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Entrevista con sorpresas

Moglia Ediciones
Del libro “Aparecidos, tesoros 
y leyendas”

Sabado, 29 de junio de 2024 a las 20:32

Un conocido periodista local difunde tareas culturales por televisión y redes sociales, invitó a un profesor de la Facultad de Derecho a participar de la misma un miércoles a las 15 del mes de octubre de 2022. La lluvia caía como baldazos de agua a esa hora, necesaria por cierto por la sequía que se vive. El patio de la vieja casona de la calle Salta 459, construida en el siglo pasado bajo la dirección de los arquitectos Gallino y Esteves para la familia del primero, se inundaba, el nublado exigía mayor cantidad de luz para la filmación. 
Los profesionales que acompañaban al periodista prepararon con esmero todos los elementos para la tarea, los ruidos que provocaba la lluvia daban al ambiente una calidez especial, habían pasado meses sin caer una gota, las plantas gritaban auxilio. 
A la apertura de la filmación de la entrevista, el camarógrafo como corresponde hace la señal de a la faena. 
Se desarrollaba sin inconveniente alguno, de pronto sonó un ruido parecido a un disparo de arma de fuego, todos quedaron paralizados ante el evento imprevisible, el camarógrafo se agachó en situación incómoda observando su botella de agua normal sin gas a medio consumir como la culpable del suceso memorable. Entrevistador y conversado advirtiendo la situación continuaron el trabajo haciendo referencia que un espíritu enojado fue el que provocó el evento, como la filmación no se interrumpió, Pepe el entrevistador y Kito convinieron en que no se borraría el suceso. 
En un momento determinado el cuerpo del entrevistado advierte una energía negativa pretendiendo producir algo nada bueno. Como es de suponer, el sujeto bloquea parcialmente la onda perniciosa y culminada la tarea se dirige a la calle, no sin antes advertir que la botella estaba llena de globitos como los que producen las malas ondas o espíritus danzantes en algún lugar. 
Al salir la lluvia había amainado bastante por lo que se dirigió hacia la calle Quintana observando a un colega en su auto. Cuando logró desprenderse de la carga endemoniada -comentarios de Marcos testigo del hecho que comentaba sobre los fantasmas-, un estallido fortísimo se escuchó en la conexión de las redes eléctricas en la esquina del oeste. El mencionado Marcos quedó helado, el entrevistado recuperó su peso liviano de paz espiritual tratando de entender qué ánimo fue el que provocó el estampido irregular e increíble de una simple botella de agua sin gas. Seguramente uno de los que habitan el lugar, sin descanso por su mala conducta en la vida universitaria o personal. De esos hubo algunos que figuran en la lista de los docentes que, como dice una antigua pitonisa, están maldecidos. Viajan en círculos en busca de la luz poderosa del universo para trasladarse al otro portal, no lo logran pues llevan mucho peso de males e infortunios. 
Posteriormente recuperada la calma, el entrevistado escribió sobre un papel algunos nombres, hasta que la pluma se encaprichó en no dibujar las letras de uno de ellos, ese alma en pena por el limbo o lo que fuera quedó descubierto, eso sí fue expulsado del lugar; por ello deberá dirigirse a otros rumbos a tratar de expresar, descargar o lo que sea posible en el mundo mágico natural de la parte de malignidad que no lo deja viajar al más allá. 
No me pregunten porque no les voy a decir. Sienten curiosidad ya sé, pero los que podemos sacar a escobazos a estos malignos, guardamos a veces secretos, se lo debemos al recinto en que se desarrollan los hechos paranormales. 
Algún día lo sabrán.

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