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Trump profundiza la presión sobre Venezuela, pero Maduro resiste

Una nueva confiscación de un buque petrolero venezolano eleva la tensión en el área. El presidente brasileño quiere abrir un nuevo canal de diálogo con su par estadounidense.
 

Por El Litoral

Domingo, 21 de diciembre de 2025 a las 17:48

En medio de una creciente presión diplomática para hallar una solución a la crisis, Donald Trump pisó el acelerador en su guerra de coacción contra el gobierno de Nicolás Maduro con la confiscación de otros dos buques petroleros este fin de semana.

La incautación de estas embarcaciones, que el chavismo juzga una maniobra de “piratería”, dejó a Caracas bajo una fuerte coerción económica, pero alejó por ahora el fantasma de un ataque militar inminente y bajo un visible impulso diplomático liderado por Brasil.

El presidente brasileño, Luiz Lula da Silva, secundado por su par mexicana, Claudia Sheinbaum, lo transformó en anuncio poco antes de la reciente cumbre del Mercosur celebrada el viernes en Foz de Iguazú. “Estoy pensando que antes de Navidad posiblemente tenga que conversar con Trump otra vez para saber con qué Brasil puede contribuir para que tengamos un acuerdo diplomático y no una guerra fraticida” en la región, afirmó.

Lula lidera hoy los esfuerzos para una salida negociada a la crisis venezolana. El presidente brasileño logró limar su difícil relación con Trump tras la asunción del presidente republicano. La tensión entre ambos quedó atrás. La Casa Blanca le impuso a Brasil elevados aranceles, que finalmente retiró después de un encuentro con Lula durante la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) a fines de octubre en Malasia y una posterior y fructífera llamada telefónica el 2 de diciembre.

Esa eventual mediación, que la Cancillería brasileña impulsa desde hace varias semanas, podría contar con la participación de Qatar, un país árabe aliado de Washington que ya ofreció sus buenos oficios y que tuvo un papel crucial en el acuerdo de alto el fuego en Gaza.

Cómo impacta la confiscación de buques petroleros en el chavismo
Maduro tildó este domingo de “piratería de corsarios” la confiscación de los buques petroleros por parte de Estados Unidos. En un mensaje en Telegram, dijo que los venezolanos están “preparados para acelerar la marcha de la revolución profunda”, sin aludir en detalle a la incautación de una tercera embarcación en el Caribe.

El duro golpe económico provocado a las arcas del chavismo es solo un paso más en esta escalada militar-financiera impulsada por la Casa Blanca que comenzó con el despliegue de una poderosa flota naval en el Caribe sur y el hundimiento de numerosas lanchas supuestamente cargadas de drogas. Pero son muy pocos los que creen que este tipo de maniobras derivará en una “rendición” del gobernante venezolano.

“El madurismo no cae con eso. Se adapta. La gente sí se jode. Pero la mafia no”, dijo a TN desde su exilio en España Andrés Izarra, unexministro de Hugo Chávez y de Maduro que conoce muy bien el entramado de poder de la llamada revolución bolivariana.

El chavismo actúa en espejo con la revolución cubana, que resiste este y otro tipo de embates desde hace más de seis décadas, como una invasión organizada y armada por la CIA en 1961 en Bahía Cochinos y un embargo/bloqueo vigente desde los años 60.

La revolución cubana sigue ahí, más allá de las enormes penurias de su pueblo. De hecho, la época de mayor esperanza real de cambio se vivió tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos bajo el gobierno de Barack Obama. Pero toda esa “apertura” terminó abruptamente con la llegada de Trump al poder en 2017.

Ahora, la presión estadounidense sobre Caracas profundizó el discurso de resistencia ante el avance del “imperio” y desató como nunca antes el folclore y las plumas desgastadas del chavismo.

Maduro habla prácticamente todos los días. No actúa como un presidente, sino como un “showman” o el presentador de un “talk show” ideológico y caribeño. Puede hablar horas en un acto público para su militancia, en actos transmitidos por la prensa estatal y con planos de televisión cortos para mostrar una imagen de masiva asistencia, o en su propio programa de TV.

El líder chavista arenga, llama a la resistencia, cuestiona a la Premio Nobel y líder opositora María Corina Machado, hace chistes, baila, canta, balbucea frases en inglés como “no war”, “crazy war” o “peace” y hasta maneja los tiempos como un buen “anchor” (presentador de noticias) marcándole a un ocasional interlocutor que ya es tiempo de mostrar un video propagandístico. Hasta ha llegado al colmo de enseñarle la mejor forma de aplaudir a un funcionario-espectador que, fuera de cámara, batió al parecer sus palmas de una manera poco convencional.

Así, Maduro tomó la posta de la comunicación chavista que hasta hace muy poco estaba en manos de su número dos y superpoderoso ministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello.

El gobernante chavista resiste en su propio laberinto dominado por una fuerte represión interna, arengas ideológicas y llamados a resistir la avanzada de un “imperio” decidido a quitarlo del medio mientras confisca petroleros y se adjudica ser el dueño del crudo venezolano.

TN

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