Múltiples son las interpretaciones que se intentan desde los analistas a los referentes de los diferentes espacios en cómo se debe explicar el sentido de las últimas elecciones nacionales. Desde Cristina Kirchner con su última carta, en la que entre otras referencias centra la derrota en la provincia de Buenos Aires y como responsable a Axel Kiciloff por las elecciones desdobladas, es decir en tiempos diferentes. Tal vez analizamos desde perspectivas diferentes con la Ex Presidenta, Ella tiene información privilegiada, natural de su posición, que nosotros carecemos. Nosotros pensamos desde la militancia, de la base. En ese punto coincidimos con Taiana, si votábamos todo junto, perdíamos hasta los concejos deliberantes.
Sin embargo, creemos en que hay preguntas que merecen respuestas meditadas y ofrecen un gran marco para la discusión política (sobre prácticas y metodologías) y también de contenido ideológico, para saber dónde estamos parados, cual es el presente que soportamos y como nos proyectamos hacia el porvenir.
En poco más de un mes, se pasó de un triunfo a una derrota en Buenos Aires, mejor decirlo así: “el gobierno obtuvo un sorpresivo triunfo”. Ahora, ¿fue solo la Provincia de Bs as? La Libertad Avanza perdió en casi todos los comicios provinciales y en muy poquito tiempo trasformó esos magros resultados en un estridente triunfo nacional.
Milei defendió hasta donde pudo al “PROFESOR” a “su CANDIDATO” con vínculos comprobados con el narcotráfico y cuando no se pudo más lo entregó, seguramente el imperio metió la mano en la decisión. Un mes antes de las elecciones en un clima de inestabilidad financiera, el dólar se disparaba, las acciones bajaban, los sectores medios acomodados de la sociedad veían peligrar las prontas vacaciones y contaminaban las expectativas generales de un pueblo que está asustado y decidió, pareciera, no dar más cheques en blanco.
Y el imperio volvió a jugar su carta, hacia allá partió Milei y su comitiva, se arrodilló en la sala oval y consiguió el salvataje, entiéndase bien para él y su gobierno y la casi inmediata elección. No sabemos bien todavía que dio a cambio, ellos no dan nada gratis. La estabilidad conseguida sirvió, sin duda sirvió. El peronismo tiene atado al 30 % o poco más del voto ciudadano y no alcanza, ese voto tiene esperanza abraza una ilusión, pero es minoría frente al desencanto que atraviesa a la otra parte de la sociedad, que no ve recambios, que nota soberbia, que se siente frustrada y hasta en muchos casos desilusionada, muchos se quedan en casa no votan. ¿Cómo pretender que el desilusionado pueda influenciar en aquél que recién comienza y está buscando su destino? Seguramente a los políticos que representan el campo nacional y popular le toca recurrir un poco a la psicología social.
El primer dato que emerge con claridad es que el bonaerense votó el 7 de septiembre por la gestión, y también el electorado vio en esa instancia electoral, la oportunidad de marcar diferencias con un liderazgo nacional que había exacerbado antagonismos y había exhibido chocantes rasgos de arrogancia, ignorando sectores, imponiendo candidatos.
No puede subestimarse al electorado, aunque pareciera que no, hace diferencias. En las listas de septiembre encontró a sus referentes, a los intendentes exitosos, aquel dirigente barrial que está en contacto permanente para lo que sea, “el territorial” que le dicen. Hay municipios estratégicos de la provincia de Buenos Aires que no tuvieron ninguna representación en las listas del 26 de octubre. Que no se entienda que cuestionamos la militancia de nadie, solo la metodología electoral. Así y todo, pienso que si se votaba todo el 26/10 igual perdíamos, íbamos a tener menos concejales, menos diputados provinciales en fin menos gobernabilidad para Kicilof, que no fue el único que desdobló lo hicieron todos los gobernadores.
El terremoto fue nacional, Milei ganó hasta en donde perdió, no voy a poner de ejemplo provincias gobernadas por el Peronismo. Tomemos Corrientes mi provincia, el Gobernador también en un poco más de un mes perdió 20 puntos y sucumbió en las principales ciudades. ¿Alguien cree que Valdés perdió popularidad? Ni ahí. Dividió su electorado con LLA y el Peronismo local creció respecto a las provinciales pero muy magra elección frente a otras nacionales en otros tiempos, siendo que en ésta oportunidad estuvieron todos adentro hasta el Frente Renovador. Otro tanto Córdoba y Santa Fe y bueno todas las demás. Fue un terremoto reiteramos, cuando se analiza debe ser mas allá del ombligo del AMBA.
Para la oposición y el oficialismo esta elección tiene determinaciones que hacen a la propia supervivencia. Si el oficialismo, el gobierno, cree que ahora tiene la incondicionalidad de los argentinos está absolutamente equivocado. Hay que ver si logra gobernabilidad y consensos, seguramente lo intente como siempre se hizo billetera en mano, pero también tiene que saber que todo tiene un límite, el de siempre la pobreza, la necesidad insatisfecha, la promesa incumplida. Y es aquí y ahora, no podemos esperar “30 años a ser como Alemania”. Y la oposición que piensa que con Cristina bailando el día que todos los peronistas llorábamos, con el simpático mate de Axel, con la gestualidad de Máximo, sin discusión de proyectos, con el dedo marcando candidatos, sin participación interna y muchas cosas más que hay para decir ¿ofrecemos garantía de futuro? ¿Qué propuesta tenemos para esa servidumbre voluntaria que se presenta como la verdadera fuente de poder de las derechas modernas?
Somos mucho más que una alternancia republicana seudo democrática, pareciera que agotamos el discurso opositor ahí chiquito, con carencia de un proyecto claro y visible que interprete y entusiasme a la mayoría, que explique que es la Justicia Social que proponemos y la Soberanía que nos conmueve. Pareciera que nos molesta un derechoso como Trump porque es Republicano, pero nada decimos cuando se trata de un demócrata igual de yanqui. ¿Se entiende? Para muchos “compañeros” la terminal sigue siendo la embajada.
La derrota electoral nos conduce a personalizar las disputas internas, que Cristina, que Axel que el dedo de no sé quién, lo cierto es que existen razones que van mucho más allá de las apetencias y los intereses personales. Podemos tener expectativas ciertas de volver a ser gobierno como una alternativa menos mala, si fracasa el gobierno. Pero eso no es proyecto nacional, eso es propuesta vacía de contenido. Si es así pondremos a otro Fernández.
Si no comprendemos la responsabilidad de la hora, podremos ser gobierno otra vez, pero no tendremos ninguna posibilidad de realizar los cambios que el país necesita.