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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

Guillermo Osnaghi y su pasión por el Ford A: “Conducirlo enseña a manejar mejor”

El intendente de Paso de la Patria concurrió a los estudios de El Litoral Radio como invitado de honor del programa “Combustión Interna”, oportunidad en la que analizó asuntos de actualidad relacionados con el tránsito pero también relató anécdotas con el auto de sus amores, el Ford A. Consideró que es un canto a la simpleza y que manejar un clásico puede ser una buen recurso para conducir con mayor seguridad vehículos actuales. 

n En 1926 Henry Ford había comprendido que el buque insignia de su empresa, el modelo T, auto que cambió el paradigma de la movilidad mundial, había cumplido un ciclo. Después de 19 años en producción interrumpida y más de 15 millones de unidades salidas de distintas líneas de montaje (incluso de la antigua planta Ford del barrio de La Boca), el T seguía siendo tan confiable como siempre pero había sido superado tecnológicamente por sus rivales de General Motors, Dodge, Whippet y Rugby, entre otras marcas que evolucionaron hacia la transmisiones de marchas escalonadas.

La respuesta del gigante industrial que ya era Ford llegó a fines de 1927 con el modelo A, un vehículo con la esencia popular de su antecesor pero con mayor habitabilidad, mejor tenida general y el gran salto: en vez del sistema semiautomático epicicloidal del Ford T, el A traía una caja de tercera cuya facilidad de manejo llevó los usuarios a elegirlo.

Miles (o si se quiere millones) de conductores dejaron el T y pasaron al A con las ventajas que ello implicaba, con distintas opciones de carrocería, desde configuraciones con techo duro y cuatro puertas, otras de dos puertas, coupés hardtop, convertibles o roadsters y el más conocido de todos: el phaeton, una versión que conjugaba el placer de los descapotables con el utilitarismo de los familiares. Dos en uno, ya que su techo de lona podía plegarse por completo y sus ventanillas (del mismo material) se podían desmontar y guardar para los tiempos fríos.

Para saber más sobre este icónico producto de Ford, el segundo más conocido de la marca en la era vintage del siglo pasado, había que abordar a un experto en el modelo como es el caso de Guillermo Osnaghi, intendente de Paso de la Patria pero al mismo tiempo apasionado por los vehículos antiguos y ex presidente del Club de Autos Clásicos de Corrientes en tiempos idos, cuando quien esto escribe se desempeñaba como secretario de aquella añorada entidad.

Guillermo fue el invitado de honor a “Combustión Interna”, el programa sobre automóviles y seguridad vial que se emite por El Litoral Radio todos los viernes desde las 20, oportunidad en la que recordó las aventuras protagonizadas con distintos modelos de Ford A que, en distintos momentos de su vida, pasaron por sus manos para ser restaurados, conducidos y disfrutados.

“Puedo decir que es un auto único por su simpleza, pero también porque si está en buenas condiciones mecánicas perfectamente puede desenvolverse en el tránsito actual. Especialmente las evoluciones más recientes, de los años 29, 30 y 31, cuando le fueron incorporadas mejoras como los frenos hidráulicos”, relató Guillermo en diálogo con este cronista.

Osnaghi, quien remarcó la importancia de conducir un clásico en razón de la experiencia de aprendizaje que proporcionan los autos de otros tiempos, consideró que “si todos manejáramos nuestros vehículos actuales con el mismo grado de atención y concentración que demanda un auto fabricado sobre conceptos de hace un siglo atrás, disminuiríamos mucho los índices de siniestralidad”.

En ese sentido, “el Ford A resulta ideal como escuela de manejo porque es un auto con mucho torque en baja, con motor de 2,9 litros de cilindrada pero con nada más que 20 caballos de potencia, con lo cual no queda otra que ser prudente. La velocidad crucero ronda los 60 kilómetros por hora, que son suficientes para pasarla bien al volante sin molestar al tráfico ciudadano. Y todo esto con la ventaja de sumar habilidad en materia de maniobras como el estacionamiento, anticipación de los frenajes y midiendo mejor los tiempos para un sobrepaso seguro”, añadió.

El intendente de Paso de la Patria supo tener un Roadster 1929 y actualmente posee una baquet 1930 que fue construida por un especialista de la ciudad santafesina de Tostado. Hasta allí solía viajar en compañía de su gran amigo Jorge Vertiz para seguir el paso a paso de la resucitación de dos vehículos: el suyo y el de Jorge, un esplendoroso Chevrolet 30 de seis cilindros que luego de su lamentable fallecimiento en pandemia pasó a manos de otro común amigo, Andrés Irigoyen.

“Así pasa con los clásicos. Nos sobreviven y estoy seguro de que tendrán mucho más para dar aun cuando sus dueños actuales ya no estemos. El caso de nuestro querido Jorge es un ejemplo, porque se ha ido pero sigue presente en el recuerdo que nos despiertan los autos que amó”, reflexionó Guillermo.

En cuanto al Ford A, Osnaghi propuso a ese modelo como un auto “ideal” para la iniciación en el mundo de los clásicos ya que “es de mantenimiento económico y sigue siendo pintoresco aunque la estética sea una materia pendiente, porque también se puede cumplir el sueño de tener un vehículo antiguo sin que deba estar inmaculado. El mejoramiento de un auto de tantos años es un proceso que puede durar años y más en los tiempos que corren, con una economía en crisis”, añadió.

Guillermo, al igual que quien suscribe este informe, suele participar de encuentros y competencias de regularidad en distintas ciudades del país. Junto hemos recorrido escenarios como Rafaela, Termas de Río Hondo, Chajarí y Posadas, oportunidades donde siempre dedica una mirada de admiración a los Ford A que se cruzan por su camino

“No dejo de admirarlo. Es un vehículo noble y pensado para durar no solamente década sino siglos. Sus rivales como el Chevrolet Champion, por ejemplo, tenían un sistema de alimentación complicado, con una bomba de vacío conocida como Stewart, mientras que el Ford A lleva el tanque de combustible embutido dentro del torpedo, con lo cual la nafta viaja por gravedad al carburador. Incluso el medidor del nivel de combustible es un flotante que se observa desde el tablero a través de un ojo de cristal. Henry Ford pensaba en todo y por eso sus autos tuvieron tanto éxito a lo largo del tiempo”, concluyó Guillermo.

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Seguridad vial en el Paso

Uno de los apartados que se abordaron en la charla con el intendente de Paso de la Patria fue el del tránsito en la villa turística, cuyo crecimiento ha sido exponencial. En su segundo mandato al frente del municipio, Guillermo Osnaghi se ocupó de la capacitación del personal destinado al ordenamiento del flujo vehicular, especialmente en las temporadas de alta concurrencia turística.
“Queda mucho por hacer, pero si comparamos lo que era nuestra ciudad 10 años atrás con las mejoras que hemos instrumentado en estos últimos tiempos podemos decir que se evidencia una franca evolución. Tenemos un índice de accidentes en retroceso y todo se debe a la gran herramienta que es la prevención, con lo controles de alcoholemia, el trabajo en equipo con la Policía de la provincia y un elemento fundamental como es la educación vial. Nuestros agentes de tránsito están preparados para desenvolverse con ese criterio y tanto los vecinos como los visitantes reconocen esta presencia preventiva en beneficio de todos”, concluyó Osnaghi en “Combustión Interna”.