Comprende un libro escrito por Oscar del Priore, referente a la riquísima vida creativa del Maestro, Osvaldo Pugliese. A su forma personal de ser, a lo que significó para la música ciudadana, y el ejemplo a sus pares al inaugurar de puro solidario, el sistema cooperativo, como forma equitativa de “recompensa” profesional.
Pero antes, nobleza obliga, quiero aclarar un equívoco involuntario cometido por mí, en mi anterior artículo titulado “Con seguridad”, donde expresaba que un libro de tangos, titulado Tango, discusión y clave fue escrito por Ernesto Sábato por su gran amor a la música de Buenos Aires, y en colaboración con Del Priore. Cuando en realidad, simplemente, Editorial Losada, dice en su hoja final, que “en esta colección, Ernesto Sábato. Tango, discusión y clave, como así Oscar Del Priore (Selección y Prólogo) El tango en sus letras.
Salvado el error, hablemos del autor que con solo 16 años de edad en 1960, ganó “Odol Pregunta”, contestando justamente sobre Tango. Hijo de padre locutor, después de 2 años de haber obtenido el premio, cursó para locutor profesional en el Instituto Superior de enseñanza Radiofónica (ISER). Como todo que está en el mettier, recorrió radios empezando por Radio Municipal, se aventuró en colaboraciones en la FM 92,7 Radio de la Ciudad, y “La 2x4”. Entre los años 1974 a 1992, fue el presentador que hacía oír su voz y su saber en los locales tangueros: “El Viejo almacén” y “Caño 14”, como así también de la Orquesta del Tango de Buenos Aires. Hizo periodismo escrito en “Diario El Mundo”.
Dado sus conocimientos, fue sumando oficio didáctico que le ha permitido ser docente de la Iuna Instituto Universitario Nacional del Arte, Liceo Superior del Tango y del Centro Educativo del Tango, como así nombrado Académico de la Academia Porteña del Lunfardo, etc.
Cabe agregar que es autor, de los siguientes libros: Cien tangos fundamentales; Toda mi vida (Aníbal Troilo); La Orquesta del Tango de Buenos Aires; A mí se me hace cuento- Historias ocultas, con Irene Amuchástegui; Inventario del Tango; El tango de Villoldo a Piazzolla; Los cantores de tango; Yo, Gardel, etc.
Osvaldo Pugliese como bien lo acentúa Del Priore, está marcado por su barrio de su infancia, Villa Crespo. Como era costumbre de la época, se ganaba ejecutando el piano en los cines de barrio, poniéndole música al cine mudo de entonces. Ello le permitió codearse con los grandes directores, como Roberto Firpo o Juan Carlos Cobián. A los 15 años tuvo su bautismo de fuego con el tango, adoptando el piano ya que su primer instrumento fue el violín.
Cabe señalar que Juan DÁrienzo, le supo dar un lugar preferencial al piano partiendo de allí el “ritmo infernal”, con que le “azotaba” Rodolfo Biaggi, “Manos brujas”, muncho antes del 40.
Pero el conchabo más serio lo tuvo Pugliese con la bandoneonista, Paquita Bernardo, que hacía presentaciones en el Café Domínguez de la Avenida Corrientes. Entre los 14 y los 15 años, comenzó a componer el más hermoso tango que se haya escuchado: “Recuerdo”. Comenzó tímidamente como una idea en busca de la creación; sus padres y hermanos que lo conocían y lo alentaban pidiéndole que lo tocara, sin hacerse público aún. Dice Del Priore que ese tango vio la luz, estrenado por Juan Bava.
En 1939, después de tantos intentos, Osvaldo Pugliese conforma su Orquesta Típica, tocando de inicio en el “Café Nacional de Corrientes al 974. Arranca con los músicos, Bandoneones: Enríque Alessio, Osvaldo Ruggiero y Luis Bonat. Violines: Enríque Camerano, Julio Carrasco y Jaime Tursky. Contrabajo: Aniceto Rossi. Cantores: Amadeo Mandarino y Roberto Beltrán.
Sus cantores, una lista extensa y parcial son enumerados: Amadeo Mandarino, Roberto Beltrán, Augusto Gauthier, Roberto Chanel, Juan Carlos Cobos, Carlos Olmedo, Miguel Montero, Jorge Maciel, Ricardo Medina, Carlos Guido, Carlos Ayala, Alfredo Belusi, Alberto Morán, Jorge Vidal, Gloria Díaz, María Graña, Jorge Falcón, Nelly Vázquez, entre tantos que desfilaron por su orquesta en su prolífica vida profesional. Siendo el último Abel Córdoba.
Uno lo memora a Pugliese por sus clásicos: “Recuerdo”, “La chumba”, sin embargo su gran sentido de actualización sin salirse de esa síncopa dramática que hacía del baile una danza espectral, unidos como en una ceremonia, dio muestra cabal de su amplia visión, supo interpretar clásicos modernistas como “A Don Agustín Bardi”, o “Verano porteño”, sin apartarse un ápice de sus convicciones fundamentales.
Siendo muy chico, viendo a mis padres acometer la tarea urgente de cruzar la pista y asumir al tango de Pugliese, era como si fuesen convocados por algo que solamente el tango podía explicar. Una sola razón, envueltos en ese ritmo sin estridencias, casi aletargado pero haciéndose oír enclavados en una buena razón del Maestro para expresar todo el barrio que desde el piano era capaz de arrastrar todos los instrumentos a su paso. Otro mundo conjugado por un ámbito casi de misterio, paso a paso pero seguro en la convicción de un rito en blanco y negro.
Recuerda el autor nostálgico, hablando de discos: hay varios de ellos que son clásicos, no dejan de pasarse en ningún baile y además son utilizados por las parejas de baile profesionales en muchos de sus espectáculos. Es del caso de “Emancipación”, “Nochero soy”, “La yumba”, ”Recuerdo”, “La mariposa”, y entre otros “Desde el alma”.
Dice la letra en uno de sus versos, que le pusiera Eduardo Moreno al tango de Pugliese, “Recuerdo”:
“Ayer cantaron poetas y lloraron las orquestas, / en las suaves noches del ambiente del placer / donde la bohemia y la frágil juventud / aprisionadas a un encanto de mujer / se marchitaron en el bar del Barrio Sud / muriendo de ilusión, muriendo su canción. /
Evoca, Oscar Del Priore, repitiendo in-mente noches pasadas con Pugliese en “El Viejo almacén”: “Algunas de esas cosas recordaba mientras caminaba por Diagonal, sin poder ocultar las lágrimas que me iban nublando la vista, pero no los recuerdos”.