Un digno Vélez Sarsfield, que le jugó de igual a igual al segundo finalista de esta Copa Libertadores, Flamengo, en el propio estadio Maracaná, luego de caer por 4 a 0 en el cotejo de ida en Liniers, se despidió anoche del certamen con una derrota por 2 a 1 que le mejoró ostensiblemente la deteriorada imagen que había dejado en ese primer encuentro disputado en el estadio José Amalfitani la semana anterior.
Y ahora habrá una nueva final entre equipos brasileños, la tercera consecutiva, el próximo 29 de octubre en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, cuando se enfrenten Flamengo y Athlético Paranaense, que el martes dejó por el camino a su también compatriota, el bicampeón Palmeiras.
Vélez jugó en el Maracaná de la manera que debió hacerlo como local en la ida, porque seguramente así podría haber afrontado una serie más pareja y habría llegado con alguna chance cierta a esta revancha.
Los dirigidos por el uruguayo Alexander Medina no privilegiaron el juego defensivo del primer encuentro sino que buscaron atacar con sus armas; bien que por inexcusable necesidad, pero también por una convicción para animarse a disputarle la pelota, los espacios y el consecuente protagonismo a su encumbrado adversario.
El gol de Lucas Pratto a los 20 minutos de la etapa inicial al mejor estilo del “Oso”, de anticipo tras un centro bajo y preciso de Garayalde luego de despojar del balón al uruguayo De Arrascaeta fue como una caricia al alma y el corazón de los 4.000 hinchas “fortineros” que dijeron presente en Río de Janeiro, y que hasta se animaron a celebrar como si el sueño de una remontada que hubiese pasado a los anales de la historia de la Libertadores todavía fuera posible.
La esperanza se mantuvo viva, hasta que el “verdugo de Liniers”, Pedro, autor de tres de los cuatro tantos en el primer partido y máximo anotador de este certamen con 12 tantos, cabeceó una pelota para doblegar al ayer titular Leonardo Burián, reemplazante de Lucas Hoyos.
Pese a salir a jugar casi sin chances al segundo tiempo, Vélez nunca desvaneció sus intenciones de ir en pos del arco defendido por Santos, como si sus jugadores tuvieran anteojeras para no fijarse en el resultado ni en el entorno de más de 60.000 flamenguistas que no paraban de gritar.
Pero al promediar la etapa final volvió a inspirarse Pedro y le permitió al ingresado Marinho, ex Santos, lucirse con un zurdazo alto, ingresando al área grande, que se clavó contra el ángulo superior derecho del arco defendido por Burián.
No se arredró Vélez sin embargo y siguió yendo con máxima dignidad hasta el final, que lo sorprendió recibiendo la gratitud y el reconocimiento de su gente, que por algunos instantes terminó copando el ambiente del “estadio máis grande do mundo” con un reconocible canto de amor por su club, por su equipo y por los colores azul y blanco.