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Josefa “Pepita” Derqui, la olvidada hija correntina del presidente

 La dama de la élite de Corrientes del siglo XIX que se refugiaba en el campo en Santa Catalina hasta que la soledad y su situación económica empeoraron. 
 

Por El Litoral

Domingo, 19 de junio de 2022 a las 01:00

Verónica Tossutti
@verotossutti

La correntina que vivió toda su vida a duras penas alejada de la sociedad. La historia de Josefa “Pepita” Derqui, la hija del primer presidente de la Confederación Argentina, Santiago Derqui. La mujer nació en el seno de una familia adinerada en 1852, pero en su infancia sufrió un drástico cambio en su vida y su refugio por muchos años fue una chacra en Santa Catalina donde pasaba el tiempo junto con los caballos y animales de la granja. 

La familia pasó de tener el puesto más elevado de la vida nacional a la más extrema pobreza. Santiago Derqui presidió la Confederación solo por dieciocho meses entre 1860 y 1861, renunció su mandato después de ser derrotado en la batalla de Pavón. Se exilió en Montevideo, Uruguay, debido a que en el país era considerado una persona non grata por su accionar. Josefa era la hija mayor de seis hermanos, cuando ella tenía 13 años tuvo un matrimonio arreglado con Wenceslao Díaz Colodrero Anzoátegui, quien era 26 años mayor. Este fue senador nacional de la provincia de Corrientes y tuvieron dos hijos, Eduardo y Santiago.

 Wenceslao falleció en 1876 y, por lo tanto, Josefa enviudó a los 24 años de edad. La joven participaba de la sociedad de beneficencia junto con otras damas de la aristocracia correntina. Luego de la muerte de su esposo, intentó rehacer su vida y las familias de élite le dieron la espalda al considerarla una persona con “poca moral”. Se dice que su destierro no fue voluntario sino  provocado por la sociedad y su mal pasar económico. 

La vida de Josefa transcurrió a fines del siglo XIX cuando el pensamiento tradicional de la época era conservador y cuestionaba estas acciones. 

Uno de los únicos autores que escribió sobre su vida es el historiador, escritor y licenciado en Bibliotecología y Documentación, Mario Tesler, quien contó las penurias por las que tuvo que pasar Josefa “Pepita” Derqui. En la que relata que ya de adulta abandonó Corrientes para irse a Buenos Aires y luego de un tiempo se trasladó a la localidad de Derqui para pasar sus últimos días allí. Por un largo período vivió en la casa de un catalán que alquilaba habitaciones. Al principio rentó una, pero luego se quedó sin dinero y dejó de pagarle. Su desidia fue tal que el hombre la ayudaba con comida y tenía dos asistentes mujeres que la cuidaban. Tesler contó a El Litoral: “La idea de escribir la historia de Pepita nació un día en que recorriendo el cementerio de Pilar, visualicé una placa en la que tenía el nombre de Josefa Derqui y explicaba los motivos del por qué esa sepultura era declarada como monumento histórico municipal”. Según relató el escritor, la fosa se encontraba abandonada y deteriorada, pero llamó su atención por la enorme placa que llevaba.

Este autor menciona que el tema trasciende cuando ella pide ayuda económica a la lotería. En esa época, solo las personas de bajos recursos realizaban ese tipo de pedido. De esta manera Josefa se sostenía económicamente. Al enterarse de este hecho, el legislador Alfredo Palacios quien, no era partidario de dar pensiones, hizo un proyecto para otorgarle una pensión en reconocimiento por ser hija, esposa y hermana de próceres. Pese a que fue aprobado por unanimidad, Pepita nunca llegó a cobrarlo porque falleció antes.

No se sabe con exactitud cuáles fueron los motivos de su muerte. Pero durante años sufrió una enfermedad crónica que la padecía cada vez más, por lo que buscó su mejor remedio pasando sus últimos días en la tranquilidad del campo. 

Las condiciones de la época y las imposiciones sociales, sumadas a la mala situación económica, llevaron a Josefa a la desidia.

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