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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

La isla de los muertos sin nombre

Isla. Se cree que en el misterioso lugar hay enterrados más de un millón de cadáveres.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

En todo el mundo se encuentran lugares donde es habitual ver y escuchar manifestaciones consideradas de indole paranormal, es habitual que donde ocurrieron tragedias, asesinatos y hechos de sangre, estos lugares queden impregnados de dolor, sufrimiento y manifestaciones de las almas que allí murieron, sufriendo y dejando atrás una huella negativa de dolor y muerte. Los cementerios por lo general son el lugar más seguro de encontrar este tipo de manifestaciones, como así también las terapias intensivas de los hospitales y centros de salud, donde hubo miedo, dolor y sufrimiento. A veces por muchos años estas almas permanecen mucho tiempo en estos lugares hasta que asumen su condición de muertos y evolucionan hacia el nivel superior, pero mientras tanto permanecen durante muchos años, a veces cientos, en los lugares que murieron, llámense purgatorio, bajo astral, otro plano o inframundo, según la religión que se profese.

Hay un lugar considerado maldito al que llaman la isla de los fantasmas sin nombre, ubicada cerca de Nueva York, donde son llevados los cadáveres de los cementerios y hospitales cercanos de toda la región nombrada. Se llama Hart Island y todos la conocen como la isla maldita. Donde moran las almas de alrededor de un millón de cuerpos allí enterrados o desechados por distintas circunstancias, donde dicen que hay cientos de manifestaciones fantasmales y paranormales casi a diario y donde según explican los lugareños, los vivos tienen prohibida la entrada.

Hart Island recibe todos los cuerpos que desechan de los cementerios de Nueva York, asesinados, muertos NN, de personas desconocidas o resultado de accidentes que no son reclamados por parientes o familiares. Allí son enviados los cadáveres de los sin techo, indigentes, afrodescendientes y personas que mueren en la calle sin ser reconocidos, borrachos, pobres que mueren sin un centavo, ni familiares que reclamen su cuerpo, en síntesis, sin un nombre, auténticos desconocidos o NN. La isla está a pocos kilómetros de la ciudad de Nueva York, en el lugar denominado Long Island Sound. La vista sobre el mar es espectacular, allí cientos de veleros y pequeñas lanchas cruzan día a día las azules aguas de toda la región, dándoles un aspecto increíble. Pero al margen de este espectacular paisaje, y en un claro contraste, allí se encuentra Hart Island, que según muchos especialistas es una sucursal del infierno en la Tierra, por los hechos increíbles y horrorosos que allí tienen lugar.

Detalles

Cada día, un equipo de presos de Riker Island, la prisión más temida de Nueva York,  es trasladado en un transbordador hasta Hart Island para enterrar los ataúdes de los recién llegados. Son cajones de pino común, identificados solo por un número. Muchos proceden de los hospitales cercanos. Otros, directamente de las morgues de la gran ciudad. Algunos fueron hallados en las veredas, otros ahogados, flotando en el agua. Un dato estremecedor para tener en cuenta: casi la mitad de los muertos sin nombre son niños recién nacidos que solo vivieron algunos minutos o algunas horas. Los restos, son alineados en filas de a tres, en trincheras excavadas por una máquina. Cada fosa puede contener, si los cajones están bien alineados, hasta 1.500 muertos, según datos proporcionados por el diario Wall Street Journal. Un guardia de las cárceles registra cuidadosamente los números de los cajones. Las exhumaciones son frecuentes en la isla de los muertos sin nombre: una nueva autopsia a un cuerpo para resolver un homicidio, el pedido de un familiar que apareció demasiado tarde para reclamar a un pariente, alguien que quiere determinar el ADN en una causa judicial. Los detenidos que participan en este insalubre y peligroso trabajo, reciben 40 centavos de dólar por hora trabajada. Al respecto, uno de los guardias y controladores de los que participan en esta tarea nada agradable, explica que “Es un trabajo que solo puede ser realizado por personas de estómago fuerte, ya que las exhumaciones son la peor parte de esta tarea nada grata.” El acceso a la isla está prohibido para el común de la gente. En la playa hay un cartel que dice: “Peligro. Area restringida.”

Hart Island es un cementerio desde 1869, la isla fue testigo en su macabra historia de los grandes horrores dela humanidad, fue un campo de concentración para soldados confederados, lugar para enfermos de fiebre amarilla, prisión para soldados alemanes en la Segunda Guerra Mundial, base para misiles y centro de rehabilitación para soldados y drogadictos. Ninguno de los males de este siglo quedó afuera de Hart Island, en sus diversas encarnaciones. Pero la peor parte para los detenidos que allí trabajan, es la actual. ”No pasaría una noche en esta isla aunque me paguen un millón de dólares en oro” dijo uno de los presos. El caso fue que una vez que el barco que tenía que ir a buscarlos para traerlos de vuelta a la prisión, no pudo hacerlo porque sufrió un desperfecto en el motor y recién pudo hacerlo en las primeras horas de la mañana siguiente, por lo cual todos, incluídos los guardias y policías de custodia, debieron pasar la noche en la isla, a la espera que los rescaten al día siguiente. Pasaron una noche de terror, donde tuvieron todo tipo de experiencias, vieron figuras fantasmagóricas, espectros que gritaban y figuras que se desplazaban por todos lados, luces que aparecían y desaparecían en segundos. Voces y gritos de dolor y todo tipo de fenómenos que se pueda imaginar. Nunca nadie de los que integró esa partida quiso volver a la isla, a pesar de la buena paga ofrecida. Incluso hubo un preso joven que a raíz del susto y estado de shock que atravesó, al día siguiente amaneció con el cabello totalmente blanco, fenómeno atribuído al estado de susto que atravesó. A raíz de todos estos hechos ocurridos y que no pudieron ocultarse, es que las autoridades decidieron que nadie permanezca en la isla durante la noche, prohibieron totalmente que esto suceda. No obstante eso, durante la jornada de trabajo diurna se registraron algunos hechos anormales que pusieron en alerta a quienes estaban allí. Un lugar nada recomendable para ir a pasear donde se da un verdadero festival de fantasmas y una prueba irrefutable de la vida en el más allá, para aquellos que no creen.

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