La elección del 19 de noviembre pondrá en disputa no solo dos modelos, uno probado y el otro, por conocer, y aunque el contenido de cada propuesta integral es fundamental para los próximos cuatro años, resulta hoy más que antes que lo simbólico puede imponerse sobre lo racional a la hora de emitir el voto.
El docente y especialista de la Universidad Austral Julio Picabea planteó en forma brillante esa discusión y dejó conceptos para tener en cuenta.
“Un interrogante que surge de forma recurrente ante cada elección es aquel que se pregunta por la racionalidad del votante ¿Qué porción ocupa la dimensión o el análisis racional en la estructura lógica de la decisión del votante? ¿Cuánto tienen de prioritarias las variables objetivas que inciden sobre la realidad social, a la hora de formar la preferencia del elector? ¿Cuánto pesa la realidad macroeconómica de un país en la decisión del elector?
La elección general en Argentina nos deja una serie de elementos interesantes para el análisis y que nos ayudan a entender mejor el comportamiento electoral.
En primer lugar, hemos observado que las cuestiones simbólicas son centrales para entender la decisión del votante, prevaleciendo sobre variables objetivas. La dimensión axiológica, que se materializa en símbolos o representaciones, es la que determina la identidad política del votante y en gran medida el direccionamiento del voto. Ideas como la educación pública o la industria nacional, independientemente de los resultados objetivos que pueda arrojar cualquier evaluación de desempeño de una u otra, forman parte de las “ficciones orientadoras”, a decir de Nicolás Shumway, que dan sentido de pertenencia o forman la identidad distintiva de una sociedad nacional.
En otras palabras, desconocer la existencia de estos símbolos aglutinantes, implica desconocer en cierta forma la evolución histórica de la sociedad. La prevalencia del ámbito de la subjetividad en la decisión del elector, ayuda a entender cómo escándalos de corrupción política muchas veces no inciden en cambios drásticos en el direccionamiento del voto.
A partir de lo simbólico es que cada candidato forja su narrativa. La apelación de Sergio Massa a los valores patria, familia y religión, buscan movilizar elementos identitarios históricos presentes en el electorado argentino. Lo mismo ocurre con la defensa de la educación pública y la industria nacional.
Por su parte, el candidato Javier Milei, construye su narrativa a partir del cuestionamiento al fracaso económico del Estado argentino. Este elemento le ha servido para movilizar una percepción de una parte importante de la sociedad, que comparte una valoración negativa frente al Estado. Una nueva ficción orientadora, nacida a la luz de la declinación económica del país en los últimos 40 años. Sin embargo, las críticas a la educación pública o a la figura del Papa Francisco, en el marco de una nación con una fuerte tradición católica, pueden haber condicionado su desempeño electoral.
Otro punto central para entender el comportamiento del electorado está vinculado a la volatilidad del voto. A diferencia del voto “clasista” de la sociedad industrial, rígido y estructurado, la sociedad actual nos muestra un electorado movilizado por elementos identitarios que trascienden el lugar que ocupa la persona en la estructura social, y con mucha propensión a la volatilidad.
Electores que apoyan a quien mejor interpreta su particularismo identitario. De esta forma nos encontramos con sectores de clase media y media alta identificados con la educación pública y la justicia social, y sectores próximos a la pobreza que votan orden fiscal y dolarización.
Lo simbólico, lo identitario y las representaciones históricas son claves para entender la decisión del elector. Esto ha puesto en crisis a los partidos políticos tradicionales. (...) No puede escapar del análisis electoral la geografía de la pobreza en Argentina (...) El denominado “aparato” y el rol de los “punteros políticos” sigue siendo clave para entender la configuración del voto en los sectores socioeconómicamente vulnerables. Si bien se ha observado una buena performance de Javier Milei en estos sectores, la incidencia del clientelismo sigue siendo central.
(...)
En elecciones tan ajustadas, el análisis racional queda desplazado por lo simbólico”.