Corrientes tiene una lagartija única en el mundo que solo habita las rocas del Iberá

Un reciente estudio financiado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Universidad Nacional del Nordeste (Unne) detalló los factores que contribuyen a la vulnerabilidad del gecko correntino (Homonota taragui), una lagartija nocturna que tiene su distribución geográfica restringida al Paraje Tres Cerros, así como el uso del microhábitat específico y el aislamiento de sus poblaciones. La especie fue descubierta en 2013.

Homonota taragui es un gecko de hábitos particulares, que se refugia en microhábitats específicos y se encuentra con mayor frecuencia en los meses más fríos. Es extremadamente fiel a su sitio ya que no pudieron registrar individuos en aquellas rocas donde había algo de suelo. 

El equipo científico realizó una observación notable sobre la Homonota taragui: los individuos residentes, es decir, los capturados al menos dos veces para este estudio, siempre fueron registrados bajo la misma roca y esto sucedió incluso para aquellas lagartijas que fueron capturadas muchas veces (14 veces es el registro máximo). Estudios previos han demostrado que las especies de reptiles que son especialistas en hábitat tienen tasas de extinción más altas. Por lo tanto, este es uno de los riesgos que enfrenta la Homonota taragui según advirtió el grupo de investigación, siendo vulnerable a los pequeños cambios que pueden ocurrir en su entorno, lo que puede causar la extinción de esta lagartija en su totalidad.

La investigación fue realizada por Azul Courtis, Rodrigo Cajade, José Miguel Piñeiro, Alejandra Hernando, Simone Santoro y Federico Marangoni, y fue publicada en inglés recientemente en la revista Anales de la Academia Brasileña de Ciencias (ABC), la publicación científica más antigua de Brasil. 

Estaciones 

Como la máxima frecuencia de ocurrencia de la especie fue en invierno, el equipo sugirió que los individuos aprovecharían estos refugios para la termorregulación, durante los meses más fríos, debido a que las pequeñas rocas apoyadas sobre losas reciben radiación solar y tienen mayor temperatura y en la noche retienen el calor, originando un microclima adecuado para el establecimiento de geckos. Estos mismos patrones estacionales se encontraron en otras especies de geckos que viven en afloramientos rocosos de Australia, donde los registros de individuos durante el verano se redujeron hasta en un 74 % en comparación con la primavera. 

También señalaron que los geckos se refugian en las grietas de las rocas grandes cuando las temperaturas son muy altas, ya que es probable que las grietas estén considerablemente más frías que las rocas superficiales y, de esta manera, evitarían el sobrecalentamiento.

Hábitat y aislamiento

El relieve topográfico del Paraje Tres Cerros, el único lugar donde se halló a esta lagartija en estudio, está formado por tres afloramientos rocosos, conocidos localmente como “los cerros”: Nazareno (83 hectáreas), Capará (79 hectáreas) y Chico (34 hectáreas). Estos afloramientos rocosos consisten en rocas de arenisca de cuarzo del jurásico tardío y cretácico temprano, de la formación estratigráfica Botucatú. 

Son las únicas elevaciones de la región, representando cerros aislados que se elevan sobre una planicie inundable. La vegetación arbustiva escasa con pastos caracteriza la vertiente norte, mientras que en la vertiente sur hay parches dispersos de bosque hidrofílico. 

La Homonota taragui presenta una distribución geográfica sumamente reducida, y lo sorpresivo es que sus poblaciones no tienen relación. Los cerros Chico y Nazareno están separados 1 km entre sí por pastizales, cultivos de cítricos y ganado, sin disponibilidad de microhábitats que permitan el flujo entre poblaciones. Incluso, el cerro Capará, donde se presenta la tercera población conocida de esta especie, se encuentra a 6 km. 

Este estudio confirmó la ausencia de flujo entre poblaciones ya que no se encontraron individuos con marca de una población a otra, siendo este aislamiento un factor que favorece la vulnerabilidad de la especie. En las lagartijas se han reportado las consecuencias desventajosas de la endogamia y la disminución de la variabilidad genética, como malformaciones o disminución de la supervivencia de los individuos, y la aparición de genes recesivos deletéreos. 

Dimorfismo sexual

El dimorfismo de tamaño sexual es un fenómeno común en las lagartijas. Uno de los factores como promotor en la evolución del dimorfismo sexual del tamaño es la selección sexual. Según esta teoría, los machos deberían ser el sexo más numeroso y deberían exagerar los órganos relacionados con el éxito de la rivalidad y/o territorial en linajes que exhiben agresión entre machos. 

Esta investigación encontró que los machos tienen cabezas más anchas que las hembras y sugirieron dos posibles explicaciones para esta diferencia en el tamaño de la cabeza a favor de los machos. 

Primero, dentro de la teoría de la selección sexual, las cabezas de las lagartijas se usan típicamente como armas en los combates. En efecto, la selección sexual beneficiaría a los machos mayores porque los individuos grandes tienen una mayor capacidad para desplazar físicamente a los oponentes más pequeños o dominarlos; es decir, este atributo incide en el combate intrasexual. 

En segundo lugar, estas diferencias en el tamaño corporal entre machos y hembras podrían ser consecuencia de diferencias en el uso del recurso alimentario entre ellos, como estrategia para evitar un solapamiento en el nicho trófico. 

Otra posible causa de la reducción en la pronunciación de otras características dismórficas (ya que solo se diferencian en el tamaño de la cabeza) podría deberse a la falta de variabilidad genética que presentan las poblaciones de Homonota taragui. 

Superviviencia

La supervivencia aparente es mayor en individuos de la población del cerro Nazareno. A su vez, este cerro es el más grande, y se podría suponer que ofrece mayor disponibilidad de recursos. 

Por el contrario, el cerro Chico al tener menor tamaño, puede estar provocando una mayor competencia intraespecífica por los recursos, lo que se refleja en una menor supervivencia de los individuos.

Métodos de estudio

Los censos se realizaron durante 5 días todos los meses desde abril de 2015 hasta abril de 2017. Muestrearon dos poblaciones de Homonota taragui: la población Chico y la población Nazareno, ambas ubicadas dentro de un área de conservación privada. 

Realizaron la búsqueda de individuos de la siguiente manera: censaron a lo largo de transectas los microhábitats potenciales, es decir, caminaron por la ladera y la cima de cada cerro en los lugares donde se encuentran las rocas sustentadas por grandes bloques. 

Como cada viaje de muestreo duró cinco días, cada día se buscaron individuos en diferentes sitios, de modo que se pudo cubrir la totalidad de cada uno de los cerros (ya que son pequeños y el más grande tiene solo 83ha). Determinaron esta metodología a partir de un estudio preliminar que mostró que estos geckos no se encuentran en otras áreas. 

Para cada muestreo mensual, dos personas realizaron las transectas durante seis horas, lo que resultó en un esfuerzo de muestreo de 144 horas para cada una de las dos poblaciones de estudio. Se tomaron diez medidas morfométricas y determinaron el sexo de los ejemplares capturados evaluando visualmente la presencia (machos) o ausencia (hembras) de los hemipenes. 

El sexo fue corroborado adicionalmente en algunas hembras, por la presencia de huevos por inspección visual y palpación durante el período reproductivo. 

Los especímenes capturados se marcaron individualmente mediante el uso de códigos de recorte de dedos, lo que les permitió a los investigadores realizar un análisis de marca-recaptura y, en un futuro, estimar la edad del individuo mediante el método de la esqueletocronología. Es la herramienta más comúnmente utilizada para evaluar la estructura de edad de anfibios y reptiles, proporcionando estimación de edad a través de medios no letales. 

La ventaja de esta técnica de marcaje es que no afecta la actividad de las lagartijas y que es una marca permanente. Registraron la ubicación exacta de los individuos capturados mediante un dispositivo GPS Garmin (e-trex Legend H). Inmediatamente después de la medición morfométrica, liberaron a los individuos en su microhábitat original (bajo la misma piedra donde habían sido atrapados).

Conservación

Los estudios de ecología de poblaciones sobre la estructura y dinámica de las poblaciones biológicas proporcionan información esencial y valiosa sobre las especies objetivo. Las políticas de conservación efectivas pueden planificarse solo después de una comprensión clara de los procesos ecológicos y la evaluación de los parámetros demográficos que subyacen a la dinámica de población de una especie. 

La estimación cuantitativa de las tasas vitales de la población, como la natalidad, la mortalidad, la inmigración y la emigración son, por tanto, especialmente relevantes para las especies amenazadas. Las especies endémicas, a menudo poco estudiadas, son intrínsecamente vulnerables porque el área de distribución restringida limita su capacidad de resiliencia a los cambios ambientales.

Inselbergs

La evolución de especies endémicas se ve favorecida en ecosistemas discretos, con un grado de contraste medio a alto con respecto a su matriz circundante. En algunas áreas, la superficie irregular de la tierra puede actuar como una barrera geográfica para el flujo de genes y promover la evolución del endemismo. 

Las especies endémicas se encuentran a menudo en inselbergs (del germánico “isla-montaña”), que son montañas solitarias, generalmente monolíticas o grupos de montañas que se elevan abruptamente desde las llanuras circundantes, como afloramientos rocosos. Estas características geológicas que sobresalen de la superficie terrestre circundante se comportan como verdaderas islas geográficas.

En estas áreas, la combinación de condiciones ambientales únicas (por ejemplo, microclima y suelo) y comunidades bióticas a menudo da como resultado hábitats ecológicamente singulares. Los inselbergs proporcionan un conjunto de microhábitats disponibles para muchas especies animales, varias endémicas. 

Las condiciones ambientales de los inselbergs son únicas en términos de radiación de calor desde la superficie de la roca después de la puesta del sol, alta temperatura durante el día, abundante disponibilidad de agua, alta humedad y varias otras características estructurales.

Hay casos de especies endémicas en inselbergs para especies del género Homonota (H. rupicola y el microendemismo de H. taragui). El género Homonota (Phyllodactylidae, Squamata) comprende 13 especies de lagartijas nocturnas y terrestres distribuidas en Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. 

La distribución más pequeña conocida de este género es la de Homonota taragui: menos de 2 km². Sin embargo, debido a la falta de estudios científicos sobre este taxón, la distribución geográfica de algunas especies del género Homonota (fasciata, horrida, septentrionalis, marthae) es aún vagamente conocida. Todas las especies de Homonota son ovíparas e insectívoras, en su mayoría terrestres y capaces de colonizar diferentes ambientes, como hábitats arenosos, hojarasca húmeda y hábitats rocosos.

Albinismo

Registraron un ejemplar albino de Homonota taragui el 4 de octubre de 2013, debajo de una roca en el cerro Capará y lo fotografiaron. El ejemplar registrado presentaba un albinismo parcial; observaron que la coloración de los ojos era normal.

El albinismo en la H. taragui podría estar relacionado con sus hábitos nocturnos y sigilosos, ya que diferentes estudios sugieren que la frecuencia de ocurrencia de animales albinos en la naturaleza se ve favorecida en animales que muestran menor dependencia al camuflaje para sobrevivir.

Por otro lado, los animales albinos aumentan en poblaciones fragmentadas por causas naturales o por efecto humano, provocando endogamia y un aumento en las posibilidades de expresión de alelos recesivos como los del albinismo y otros rasgos deletéreos congénitos, produciendo una reducción en la supervivencia.

El equipo científico concluyó que el registro de albinismo en Homonota taragui debe considerarse un llamado de atención sobre su estado de conservación, y una motivación para promover estudios sobre la genética poblacional y de conservación de esta especie microendémica.

Biodiversidad única

Para preservar y continuar estudiando las particularidades de este ecosistema, que está conformado por islas rocosas que alcanzan una altura de 179 metros sobre el nivel del mar y son las únicas elevaciones de este tipo en Corrientes, en 2014 se creó una reserva natural que abarca a dos de los tres cerros: Nazareno y Chico. En agosto de 2016 se dio un paso más para la valorización de este espacio, con la habilitación de un circuito ecoturistico, que permite el desarrollo de visitas guiadas, que están a cargo de equipos que fueron especialmente capacitados por los científicos.

Aunque existen antecedentes de campañas de botánicos que realizaron colecciones y descripciones de especies endémicas en la década del 70, el nuevo impulso a la investigación en los Tres Cerros empezó en 2010 cuando el investigador asistente del Conicet en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), Rodrigo Cajade, visitó por primera vez el paraje y puso al descubierto un lugar inexplorado para la zoología.

“Como biólogo conocía los ecosistemas que funcionan como islas, como las elevaciones rocosas aisladas, que suelen presentar características únicas, por lo que me puse a buscar el punto más alto de Corrientes y apareció este lugar. Los resultados me sorprendieron desde el principio y ya en la primera campaña encontramos una especie endémica y nueva para la ciencia, una lagartija nocturna conocida vulgarmente como ‘gecko’, que posteriormente describimos y clasificamos con su nombre científico como Homonota taragui”, explicó.

Los estudios permitieron identificar más de 60 especies de anfibios y reptiles, 50 de peces y alrededor de 200 aves y 22 de mamíferos. En tanto, equipos del Instituto de Botánica del Nordeste (Ibone) retomaron las líneas iniciadas décadas atrás, lo que permitió contabilizar alrededor de 300 especies de plantas, entre ellas 50 que corresponden a árboles.

Se estima que en los últimos seis años más de 20 investigadores del Conicet se adentraron en los cerros, ubicados a 27 kilómetros del pueblo de La Cruz. “Las campañas generalmente duran una semana, que es un tiempo que permite instalarse en el lugar y tomar las muestras para el desarrollo de otras líneas que están abordando los becarios, que abarcan desde biodiversidad de anfibios y reptiles hasta la ecología poblacional de la especie endémica de lagartija”, agregó Federico Marangoni, investigador adjunto del Conicet en el Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias Exactas de la Unne.