José Luis Zampa
No es necesario tomar un fusil y marchar al frente para ayudar a las víctimas de una guerra. Lo acaba de demostrar el actor norteamericano Tom Hanks, quien decidió subastar uno de sus automóviles antiguos a fin de recaudar fondos para los soldados estadounidenses heridos en el cumplimiento del deber.
El gesto del ganador del Oscar, protagonista de numerosos éxitos de taquilla, se produjo en medio de la conflagración que tiene a Ucrania invadida por Rusia, en un escenario bélico al que numerosas celebrities decidieron sumarse como combatientes voluntarios. Actores, presentadores, influencers y famosos de distintas esferas se han incorporado a las fuerzas ucranianas, según dicen, en defensa de la libertad.
Quizás armarse para acudir en auxilio de un país sometido pueda adquirir connotaciones altruistas en medio de las calamidades que está cometiendo el ejército ruso, pero el nulo adiestramiento militar de estos inexpertos supernumerarios —por lógica— representa un problema para las fuerzas profesionalizadas de Ucrania por cuanto reciben personas sin experiencia cuya presencia, llegado el caso de una situación límite, puede convertirse en un contratiempo en el fragor de una batalla.
Hanks decidió ir por la tangente y dar una mano desde su pasión por los automóviles de época. Poseedor de una interesante colección de clásicos, decidió vender al mejor postor un vehículo estrechamente relacionado con la lucha por la reconstrucción que emprendieron las naciones del este europeo al finalizar la Segunda Guerra Mundial, muchas de las cuales quedaron convertidas en satélites de la por entonces poderosa Unión Soviética.
El protagonista de “Rescatando al soldado Ryan” y “Forrest Gump” decidió donar a una fundación benéfica lo recaudado por la puja de un modelo emblemático en los países del ex Pacto de Varsovia: un Fiat Polsky 126, algo así como el hermano menor del Fiat Spazio que alguna vez se produjo en la Argentina. Esta versión de menor envergadura y nada más que medio litro de cubicaje, fue fabricada en Polonia bajo licencia de la marca italiana.
Se trata de un vehículo sumamente austero con motor de solo dos cilindros que sirvió para motorizar a las familias polacas, húngaras y soviéticas en la década del 80. El actor se encariñó con el modelo (según cuenta el sitio digital “Dinero en Imagen”) hace varios años, cuando rodaba una película de Budapest. Al pasar cerca de un Fiat 126 rojo, en plena calle, posó para sus redes sociales y posteó la foto con la frase “conseguí un auto nuevo”.
Una fanática del actor (según relata el diario Infobae) al notar su fanatismo por los autos, decidió comprar un auto de la misma marca e idénticas características que el de la fotografía viral y se lo hizo llegar. Después de ciertos rodeos el actor aceptó, pero con la condición de que la unidad permaneciera en su lugar de origen mientras era restaurada hasta quedar como salida de fábrica por el taller especializado Bielsko-Biala.
Después de un año de intenso trabajo, el Fiat Polsky recuperó su lozanía de juventud y pudo ser disfrutado por Hanks en distintos eventos, hasta que llegó el momento en que el bueno de Tom, al parecer, tenía pensado desde un principio: encontrarle un destino que fuera provechoso para el prójimo.
Así fue como contrató los servicios de un corredor de remates y logró multiplicar el valor del pequeño vehículo, ya que fue adquirido por un coleccionista privado en 81.500 dólares, siendo que la cotización de mercado del modelo en cuestión no supera los 500 dólares. El auto, evidentemente, adquirió el valor intrínseco de haber pertenecido a una estrella del cine mundial, condición que se puede constatar en un placa especialmente diseñada y colocada por el taller de restauración, en la que puede leerse “Bielsko Biala for Tom Hanks”.
El dinero de lo recaudado fue cedido por el actor a la fundación Elizabeth Dole, dedicada a la asistencia de víctimas de la guerra. Y de esa manera, contribuyó a paliar los efectos de la violencia belicista sin formar parte de ninguna batalla.