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Un carguero con 2.901 vacas uruguayas desapareció de los radares

Desde hace cinco días el capital del Spiridon II, un carguero con bandera de Togo, apagó los sistemas de rastreo. La nave carga miles de agonizantes vacas uruguayas, originalmente vendidas a Turquía.

Por El Litoral

Domingo, 23 de noviembre de 2025 a las 18:30

Hay numerosas aplicaciones que siguen los movimientos de los miles de barcos alrededor del mundo, pero en medio de ese verdadero 'enjambre' no se sabía este domingo 23 de noviembre donde se encuentra el Spiridon II, el carguero con bandera de Togo que carga miles de agonizantes vacas uruguayas, originalmente vendidas a Turquía, pero que tras el rechazo en ese país por cuestiones burcocráticas, empezaron a deambular por el Mediterráneo sin otro destino que la muerte.

La última información disponible de rastreo satelitales ubica a Spiridon II en el puerto de Bengazi, Libia. Sin embargo, como no actualiza su ubicación desde el martes 18 a las 16.40, no se sabe realmente si está en Libia o en cambio el capitán optó por dejar ese puerto apagando sus sistemas de rastreo, para evitar nuevos capítulos escandalosos a esta historia. Se mencionó a Líbano como posible destino, pero no hay información sobre si esa posibilidad se concretó.

Desde Uruguay se limitaron a señalar que estaban "monitoreando" el tema, pero nada más que eso. Desde Turquía se limitaron a señalar que "no se cumplían requisitos sanitarios", que cumplieron con las normas y que por eso el ingreso de los 2901 animales no se podia autorizar. Así las cosas, la tripulación del Spiridon II debió levar anclas sin destino fijo, el posible regreso a Uruguay lo habrían rechazado porque los animales no sobrevivirían a esa nueva travesía, de manera que hace 5 días que el carguero aparece como presuntamente anclado en el puerto de Bengazi Libia, pero no se sabe si ese dato es real o ficticio.

Encrucijada de la tripulación

Su "silencio" hace que los especialistas en transporte marítimo conjeturen que el capitán del carguero habría apagado los sistemas de rastreo, mientras intenta ver si algún país cercano acepta recibir a los animales, con destino de faena antes que mueran a bordo y deban arrojar los restos al mar.

Lo cierto es que cuesta imaginar las escenas a bordo, mientras se aguarda que el Spiridon II reaparezca en los sistemas de rastreo, tal vez en el Mediterráneo o en alguna otra parte del mundo. Ese será el último capítulo de esta penosa saga de maltrato animal.

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