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Reserva de Toropí: un viaje increíble para descubrir fósiles en Corrientes

El diario La Nación recorrió la ciudad correntina y ayuda a conocer a los megamamíferos que vivieron en el lugar.
 

Por El Litoral

Jueves, 30 de junio de 2022 a las 02:10

La nota que lleva la firma de Ezequiel Brahim sobre la reserva paleontológica de Toropí, en las afueras de Bella Vista, cuenta que “apenas se ingresa el camino desciende y pareciera que nos sumergimos en una representación a escala del Gran Cañón del Colorado. Torres de tierra que se elevan al cielo, nuestra guía Patricia Canteros va marcando las distintas capas geológicas sobre sus paredes. Desciende en los distintos estratos hasta millones de años de antigüedad. Fósiles de gliptodontes, como descomunales tortugas de más de 4 metros de largo, mastodontes, similares a elefantes pero con colmillos que llegan a los 5 metros de longitud, tigres dientes de sable, que no precisan presentación desde la película “La era de hielo”. Estos megamamíferos van desfilando ante nuestra imaginación a medida que nos sumergimos en la reserva paleontológica Toropí”.
“Habitaron más de 40 especies animales, también hay registros fósiles de algunos vegetales y termiteros”, explica Patricia, quien es guía en Toropí desde 2014. “Vivieron en estas tierras durante el Pleistoceno, que se extendió hasta hace unos 11.700 años. Fue la época de la última glaciación”. Canteros explica que estos conceptos, de extinción y cambio climático, “son mucho más entendibles para los más jóvenes, que lo relacionan enseguida con lo que nos está sucediendo ahora. A los adultos a veces les cuesta más entender estos procesos de cambio”.
Así también, “lo primero que me preguntan es por dinosaurios, que acá no hubo, ya que se extinguieron hace 65 millones de años y las capas más profundas llegan a 3 millones de años en Toropí”, detalla Patricia. “Sí tenemos lo que se conoce como megafauna, en nuestro caso principalmente megamamíferos, que son aquellos que superan los 100 kilos de peso”. Hace algunos miles de años, manadas de toxodontes pisaban la actual reserva paleontológica Toropí. 
Eran herbívoros de aspecto similar al de los actuales rinocerontes o hipopótamos, pero sin parentesco cercano con estos. Con cuello breve, enorme cabeza y patas cortas, dejaron sus huesos extintos sobre esas tierras.
“Ya los locales conocían de un lugar lleno de huesos”, acota Gastón Lanser que acompaña la caminata y nació muy cerca de la reserva, en la zona rural denominada Colonia Progreso. “Aparecían a simple vista, sin cavar. Aunque nadie sabía de qué se trataba”. 
Apenas con la erosión de la lluvia, los esqueletos surgían de la tierra. Ya en la década del 60 se empezaron a realizar estudios científicos que fueron en aumento. “Aparecieron muchos ejemplares de cada especie”, relata Patricia. La última se descubrió en 2013. “Los procesos de sedimentación que sucedieron acá conservaron mejor los fósiles, principalmente porque el río Paraná quedó más lejos”. Pareciera que el propio río se alejó para que los cuerpos de los megamamíferos, al menos por unos milenios, descansaran en paz”.
Luego también cuenta que “uno de los significados de Toropí hace referencia a la pisada de toro, porque “to” es el ruido de la pesuña al golpear el suelo”. Los animales del pleistoceno, los actuales, los que vendrán parecen congregarse en este arroyo seco que despierta con las lluvias. La misma lluvia que destapa los cuerpos dormidos.
Por la reserva paleontológica Toropí y el museo pasaron visitantes de toda la Argentina, pero también de Sudamérica, Inglaterra, Italia, Francia, España, Dinamarca, Suiza, Australia, entre los más de 5000 que llegan cada año. “No solamente turistas nos visitan”, se entusiasma Patricia. “La reserva y el museo tienen un vínculo con el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal - Conicet - Unne), cuyo referente es el investigador Alfredo Zurita”.

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