Esta semana debían declarar ante el juez de Garantías, Daniel Insaurralde, los cinco médicos acusados de los delitos de “abandono de persona seguido de muerte y homicidio culposo (mala praxis médica)”. El hecho ocurrió en agosto del 2020, cuando Lidia Ester Espinoza, una paciente de 43 años, falleció en el Hospital San José. El deceso se produjo tras una presunta errónea intervención quirúrgica que le habría provocado una perforación en el intestino.
Sin embargo, tres de los facultativos médicos se abstuvieron de declarar: Gustavo Smith, Marcos Rigoni y Jorge Ruiz.
Mientras que pidieron los aplazamientos de las audiencias los doctores Isabelino Otazú y Adriana Pérez. Las solicitudes les fueron otorgadas, trasladándose las audiencias para el mes de octubre, precisó el portal de noticias Confirmado.
Estuvieron presentes las defensas de los imputados, abogados de la ciudad de Corrientes (Capital) y la querella representada por Rodrigo Nenda.
El juez de Instrucción (hoy juez de Garantías) que entiende en la causa es Daniel Insaurralde, en tanto que el fiscal de Instrucción (hoy fscal de Investigaciones Concretas) es Mauro Casco. La causa se investiga bajo el régimen del anterior Código Procesal Penal.
La causa
La denuncia presentada por la madre de la víctima, Juana Cantero, expresa lo siguiente: “Mi hija, Sra. Lidia Ester Espinoza, el día sábado 1 de agosto de 2020, aproximadamente entre las 20 y 20.30 concurrió para ser asistida al Hospital San José por dolores abdominales intensos. Se le indicó medicación y retorno a su domicilio. El domingo 2 de agosto de 2020 nuevamente concurrió y le fue indicada nueva medicación y retornó a su domicilio. El lunes 3 de agosto de 2020, ya con dolores intensos y desmejoramiento, fue internada en el hospital y luego intervenida por videolaparoscopía, por una presunta patología de abdomen agudo, cuya indicación por dichos métodos resulta inapropiada y desaconsejable”.
“Como consecuencia de esta intervención, resultó la perforación del intestino y consecuente pérdida de materia fecal dentro del abdomen, que luego de la evolución del cuadro generó una gran peritonitis. La paciente, en estas condiciones graves, fue derivada a terapia intensiva en estado de salud crítico producto de esa deficiente intervención (mala práctica)”.
“En este estadio, desde el día lunes, luego de esta intervención fue abandonada a su suerte en la sala de terapias. Prueba de ello es que no recibió adecuada asistencia ni atención médica, lo que se corrobora con los mismos audios de WhatssApp de la fallecida desde su teléfono particular número 3774-508-*** en lo que la misma requería auxilio a conocidos y familiares”.
“Con un proceso degradatorio evidente de su estado de salud producto. Por un lado, de la deficiente e incorrecta intervención y, por el otro, la falta de atención médica adecuada en terapia intensiva, la misma involucionó hasta llegar al día miércoles 5 de agosto de 2020, en la que frente al estado de salud ya gravísimo, los médicos intervinientes decidieron practicarle de urgencia sobre las 11.30, aproximadamente de la mañana, una segunda cirugía con el objeto de reparar los daños causados en forma negligente, imprudente e imperito por la primera cirugía”.
“El cuadro de la paciente era desesperante, a tal punto que la misma imploraba cerca de las 6 de la mañana de ese mismo día miércoles 5 de agosto que la ayudaran porque no soportaba más los dolores”.
Se acredita con prueba de audio de WhatsApp remitido por la misma paciente desde la sala de terapia, en la que requiere a un conocido, el doctor Vargas que “la ayude”, que llamara a la enfermera, y un audio que decía “hola, Enrique”, con gestos de dolores intensos y los ruidos de terapia, “me duele mucho, nadie me da bola, nadie me da bola, no me quieren poner nada, me duele mucho”, quejándose, como instantes previos a su muerte.
Finalmente, luego de esta segunda intervención, el día jueves 6 de agosto, la paciente murió a las 6 de la mañana.
(NG)