n Las disposiciones, leyes y Decretos de su Gobierno son desmentidos enfáticamente por Pedro Ferré. Una cuestión familiar lo arrastró a Madariaga a cometer un error que las “Memorias” de Pedro Ferré, escritas en 1844 en su exilio, hablan por sí sola.
Pedro Ferré se caracterizó por ser un líder político e inflexible, cuya conducta pública estuvo fuertemente influida por su temperamento y su fuerte voluntad. Fue un estratega y organizador de la fuerza militar correntina, y un hombre de profunda fe religiosa que promovió la construcción de iglesias como asimismo escuelas. Su terquedad y su negativa a ser vencido marcaron su liderazgo y sus decisiones políticas en Corrientes. Los médicos de su tiempo lo juzgan como poseedor de una templanza valiosa y todas sus decisiones están respaldada por un examen previo y tendiente a que se ajusten a la República y para él, la Biblia como la Constitución provincial y Nacional, están en un mismo estante de su biblioteca. De ahí que “Sus memorias” traducen la verdad más exacta de nuestra Provincia de Corrientes, y entendemos por qué “Lo de República Aparte”, lo de PATRIA LIBERTAD CONSTITUCIÓN, que si no hay Patria, no hay Libertad, y si no hay Libertad no hay Constitución.
Fue el auténtico constructor de la Organización Nacional, apoyada en la “Libre Navegación de los Ríos” y artífice la Constitución Nacional: “El majestuoso cuadro colgado en un extremo del salón Pasos Perdidos del Congreso Nacional, todos los constituyentes de su tiempo, lo sentaron en la cabecera presidiendo la reunión del 9 de 1853 cuando se jura nuestra carta mayor y el acto se realiza en la ciudad de Santa Fe. Un justo premio y reconocimiento a su labor desplegada, en especial, contra la dictadura y el populismo más aberrante que tuvo el país con Juan Manuel de Rosas. Corrientes fue la única provincia, de las 13 de entonces, que no cayó en las “garras” de este maléfico, ladrón y asesino.
Este prólogo lo hago como umbral de su personalidad, para que los correntinos recordemos las características personales de Pedro Ferré. Su conducta, sus renunciamientos, su instinto y mesura hasta con sus adversarios políticos, que los tenía y los respetaba como ciudadanos disidentes con sus ideas, aunque eran los menos.
¿Por qué el rigor de Ferré en su mensaje a Joaquín Madariaga? – En sus memorias escritas en 1844 dice: “De esta no debe hablar don Joaquín Madariaga, porque contra ella está hoy batallando, luego infaliblemente habla de3 la causa argentina que su tío el doctor don José Francisco Acosta sostenía en el Congreso General del año 1826 en Buenos Aires, que ya he hablado. Luego también don Joaquín Madariaga opina del mismo modo que su tío don José Francisco, y quiere que la provincia de Corrientes se sujete en todo y por todo a Buenos Aires, para que ésta le de hombres que no tiene. No creo que don Joaquín piense hoy como pensaba entonces él y toda su familia, teniendo por oráculo al doctor de la familia, pero sí creo que la prevención contra mí de él y de toda la familia tiene su origen en el agravio que se le había hecho al doctor en quitarlo del Congreso por traidor.
Hoy tiene don Joaquín un doble motivo para odiarme, y es que cree que yo tengo muchas ganas de pasar mi vida gobernando a Corrientes, juzga por sí mismo y es la razón por qué me trata de funesto; y como si mi llegada a la costa del Uruguay (Santo Tomé) fuese con gente armada, y no caminando con muletas, sigue diciendo: reclama vitalmente una medida a más de la ya adoptada contra sus intereses, que anonade para siempre sus indignas (nefandas) pretensiones sobre la provincia.
De lo primero está todo dicho, salvo aclarar que mi presencia en la vida de Corrientes sería para impedir como siempre lo hice las reelecciones, cosa que ya lo hizo - dice Ferré –
El embargo o confiscación de mis bienes puede tener varios objetivos: dos se me ocurren por lo pronto: el primero hacer uso de algunas cosas mías, como mi carruaje que lo usa en la campaña o del juego de tinteros de que se sirve en la ciudad; segundo, repartir mis intereses entre algunos que, halagados de ellos, no querrán restituírmelos, y por consiguiente harán cuanto puedan para que yo no vuelva jamás a Corrientes, procurando persuadir a toda la provincia de la justicia del gobierno en empeñarse en mi anonadamiento, aunque no tenga razón en que fundarlo.”
“El que se acostumbra a mentir, -agrega Ferré- lo hace ya tan sin reflexión, que ni se fija en que aquellos antes quienes hablan conocen la mentira y el objeto de ella.
Conocí todas las causas de don Joaquín en mi contra, como la prohibición de pasar el río Uruguay e internarme en la provincia. Esta como otras tantas, porque teme de mí, sin fundamento, semejante al novio o marido celoso que, a pesar de conocer la honradez de su dama o esposa, se alarma, lleno de sospechas y temores que le hacen preventivamente tomar medidas para que no le hagan ni una guiñada.
Don Joaquín, pues, lejos de obrar por el trámite legal del debido proceso, los ha quebrantado en todo; y cuando debía mandarme comparecer ordena preventivamente que no se me deje pasar el río, y procede al embargo de mis bienes, y en lugar de ponerlos en depósito hace uso de ellos. Muy temprano empieza usted a quebrantar las leyes de su provincia y a manifestar una ambición desmedida, que acredita sus nefandas pretensiones de dominación sobre la provincia.
“¿Querría el señor Madariaga que yo hubiera expedido un decreto de embargo de sus bienes y dado órdenes preventivas para que no pusiesen los pies de aquel lado del Uruguay después de la derrota de Arroyo Grande porque con su cobardía y vileza habían contribuido al sojuzgamiento de la provincia. Más ¿Cómo podía yo tomar esta medida imponente sin oírlos y saber si eran delincuente? Qué dijese de ellos que eran funestos y de maligna influencia, que no correspondían al eminente concepto que la provincia tenía formado de su patriotismo y aptitudes marciales, nada más porqué a mí, por interés particular, se me antojase decirlo. No señor Joaquín. Yo no obro así, ni jamás he castigado a nadie sin que lo haya hecho en cumplimiento de las leyes que juré observar.”
“Déjeme que me acompañe hasta el sepulcro la satisfacción de no haber derramado una sola gota de sangre por crímenes políticos fundados en opiniones. Ni de esto ni de haber perjudicado en un solo real, podré ser acusado, a no ser que lo hagan con la misma injusticia y fundamento con que el señor Madariaga me llama cobarde, vil, funesto, de nefandas pretensiones sobre la provincia y de maligna influencia, y en este caso se sabrá defender como lo hago ahora, pues hacerlo en el idioma de la verdad, yo mismo me basto y me sobro.”
“Me basto con mi oficio” - “Que me llamen, en buena hora: el calafate Ferré, el gobernador maceta, el carpintero, como me han llamado los enemigos de mi provincia, y si quieren llamarme viejo y rengo, háganlo también, pues soy viejo y estoy rengo, y soy carpintero de ribera, y de cuanto quiero de carpintería, y acabo de hacer una carreta para mi servicio, y un carrito para mi familia, por haber perdido, ya he dicho donde, los que tenía: pero no me llamarán degollador, ni ladrón, ni tirano, ni adulador ni cosa que se parezca. Estos títulos son adecuados a otros, que por sus hechos lo han merecido, como merece hoy vuestra excelencia el de detractor y calumniador.”
El exilio en San Borja - Como después de la entrada de los Madariaga a Corrientes ha habido muchos descontentos con su gobierno, sea por motivos que fuese, muchos han venido a parar a este pueblo del Paso San Borja. Todos ellos concluyen con que, porque ellos gobiernan la provincia no quieren ir a defenderlo de sus enemigos. Les hablé como verdadero correntino, haciéndoles ver el deber en que se hallaban, y el ningún honor que se hacían en expresarse de aquel modo. Correntinos que, a pesar de la vejación que sufren, están firmes sirviendo a su provincia.
FUENTE: Historias de Corrientes TV Juan Carlos Raffo