólar y se rompió la cadena de créditos y de pagos”. Por ese entonces, el banco Baring Brothers exigió a la Argentina el pago a término de los vencimientos de deuda, lo que derivó en un grave problema para el entonces presidente argentino, quien no podía hacer frente a los compromisos de manera rigurosa.

A fines de julio de 1890, el aire revolucionario era el único que se respiraba en Buenos Aires y La Unión Cívica, en alianza con sectores del ejército y la armada, buscaban terminar con el régimen fraudulento para poder producir los cambios en materia económica, política y social que el país necesitaba. Alem se posicionaba al frente de la Junta Revolucionaria, pero la estrategia militar estaba a cargo del general Manuel Campos, con el aval de Mitre.

Para diferenciarse de las tropas leales al régimen, la Junta Revolucionaria de la Unión Cívica adquirió boinas, de color blanco, porque eran las únicas que había en cantidad suficiente en los comercios de la zona para los más de 3000 milicianos que se calcula participaron de la revuelta.

El alzamiento llevó el nombre de “Revolución del Parque” por cuanto el epicentro y los principales combates se realizaron entorno al Parque de Artillería, donde actualmente se ubican la plaza Lavalle y el Palacio de Tribunales. Comenzó el 26 a las 4 de la madrugada y se extendió hasta el 29 de julio, cuando se firmó la capitulación. 

Por un grave error de cálculo, o quizás una traición del ala militar de la revuelta, los revolucionarios se encontraron con que al tercer día de combates las municiones escaseaban, no había dentro del parque de artillería la cantidad prevista e iban llegando los refuerzos de tropas leales del interior del país. Todo esto aceleró la rendición. Entre los revolucionarios, se encontraban figuras que tendrían gran influencia en la política argentina futura, como Hipólito Yrigoyen y Juan B. Justo, entre otros.

  Terminada la revolución, desde el Senado dominado por los conservadores, se recuerda una frase lapidaria de un senador cordobés: “Señores: la revolución está vencida, pero el gobierno está muerto”.

Sin apoyo político, el presidente Juárez Celman presentó la renuncia y, en su lugar, asumió su vice, Carlos Pellegrini, quien completaría su mandato hasta 1892. Al tomar el mando, dijo que el suyo “era un gobierno de concordancia, surgido de una revolución”, por lo que se amnistío a los revolucionarios buscando la pacificación.

Ante el nuevo escenario creado, los dirigentes de la Unión Cívica agudizaron sus diferencias internas, formalizando al año siguiente la ruptura. 

Por un lado, los mitristas más proclives al pacto con el régimen conservador formaron la Unión Cívica Nacional y, por otro, los liderados por Leandro N. Alem, que rechazaron todo pacto con el régimen y anhelaban un cambio de raíz del sistema político, formaron la Unión Cívica Radical, que continua reivindicando los principios del alzamiento de 1890 y perdura hasta nuestros días.

La Revolución del Parque fue dirigida por un amplio frente opositor que, bajo el nombre de Unión Cívica, venía manifestándose contra la política de Miguel Juárez Celman. La Junta Revolucionaria estaba presidida por Leandro N. Alem y Bartolomé Mitre. Las fuerzas militares sublevadas dirigidas por el general Manuel J. Campos tomaron el Parque de Artillería, en la actual Plaza Lavalle, frente al actual Teatro Colón, mientras se levantaba en armas también un sector de la Marina. Pronto el gobierno logró controlar la situación y las fuerzas leales, comandadas por el ministro de Guerra, general Lavalle, Carlos Pellegrini y Roque Sáenz Peña obtuvieron la rendición de los rebeldes. La revolución fue derrotada, pero Juárez Celman, sin apoyos, debió renunciar.

Si bien el gobierno del Partido Autonomista Nacional resultó ileso porque continuó al frente del ejecutivo, y la revuelta fue sofocada, el contexto obligó el cambio abrupto con la renuncia del presidente Juárez Celman y la asunción de su vice Carlos Pellegrini, quien logró domar la tempestad política y económica con una serie de medidas efectivas.

Sin embargo, la “victoria” del PAN frete a los revolucionarios significó el comienzo de su fin y el lento declive de los conservadores en el poder. 

Entre los agitadores del parque también hubo crisis porque se abrió una grieta que escindió al partido en dos: la Unión Cívica Nacional que pactó con el PAN (Partido Autonomista Nacional), por un lado, y la Unión Cívica Radical, liderada por Leandro Nicéforo Alem, que se opuso absolutamente a dicho acuerdo.

El correntino Dr. Juan Balestra integró el gabinete de Carlos Pellegrini en carácter de ministro de Justicia e Instrucción Pública. Juan Balestra integraba por entonces, el Senado de la Nación y ha sido el autor del famoso libro “El 90”, donde están narrados en profundidad todos los pormenores de nuestra sociedad argentina y describe las luces y sombras de la dirigencia argentina de aquellos tiempos. 

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